España bate récords de visitantes mientras los sueldos del sector siguen rezagados

En los últimos cinco años, los salarios en el turismo español han avanzado en cifras nominales, pero no lo ha hecho igualmente el poder adquisitivo de sus trabajadores. Entre diciembre de 2019 y el mismo mes de 2024, las remuneraciones subieron entre un 10,2 % en alojamientos y un 19,1 % en hostelería, mientras que la inflación acumulada superó el 21 %. Esto supone que, en términos reales y pese a la cada vez mayor pujanza del turismo en la economía española, los empleados de estas actividades han perdido cerca de un 10 % de su capacidad de compra.

La brecha con la media salarial nacional es significativa. Solo las agencias de viajes (con salarios que rondan los 27.704 euros anuales) se acercan a la media de la economía española (27.559 euros anuales), mientras que en alojamientos (22.700 €) y hostelería (16.777 €) los ingresos son un 25 % y un 39 % inferiores, respectivamente. Este diferencial implica que, incluso en un contexto de récords turísticos, la mayoría de los trabajadores del sector parte de un suelo salarial bajo, lo que limita su capacidad de ahorro y consumo.

Además, el reparto de los costes laborales muestra un patrón preocupante: en alojamientos, los trabajadores perciben un 71,5 % del gasto empresarial, y en hostelería apenas el 72,5 %, con el resto destinado a cotizaciones y otros conceptos. Esto, combinado con una escasa inversión en formación (22,8 € por trabajador frente a una media general de 78,3 €) y beneficios sociales muy por debajo del promedio, refuerza la percepción de que la mejora en la rentabilidad hotelera no se está trasladando a las nóminas.

2025: pujanza del turismo… con brotes de desigualdad

El año 2025 ha arrancado con cifras históricas para el turismo español. España superará previsiblemente los 100 millones de visitantes extranjeros, consolidando su posición como una de las principales potencias turísticas del mundo. El sector aporta un porcentaje creciente al PIB, genera empleo y atrae inversión, y ha sido clave para mantener el crecimiento económico en un entorno global incierto.

Sin embargo, esta bonanza macroeconómica convive con un malestar laboral creciente. Aunque el salario medio pactado por convenio en España subió un 3,46 % interanual hasta julio de 2025—por encima de la inflación del 2,7 %—las mejoras no se reparten por igual. En el turismo, los incrementos pactados siguen siendo insuficientes para recuperar lo perdido en el último lustro, especialmente en actividades como la hostelería, donde los sueldos aún están muy por debajo del promedio nacional.

La paradoja es evidente: el turismo bate récords en facturación y rentabilidad, mientras que la gran mayoría de sus trabajadores sigue viendo cómo su poder adquisitivo apenas se recupera. Esta divergencia genera tensiones laborales, aumenta las demandas sindicales y abre un debate sobre la necesidad de vincular los beneficios empresariales a mejoras salariales sostenibles.

Crece el empleo… pero persiste la precariedad

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2025 muestran que el empleo en actividades turísticas ha alcanzado los 3 millones de ocupados, un 2 % más que en el mismo periodo del año anterior. Además, la tasa de temporalidad se ha reducido hasta el 15,8 %, y el porcentaje de contratos indefinidos ha crecido hasta el 84,2 %. En términos cuantitativos, son cifras positivas que indican una tendencia hacia una mayor estabilidad laboral.

Aun así, la calidad del empleo sigue siendo motivo de preocupación. La alta estacionalidad del turismo implica que muchos contratos indefinidos tienen una naturaleza intermitente o están sujetos a variaciones en la jornada. Además, la baja remuneración y la escasa inversión en formación dificultan la profesionalización del sector y la retención del talento, un problema que a medio plazo podría afectar a la competitividad del propio modelo turístico.

Este contexto reabre el debate sobre la dependencia económica del turismo. Un sector que genera tantos empleos pero con salarios bajos corre el riesgo de anclar a una parte importante de la población activa en la precariedad. Para revertirlo, sería necesario no solo mantener la creación de empleo, sino también aumentar su calidad: mejorar sueldos, invertir en formación continua y promover beneficios sociales que permitan a los trabajadores del turismo vivir con estabilidad y perspectivas de futuro.

Menores fondos a formación y beneficios sociales

La hostelería es también el sector que menores recursos dedicó a formación profesional, con 22,8 euros por persona, frente a los 78,3 euros de media en el conjunto de la actividad.

Lo mismo ocurre con el gasto en beneficios sociales, donde la hostelería queda en la parte más baja de la tabla, con 209,7 euros, menos de la mitad que la media general (518,5 euros).

En este tiempo se ha producido un incremento de precios de los hoteles considerable, superior al 40 % si se mide en términos de ingreso medio por habitación disponible (RevPar), que es el indicador que mejor aproxima la rentabilidad porque tiene en cuenta también la ocupación.

Para el sindicato CCOO, el incremento del precio de los hoteles no se refleja en los salarios de sus plantillas, ya que en 2024 la subida media fue del 1,4 %, mientras que la rentabilidad hotelera se incrementó de media un 6 %, según sus datos.

En el lado opuesto, la alianza turística Exceltur afirma que en el segundo trimestre de este año se ha producido una mejora salarial del 3,3 % en los convenios de hostelería y de transporte y del 3,5 % en las actividades de ocio, por encima del 2,2 % en que se situó la inflación.