Más de 1M de empresas familiares, piedra angular de la economía española
Las empresas familiares representan un pilar fundamental en el tejido económico de España. Su actividad se basa en valores arraigados a la tradición y el compromiso a largo plazo, por lo que ofrecen estabilidad y continuidad.
Esta tipología de empresa destaca por su papel en la generación de empleo, la innovación y el desarrollo económico, todo ello a pesar de los desafíos planteados en los últimos años para la economía española.
Hay 1,25 millones de sociedades mercantiles en España, de las cuales 1,1 millones son empresas familiares, según datos del Instituto de Empresa Familiar (IEF). Estas empresas contribuyen directamente a la economía con un valor añadido de alrededor de 262.000 millones de euros anuales, y proporcionan aproximadamente siete millones de empleos.
A lo largo del territorio, la empresa familiar se distribuye de forma desigual dependiendo de si la intensidad de su contribución a los principales agregados de la economía regional es superior, inferior o similar a la media española.
Por un lado, con una aportación al valor añadido y al empleo privados de hasta 20 puntos porcentuales superiores al promedio nacional, se encuentran Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunitat Valenciana, Extremadura, Galicia, Islas Baleares, Islas Canarias, La Rioja y Región de Murcia.
Con valores en torno a la media se sitúan Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, y Cataluña.
Y, por último, la menor contribución relativa de la empresa familiar se encuentra en la Comunidad de Madrid, País Vasco y Navarra. Esto se puede vincular, según el IEF, a la capacidad atractiva de inversión extranjera directa de estas regiones.
A pesar de que la empresa familiar es mayoritaria en todos los sectores de la economía, tiene una presencia superior en los sectores primario, secundario (a excepción de las actividades relacionadas con los suministros), construcción, comercio y hostelería.
Comprometidas con el empleo
Uno de los aspectos más destacados y distintivos de las empresas familiares radica en su compromiso con la creación y mantenimiento del empleo. Esto se hizo evidente durante la crisis económica de 2008, un período que puso a prueba la resiliencia de muchas compañías. En este contexto, las empresas familiares demostraron una importante capacidad para adaptarse, manteniendo e incluso aumentando sus plantillas laborales.
Un dato que muestra este compromiso es que, en el período comprendido entre 2007 y 2013, estas empresas aumentaron su ratio de empleados por millón de facturación, pasando de 4,7 empleados por cada millón de euros ingresados en 2007 a 5,1 trabajadores en 2013. Es importante resaltar que este hecho no se observó de la misma manera en las empresas no familiares durante el mismo período.
Este compromiso con el empleo no solo beneficia a los trabajadores y sus familias, sino que también contribuye a contar con un tejido económico y social consistente, fortaleciendo la economía y promoviendo la estabilidad a largo plazo.
En definitiva, tal y como aseveró el recién nombrado presidente de del IEF, Ignacio Rivera, las empresas familiares son compañías «con propósito».
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