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Pequeñas, menos internacionales y poco tecnológicas: los desafíos de la empresa familiar

Las empresas familiares, motor de la economía española, enfrentan tres retos clave: crecer, digitalizarse e internacionalizarse para no quedarse atrás.

Pequeñas, domésticas y poco tecnológicas: desafíos de la empresa familiar
Publicado a 24/06/2025 18:23 | Actualizado a 25/06/2025 18:25

Más pequeñas, menos internacionales y poco tecnológicas. Tres desafíos inmediatos para el futuro de la empresa familiar española, según el Instituto de la Empresa Familiar. Superarlos pasa por facilitar el crecimiento empresarial, fomentar la innovación y abrazar la digitalización como motor de competitividad. No es para menos, ya que este tipo de organizaciones constituyen el núcleo esencial del tejido empresarial español. Según datos de KPMG, representan más del 90 % de las compañías en nuestro país y son responsables del 70 % del empleo privado y del 57 % del Valor Añadido Bruto (VAB).

El crecimiento no solo asegura la supervivencia, también multiplica el valor. Sin embargo, para llegar a ese punto hay que tomar decisiones relevantes: abrirse a socios externos, apostar por mercados nuevos e invertir en tecnología sin esperar un retorno inmediato.

Más pequeñas

El tamaño importa, y mucho. La realidad española es clara: contamos con un perfil de empresas con tamaño reducido en comparación con otros países europeos. Un hecho que explica, en parte, la elevada mortalidad de nuestras compañías. El 94,5 % de las microempresas son familiares, pero solo el 1 % de las grandes empresas lo son.

Las empresas familiares son más pequeñas en empleados, facturación y activos, aunque más intensivas en trabajo. Dimensión y rentabilidad están estrechamente relacionadas: a mayor tamaño, mayor rentabilidad. Las medianas empresas familiares son las más rentables. Cabe destacar que las microempresas familiares son especialmente predominantes en regiones como Galicia (67,4 %) y Castilla-La Mancha (61,8 %).

Juanjo Cano, presidente de KPMG España –consultora responsable del informe Relevancia y supervivencia de la empresa familiar–, señala que la expansión se mantiene como la «gran asignatura pendiente de la empresa familiar», que incide directamente en sus niveles de productividad y competitividad «y, en consecuencia, en los de nuestra economía».

¿Y en qué sectores está presente la empresa familiar? Lo cierto es que son mayoritarias en todos los ámbitos de actividad, excepto en sectores intensivos en conocimiento y tecnología. De hecho, solo un 4,5 % de estas compañías operan en estos sectores, lo que representa un reto estructural importante.

Poco tecnológicas

¿A qué se debe este agujero en uno de los sectores más demandados en la actualidad? La escasa formación, la resistencia cultural al cambio y la falta de orientación tecnológica son las principales barreras. José Vallés, director general de SAP España, opina que la respuesta al desarrollo de la empresas españolas está en la tecnología.

No lo dice solo él, un estudio reciente elaborado por Telefónica señala que las empresas digitalizadas aumentan sus ventas en niveles superiores al 10 %. Según el Ministerio de Transformación Digital, en el caso de las pymes, podría aumentar entre un 15 % y un 25 %.

¿Cómo potenciar esta falta de cultura de la digitalización?

Vallés expresa que «cada vez gana más importancia la colaboración público-privada para dotar de las habilidades necesarias en materia tecnológica a los usuarios empresariales».

Pero, también, de la formación requerida para incrementar el número de profesionales de consultoría y desarrollo tecnológico «que puedan satisfacer la enorme demanda del mercado».

La empresa familiar ha demostrado ser más longeva. Su supervivencia supera en casi cuatro puntos a la de las empresas no familiares. Según los datos, el 77 % de las compañías de este tipo que fueron analizadas en 2015 siguen activas en 2024, frente al 73 % de las no familiares.

Esta mayor tasa de supervivencia, unida al mayoritario carácter familiar de las empresas creadas en la última década (que alcanza el 92,9 %), pueden explicar el aumento del porcentaje de empresas familiares entre 2015 y 2024.

Además, las tasas de supervivencia están correlacionadas positivamente con el tamaño de las empresas: sobreviven el 73 % de las microempresas, el 79,3 % de las pequeñas empresas, el 82,2 % de las medianas y el 83 % de las grandes empresas.

No obstante, esa ventaja histórica no servirá si la empresa familiar no se actualiza. La adaptación, una constante en el mundo corporativo. Como bien saben empresarios y emprendedores, no sobrevive quien más tiempo lleva abierto, sino quien sabe leer los cambios y actuar rápido.

Menos internacionales

La internacionalización, la otra gran conversación que tiene que tener la empresa familiar. Su propensión a exportar es inferior a las no familiares. Solo una de cada diez empresas familiares (10,2 %) exporta sus productos a mercados extranjeros.

También la presencia exterior de las empresas familiares a través de inversiones directas en el exterior es muy reducida: únicamente un 1,1 % de estas empresas tiene filiales en terceros países, frente a un tampoco demasiado elevado 4,6 % de las no familiares. Es decir, que hay pocas empresas familiares españolas con carácter multinacional, lo que probablemente sea consecuencia de su menor dimensión.

Y, de estas, ¿cuáles son las más internacionalizadas?

«Las grandes, longevas y con capital muy disperso», según apuntan los autores del informe.

En cifras, casi el 30 % de las más antiguas lo hacen frente al 5,7 % de las más jóvenes. Esta propensión también aumenta a medida que lo hace el tamaño de la empresa, y pasa del 7,1 % en el caso de las microempresas al 42,8 % de las grandes compañías.

Fondos de inversión

¿Qué ocurre cuando los fondos de inversión entran en el juego? El profesor del área de Empresa, Marketing y Comunicación de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, Fernando Doral, pone sobre la mesa otra tendencia en auge en los últimos años: la entrada de grupos de inversión que adquieren la propiedad de las compañías con el principal objetivo de elevar su valor en el mercado financiero, más que en el desarrollo del proyecto empresarial en sí mismo.

«Esto podría provocar que una parte de los emprendedores que habrían levantado empresas familiares de éxito hayan preferido vender la empresa ante una buena oportunidad, sin que llegue nunca a consolidarse como una empresa familiar, ya que no alcanza una segunda generación», destaca.

Según datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) acerca de la composición de las fuentes de financiación, si en 2010 hasta un 57,8 % de la financiación de proyectos empresariales provenía de la familia, este porcentaje se ha reducido hasta un 9 % en 2021.

«Esto es un indicador de la profesionalización de la financiación de las empresas en detrimento de la inversión familiar. Sin embargo, las fuentes de financiación parecen ser un factor que habla más en contra que a favor de la empresa familiar como tendencia», sostiene el experto y autor del estudio Diagnóstico del futuro de la empresa familiar.

Doral expresa que la empresa familiar como fenómeno empresarial es un concepto complejo: «No existe un consenso absoluto a la hora de definir qué es una empresa familiar». Sin embargo, sí tiene clara una cosa: «Un proyecto empresarial que comenzara su trayectoria en el día de hoy, si dentro de 10 años decidiera vender la empresa a un fondo de inversión, en el año 11 sería una empresa no familiar, mientras que si decidiera hacer el relevo generacional para dejar a cualquier descendiente al mando, se trataría de una empresa familiar».

El futuro es incierto, pero apostar por el crecimiento, invertir en tecnología y abrirse al exterior son pasos necesarios para que estas empresas, muchas de ellas con raíces profundas en sus respectivas comunidades autónomas, puedan mirar con solidez hacia el futuro. La oportunidad está ahí: transformar la tradición en innovación y proyectarla al mundo.

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