«Los expertos prevén que la producción va a ser sensiblemente superior a la del año pasado. Si llueve en lo que queda de mes y a principios de octubre se prevé que podríamos alcanzar un 1.600.000 toneladas de aceite de oliva, teniendo en cuenta que la última fue de 853.000 t», revela Rafael Picó, director general de la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva) con quien hablamos sobre sus previsiones para la campaña 2024-2y y cuál es su valoración sobre la que terminará el próximo 30 de septiembre.
Asoliva agrupa a 50 empresas que se dirigen al gran consumidor y también al gourmet. Sus empresas tienen una representatividad del 90% de las exportaciones españolas; y los graneles, dependiendo de los años está entre un 50 y un 55% de las exportaciones españolas. El sector representa entre un 2,5 y un 3% del PIB español.
Pico explica que «venimos de dos años en los que el olivo no ha tenido producciones grandes. Entendemos entonces que está en una situación óptima, descansado con la previsión de la producción al alza a nada que la climatología le acompañe», reconoce.
La tercera más grande de la historia
Incide que «si se confirmara la campaña de 1.600.000 t, sería la tercera más grande en la historia de España». En este sentido, recuerda que la producción tiene lugar entre el 1 de octubre, con los picos más altos en noviembre y diciembre, y si va con retraso se prolongará hasta enero de 2025. Pero, advierte que «si no llueve, la campaña se podría reducir a 1.500.000 t, que seguiría siendo una buena producción».
El stock de aceite no vendido de esta campaña, que asciende a 180.000 t y que sería utilizable para la próxima, se sumaría al 1.600.000 t de previsión de producción. «El productor siempre debe tener un resto de enlace para poder hacer frente a compromisos que hay que abordar durante los meses de octubre y noviembre, porque igual no hay aceite en el mercado hasta finales de noviembre», informa.
El director general de Asoliva señala también que los mercados están necesitados de aceite de oliva debido al descenso registrado en las exportaciones. «Con lo cual, -recalca- habrá que ver cómo se sitúan los costes de producción en origen».
«En todo caso, -subraya- España va a tener aceite de oliva tanto para cumplir con sus compromisos nacionales como de exportación«.
Campaña 2023-24 a punto de concluir
Picó recuerda que venimos de dos años «totalmente atípicos» y que «han sido muy malos para toda la cadena del sector”.
En situaciones climáticas normales, España produce una media de 1.500.000 t de eceite de oliva. En la campaña 2022-23 se alcanzaron las 677.000 t, “lo que supone menos de la mitad”, matiza. Y la que concluye el 30 de septiembre ha ascendido a las 853.000 t, “muy alejado de la producción normal en España”.
Esta situación, matiza, ha ocasionado que «los costes en origen de producción, -el sector productor y el sector primera transformación, que son las cooperativas y las almazaras privadas- se hayan triplicado. Incluso más, porque el precio, en una situación normal era de tres euros y ha pasado a prácticamente a 10 euros. Este hecho ha ocasionado un descenso en volumen del consumo nacional de aceites de oliva en un 36% y las exportaciones han descendido un 38%», corrobora.
Este hecho tiene consecuencias, «además del drama que supone para toda la cadena, pero fundamentalmente para la cadena industrial», reconoce.
Para Picó, «esta situación no es buena para nadie, ni para los agricultores ni para las cooperativas pero estos últimos cuentan con un arma de defensa que consiste en elevar los costes de producción. Sin embargo, el industrial que compra la materia prima y la comercializa, hay que tener en cuenta que cuanto más cara sea el precio o el coste de producción, menos negocio tiene y menos apoyo económico tiene por parte de las entidades financieras».
Con lo cual, aclara, «la situación ha sido muy mala para la industria tanto desde el punto de vista económico como de mercado».
¿Y el comportamiento del consumidor?
Rafael Picó recuerda que cuando hay una diferencia muy importante de precio entre el aceite de oliva y el de girasol, el consumidor, como ha ocurrido este año, se ha decantado por el de girasol, De hecho, se ha producido un ‘sorpasso’ por parte del aceite de girasol del 55% y un 45% a favor del de oliva, “algo que no había ocurrido en la vida”, destaca.
La preocupación de Picó reside en el mercado internacional, “donde esta situación se ha acentuado” ya que en el exterior no están solo los aceites de oliva o de girasol, «compiten con muchísimos otros aceites vegetales y grasas”.
Menor cuota de mercado
“El más saludable de todos es el de oliva”, reivindica, acreditado por muchos estudios, «pero también es el más caro de todos». Con lo cual, cuando se triplican los costes de producción y estos se trasladan al destino, el consumidor sopesa si sigue consumiendo aceite de oliva o se decanta por otro tipo variedad. Con lo cual, ese 38% se ha ido a otros aceites vegetales distintos de los de oliva. “En conclusión, aclara, hemos perdido cuota de mercado en el mundo por el coste”.
¿A dónde nos lleva esta situación? Picó explica que habrá que recuperar ese mercado. «En el internacional nos encontramos a Turquía que ha incrementado sus exportaciones algo más de un 300%, sobre todo a granel y otros países como Siria, Túnez, Marruecos, Chile o Australia».
Con lo cual, «el consumidor que todavía se decanta por el aceite de oliva, puede que lo esté consumiendo de otros orígenes», confiesa Picó. De este modo, “llega un momento que cuando los costes de producción se elevan tanto, las exportaciones españolas descienden notablemente».
Aceite de oliva a granel
Sin embargo, el director general de Asoliva informa que hay un mercado de exportación que es el granel, «que no lleva país de origen, que va en un buque tanque o en un camión cisterna y es una venta donde lo único que se tiene en cuenta es el precio», manifiesta.
Por lo tanto, recalca, «en el momento en que aumentan los costes de producción, conlleva una reducción de las exportaciones en España en beneficio de otros países exportadores». A pesar de todo, «cuando España recupere la producción, la recuperación de los mercados a granel también será más ágil».
Sin embargo, puntualiza Picó, «en el caso del mercado del envasado no ocurre lo mismo porque interviene mucho la imagen de la marca, la fidelidad de los consumidores, la logística, la seriedad por parte de los españoles y por parte de otros países…».
«El producto de aceite envasado -remarca- conlleva un refuerzo de la imagen de marca, incluso a costa de la cuenta de resultados de las empresas«.
En estos dos últimos años, desde el punto de vista económico, el sector industrial exportador ha tenido que hacer un esfuerzo para no perder cuota de mercado «aunque de hecho se ha perdido», corrobora Picó.
En conclusión, con 853.000 t de aceite de oliva, su sector industrial perdido un 38% del volumen exportado y el mercado nacional ha descendido un 35 o 36%. Por lo tanto, «cuando España recupere su producción normal, los graneles se recuperarán de inmediato, mientras que a los envasados les costará mucho más. Vamos a tener que llevar a cabo campañas de promoción para conseguirlo. De hecho, habrá que hacer un mayor esfuerzo económico para recuperar esa cuota de mercado».