La Comunitat Valenciana recibe, dentro del programa Horizonte Europa, 3,8 M€ para desarrollar sistemas piloto de gran escala «que tiene como objetivo obtener soluciones circulares para la reutilización de aguas residuales y la valorización de biorresiduos de origen vegetal principalmente y de residuos de envases alimentarios de plástico», ha explicado Joaquín Vilaplana, coordinador técnico del proyecto en el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio (Aiju). El presupuesto total del proyecto CircSyst, Circular Systemic Solutions, asciende a 10,5 M€ que serán gestionados por Aiju.
El sistema de usar y tirar ya no es viable
«Todos esos residuos -incide Vilaplana- se tratan como posibles fuentes de recursos y se valorizan para devolverlos al mercado. Está claro que o lo hacemos así o el sistema económico de usar y tirar ya no es viable. El único camino es hacerlo circular. Este proyecto va de hacer circular en distintos frentes, productos, tecnologías, procesos o formas de gestionar que al final hacen que sea rentable y sostenible en el tiempo».
Esta ayuda representa el 38% del presupuesto total (10,5 M€) que la Comisión Europea ha concedido para ejecutar el proyecto CircSyst, en el que participan 32 entidades públicas y privadas de países como Bélgica, Finlandia, Grecia, Suecia, Austria, Eslovenia y Hungría y España, está representada en la Comunitat Valenciana por Aiju, que coordinará dos demostradores y el Instituto Tecnológico Metalmecánico, Mueble, Madera, Embalaje y Afines (Aidimme), uno sobre aguas residuales.
Tres demostradores se quedan en España
Vilaplana ha recalcado también que «este proyecto, que se enmarca dentro de la iniciativa ‘Ciudades y Comunidades Inteligentes’ de la Unión Europa y el representante en la Comunidad Valenciana es Ivace+I, tiene como objetivo crear una red de colaboración en la que diferentes regiones y ciudades comparten experiencias e intentan aplicar y adaptar aquellas soluciones que están dando buenos resultados y pueden ser transferibles de un sitio a otro». Para ello, se van a desarrollar nueve plantas piloto por toda Europa, tres de ellas tendrán su sede en la Comunitat Valenciana, con tecnologías de vanguardia. En concreto, «de los nueve pilotos demostradores, cuatro de ellos están relacionados con agua, dos con biorresiduos y tres con envases alimentarios de plástico«, ha aclarado.
«Cada uno de los demostradores -ha señalado Vilaplana- está ligado a un miniconsorcio integrado por ayuntamientos, universidades, empresas…».
Para el secretario autonómico de Industria, Comercio y Consumo, Felipe Carrasco ha destacado que “el hecho de que muchas de estas soluciones y demostradores se desarrollen con la participación y desde la perspectiva de las pequeñas y medianas empresas es un ejemplo del compromiso de los sectores productivos con la sostenibilidad”.
Carrasco ha puesto en valor también “el esfuerzo e implicación” de Aiju y Aidimme para traer la mayor parte de los demostradores a la Comunitat Valenciana al tiempo que ha mostrado su satisfacción “por el reconocimiento de Europa hacia una región con una clara apuesta por la sostenibilidad, que cuenta con un fuerte ecosistema innovador en el que institutos tecnológicos, universidades, administraciones y empresas buscan constantemente soluciones y tecnologías avanzadas”.
El reto de gestionar 10,5 M€
Aiju, tal y como ha reconocido Vilaplana, se enfrenta al reto de coordinar este proyecto de gran envergadura. En concreto, deberá gestionar los 10,5 M€ y distribuirlos entre los 32 socios participantes y evaluar que todos los procesos burocráticos están bien para poder recibir la subvención. «Aunque ya estamos acostumbrados a gestionar proyectos europeos, se trata de un trabajo muy delicado y complejo que representa un reto para nosotros» ha manifestado.
Este proyecto europeo tiene una duración de tres años. «Tenemos que ponerlos en marcha en los primeros 18 meses y durante la segunda mitad experimentaremos y obtendremos conclusiones sobre su efectividad», ha indicado Vilaplana.
Demostradores con sello valenciano
La Comunitat Valenciana liderará el desarrollo e implementación de tres de los nueve demostradores piloto incluidos dentro del proyecto CircSyst.
El demostrador de aguas residuales, ubicado en la localidad valenciana de Riba-roja de Turia, pretende mostrar la viabilidad de una gestión inteligente de estas aguas regeneradas orientada a múltiples usos potenciales que se pueden dar en un contexto industrial. Se estima que este demostrador permitirá reciclar entre el 20 y el 50% de las aguas que se desechan actualmente.
Por su parte, el demostrador de tratamiento de residuos, desarrollado por Aiju, estará enfocado a la valorización del bagazo generado por la industria cervecera (seis toneladas en Europa), cuyo objetivo es maximizar el valor de dicho bagazo a partir de la extracción de componentes de mayor valor en el mercado (como probióticos y proteínas) y, con las fibras resultantes, obtener plásticos compuestos para fabricar otros productos como mobiliario o pallets.
Este demostrador cuenta con dos plantas piloto, una a escala laboratorio ubicada en la Universitat Politècnica de València (UPV) y otra industrial, ubicada en las instalaciones de L.Pernia en Guadalajara para llevar a cabo la extracción de las sustancias de alto valor.
Se prevé que, en el marco de ejecución de este proyecto, el sistema piloto permita reducir entre 1,3 y 1,5 toneladas el consumo de plásticos en España, una cifra que podría multiplicarse exponencialmente con su replicabilidad industrial hasta alcanzar los 4,2 millones de toneladas en toda Europa.
Por último, en el ámbito del reciclado mecánico de PET multicapa (mPET) el demostrador, liderado también por Aiju, en el que trabajará Acteco, junto con Cabka y Plastimodul, permitirá reducir cerca de dos millones de toneladas de residuos de envase alimentario en la Comunitat Valenciana.
En Europa se generan aproximadamente un millón de toneladas anuales procedentes de envases alimentarios. Dadas las exigencias de la industria, se estima que, aproximadamente, un 47% de estos productos son multimateriales, que no se pueden reciclar con otros polímeros dada su incompatibilidad, por lo que estos residuos son enterrados o incinerados.