Turquía, eterno aspirante a la UE, país atractivo para invertir
Turquía es un eterno aspirante a la Unión Europea (UE). Esta en la ‘lista de espera’ desde 2005, junto con otros países como Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia, Albania, Bosnia y Herzegovina, Moldavia, Ucrania y Georgia. Las negociaciones están en suspenso desde 2018 y no parece que se vayan a reanudar a corto plazo.
Su sistema de gobierno es presidencialista liderado por Recep Tayyip Erdoğan después de vencer en las elecciones de mayo de 2023. Renovó el mandato en 2018 y había gobernado como primer ministro desde 2003. Lleva en el poder 21 años.

En términos de inversión, España destacó en 2022 como el mayor inversor extranjero en Turquía, año en el que alcanzaron los 1.480 millones de euros, según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores. En 2023 estas descendieron hasta los 84,7 millones de euros. Estas cifras reflejan la confianza de la comunidad empresarial española en el país mediterráneo.
Sus ventajas para el comercio internacional
Pero, ¿cuáles son las ventajas de este país para el comercio internacional?
La primera ellas es su situación geográfica, «clave para el comercio tanto marítimo como terrestre» explica Cecilio Tamarit, catedrático del Departamento de Economía Aplicada de la Universitat de València (UV). Desde el punto de vista marítimo, el país controla los estrechos del Bósforo y Dardanelos que conectan el Mar Negro con el Mediterráneo. «Además tiene el control de las rutas marítimas que son vitales con Rusia», incide Tamarit.
En el terreno físico terrestre conecta Europa con Asia y es un punto neurálgico en el comercio de Europa, Medio Oriente y Asia Central.
«Todo estas ventajas, –especifica– lo convierten en un hub de primera magnitud».
Economía dinámica
«Su economía está mucho más diversificada de lo que pensamos», aclara Tamarit. Turquía cuenta con una gran industria automotriz de algunas gamas de productos con una más baja calidad de lo que España produce pero es un productor relevante para abastecer los mercados regionales.
Además, es uno de los mayores exportadores mundiales de la industria textil y confección y, poco a poco, ha ido ganando importancia en la producción de electrodomésticos y en electrónica de consumo «con una calidad media-alta y muy competitiva en precio» explica el catedrático de la Universitat de València.
En turismo es una gran potencia y tiene un gran recorrido de cara al futuro. De hecho, es ya uno de los principales destinos turísticos mundiales y «está desarrollando infraestructura turística de manera continua, no solo pensando en el turista internacional sino también en el local porque hay una clase media emergente que lo practica». Dentro de este sector ha ido ganando puntos el segmento salud y por supuesto el cultural y el de experiencias.
El sector tecnológico comienza a despuntar en toda Estambul, ya que se trata de una gran metrópoli con cerca de 16 millones de habitantes «donde se ha ido generando un ecosistema de start-ups y empresas fintech», revela Tamarit.
También tienen mucho peso en la economía turca sectores como la construcción, las infraestructuras y la agricultura.
¿Favorece la inversión extranjera?
Turquía cuenta con un marco legal favorable para atraer inversores extranjeros. De todas formas, Tamarit advierte que «no hay que olvidarse de la inestabilidad política y geopolítica de esta zona del mundo que, en cualquier momento, puede cambiar».
En principio, existe una protección legal que está garantizada para las inversiones internacionales. De hecho, hay libertad para la repatriación de capitales y beneficios.
Existe un proceso simplificado de registro de empresas y están dando incentivos fiscales importantes «como la exención de impuesto de sociedades en algunos sectores que ellos pueden considerar prioritarios», especifica.
También existe una reducción de cargas sociales para nuevas contrataciones, deducciones por I+D y con zonas francas con ventajas fiscales especiales para que se establezcan inversores extranjeros. Igualmente, y según la región donde se implante la empresa pueden contar con subsidios y otro tipo de apoyos.
Sectores más interesantes para nuestras empresas
Los sectores con mayor potencial para nuestras empresas son renovables, digitalización y ferroviario.
España cuenta con empresas de gran calado en infraestructuras y construcción como pueden ser Ferrovial y Acciona que están ganando mercado y contratos en todo el mundo y Turquía está desarrollando o tiene en proyecto grandes infraestructuras de transporte público, ferroviario, puertos y aeropuertos…
Otras opciones para las empresas españolas en Turquía son la puesta en marcha de redes de saneamiento de agua; proyectos de eficiencia energética donde somos muy competitivos; y gestión de residuos y de medioambiente. Además de en otros sectores donde somos líderes en el ámbito internacional como es el agroalimentario o en turismo y servicios.
La mejor opción para establecerse
¿Cuál es la mejor opción para ganar mercado en este país? Tamarit explica que la mejor opción para las empresas españolas es implantarse en el país de la mano de un socio local «porque conocen mejor el mercado y tienen como objetivo abastecer el mercado local».
En cuanto a la mano de obra, es más barata que la española, «pero tampoco la podemos comparar con la de otros países en desarrollo», advierte el profesor de la UV.
La media de la población es más joven que la española y su formación va en crecimiento. «Cada vez hay más graduados en ingenierías, ha aumentado el número de universidades y han mejorado su conocimiento en idiomas», admite Tamarit.
Todo ello, sumado a salarios muy competitivos, «aunque no son los de la India o de China en un pasado», incide el economista. El coste laboral es menor que la media europea; el salario mínimo es bajo y la contratación es flexible. Su semana laboral es de 45 horas y «no están pensando en reducirla», especifica. Todas estas ventajas dan lugar a que los inversores piensen en Turquía como un destino interesante.
En cuanto a los costes operativos para las empresas como pueden ser el alquiler de naves industriales o los costes energéticos está subsidiados en las zonas industriales por parte del Gobierno. Los costes logísticos también son más reducidos debido a su ubicación estratégica.
Acuerdos comerciales
Turquía es el eterno aspirante para entrar en la Unión Europea suponiendo la incorporación de cerca de 90 millones de habitantes. Sin embargo, en el ámbito de las relaciones comerciales mantenemos un tratado de unión aduanera. Es decir, «económicamente estamos muy integrados», ratifica Tamarit. Sin embargo, el movimiento de capitales y de personas está más controlado. Sobre todo este último aspecto con el fin de evitar grandes movimientos migratorios.
En el caso concreto de España –especifica Tamarit– mantenemos acuerdos bilaterales entre el ICEX y la Oficina de Inversiones Turca para colaborar en el intercambio de información sobre actividades de inversión por parte de entidades empresariales; o un primer acuerdo entre Cofides (sociedad público-privada especializada en la gestión de fondos estatales) y el fondo soberano turco TWF para explorar oportunidades de inversión, con especial foco en sectores ligados a las nuevas tecnologías y la transición verde; y por último, un acuerdo entre la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones de España y la Autoridad de Regulación y Supervisión de Seguros y Pensiones Privadas de Turquía para establecer una base formal para la cooperación y el intercambio de información entre ambas autoridades para la supervisión de las compañías de seguros, especialmente cuando surjan aspectos de carácter transfronterizo.
Tamarit también destaca las inversiones que tiene BBVA en Turquía. Una parte de la inversión de la operativa exterior de esta entidad financiera está concentrada en este país «para bien y para mal», aclara. «Durante muchos años ha ganado mucho dinero. Sin embargo, en estos últimos años hay una mayor inestabilidad». Incide en que la lira turca se ha depreciado mucho. «Por ello, BBVA está intentando diversificar su riesgo hacia Latinoamérica o la OPA sobre el Sabadell« asegura.
¿Se incorporará Turquía a la UE?
A juicio de Tamarit, en este momento no parece una opción factible por la situación geopolítica actual y los movimientos migratorios. Por otra parte, si los conflictos geopolíticos se recrudecen, desde la Unión Europea se intentará atraer a Turquía porque es nuestro socio militar en la OTAN a cambio de ventajas económicas y sociales.
Marco político
Tamarit define a Turquía como una «democracia ‘suigéneris’, algo bastante común incluso en países que creemos que tienen democracias más desarrolladas», recalca. Esta situación podría generar tensiones de cara al futuro ya que hay fundamentalistas que tienen poder dentro del Gobierno y «que no diferencian entre poder político y religioso, una cuestión que el país tenía claro años atrás«, asegura.
En opinión de Tamarit, «la economía turca debería gestionarse de manera más ortodoxa». Recep Tayyip Erdoğan, actual presidente de la República de Turquía, ha estado priorizando el crecimiento de la economía con tipos de interés bajos a pesar de tener una inflación alta en el país.
«Al estar el Banco Central a las órdenes del Gobierno y no ser una entidad independiente ha hecho que la lucha contra la inflación se haya relajado», señala el catedrático de Economía Aplicada en la UV. De hecho, ha sido muy alta en los últimos años lo que ha generado una presión sobre la lira turca muy fuerte, lo que puede afectar a las inversiones en el país.
Zonas hub
Además de Estambul como hub de innovación y crecimiento, junto a ella está Ankara, la capital y ciudad administrativa del país; y Smirna, en la costa del Egeo y con cuatro millones de habitantes, da servicio a una zona turística en pleno crecimiento.
Por otra parte, Turquía es un país seguro al que se puede viajar sin problemas. «Hay buenas carreteras, el interior y la costa están bien comunicados y los aeropuertos son de alta calidad. De hecho, el de Estambul se ha convertido en un hub en el ámbito internacional y buena parte del tráfico hacia Rusia se está desviando a través de esta gran metrópoli», concluye Tamarit.