Gobernanza corporativa: el secreto del éxito y la sostenibilidad empresarial
La gobernanza corporativa se ha consolidado como un pilar esencial para el correcto funcionamiento y sostenibilidad de las organizaciones. Este concepto, que se refiere a un conjunto de prácticas destinadas a fortalecer la organización alineando los intereses de accionistas, directivos, empleados y clientes con las exigencias y normativas de los órganos fiscales gubernamentales, ha evolucionado significativamente en los últimos años y, en la actualidad, las empresas se enfrentan a una regulación más estricta y a nuevos desafíos relacionados con un contexto económico y social cambiante.
En el caso de España, el marco normativo que articula el gobierno corporativo es robusto e incluye la Ley de Sociedades de Capital, el Código de Buen Gobierno de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y la Ley de Auditoría de Cuentas. Unos instrumentos que buscan garantizar la transparencia, la responsabilidad y la eficiencia en la gestión, pero también promover una estructura empresarial más responsable y ética.

En la última década, este país ha experimentado un notable avance en sus prácticas de gobernanza. De acuerdo con el informe de la CNMV de 2021, más del 80 % de las empresas cotizadas del Ibex-35 ya han adoptado códigos de buen gobierno y el 60 % de sus consejeros son independientes. También se ha incrementado el interés por la sostenibilidad y las inversiones socialmente responsables (ISR); y la implementación de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) ha empezado a considerarse un pilar fundamental para la toma de decisiones.
Todavía quedan desafíos
Sin embargo, aún existen áreas que requieren atención, como la falta de diversidad, no sólo en términos de género (únicamente el 30% de los puestos en consejos de administración están ocupados por mujeres), sino también en habilidades y experiencias. Elegir los perfiles óptimos y su combinación adecuada en los consejos de administración es esencial para enriquecer el proceso de toma de decisiones y ampliar la capacidad de innovación y adaptación de las empresas en un entorno global cada vez más competitivo.
También persisten desafíos importantes en el ámbito de la gobernanza de las empresas familiares. Éstas, que constituyen el 89 % de las compañías españolas y generan el 57,1 % del PIB nacional, se enfrentan a la dificultad de gestionar la transición generacional y profesionalizar su estructura de gobierno.
Otro desafío crucial es la digitalización. La transformación digital ha cambiado radicalmente la forma en que operan las empresas y, con ello, las estrategias de gobernanza, convirtiendo la ciberseguridad en una preocupación de primera línea para muchos directivos, que deben garantizar que sus organizaciones estén preparadas para enfrentar amenazas tecnológicas. Las empresas que no se adapten a esta nueva realidad pueden quedarse atrás; sin embargo, se estima que más del 70 % de las compañías españolas aún no tienen planes claros de transformación digital.
Herramientas para mejor
Para superar estos retos es esencial adoptar un enfoque proactivo en la implementación de prácticas de gobernanza. En este sentido, se podría fomentar la formación continua de los miembros de los consejos de administración sobre temas como la sostenibilidad, la ética empresarial y la gestión de riesgos.
Crear espacios de diálogo entre los distintos actores involucrados, incluyendo inversores, empleados y comunidades locales, puede contribuir a una mejor comprensión de las expectativas y preocupaciones, lo que redundaría en prácticas más responsables y sostenibles.
Además, es aconsejable establecer políticas claras de diversidad y equidad, así como fomentar un clima inclusivo que valore las diferencias, ya que puede ayudar a atraer talento y asegurar que se incluyan múltiples perspectivas en la toma de decisiones.
Mercados cada vez más globalizados y competitivos exigen que las organizaciones españolas adopten un enfoque más sofisticado en materia de gobernanza. Teniendo en cuenta que la regulación seguirá evolucionando y habrá que adaptarse a cambios regulatorios que promuevan prácticas de gobernanza más estrictas, nuestras empresas van a requerir ajustes en la estructura de gobernanza, administración y relación con los grupos de interés.
En este sentido, adoptar buenas prácticas de gobernanza se percibe como una herramienta para la rentabilidad y como un factor determinante para la supervivencia y expansión de las empresas en el futuro, ya que la transparencia, la ética en la toma de decisiones y la rendición de cuentas se han convertido en imperativos para las organizaciones que buscan fortalecer su reputación y garantizar su éxito a largo plazo.
Por ello, debemos pensar que invertir en buenas prácticas no es sólo una responsabilidad, si no que supone una oportunidad para construir un liderazgo sólido, que impulse nuestra organización hacia el crecimiento sostenible y la innovación y nos posicione como líderes responsables en un mundo empresarial cada vez más competitivo.