Las empresas familiares en España representan el  70% de la fuerza laboral de nuestro país. Este dato incluye tanto a grandes empresas familiares como a pequeñas y medianas empresa de propiedad familiar.

Por otra parte, las empresas familiares tienen una contribución significativa al Producto Interior Bruto (PIB) de España que puede oscilar entre el 50% y el 60% del PIB del país.

Además, según el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), se estima que hay alrededor de 1,1 millones de empresas familiares en el país, lo que representa el 85% del total. Estas abarcan una amplia gama de sectores, desde la agricultura y la manufactura hasta los servicios y la tecnología.

Si nos atenemos al tamaño, las empresas familiares van desde pequeñas empresas familiares con unos pocos empleados hasta grandes corporaciones familiares que operan en el ámbito  nacional e internacional como es el caso de Mercadona, Inditex o El Corte Inglés.

¿Qué es una empresa familiar?

Una empresa familiar es aquella en la que la propiedad y el control están en manos de una o varias familias. Estas suelen estar dirigidas y gestionadas por miembros de la familia propietaria y a menudo tienen una historia y una identidad familiar arraigada en la empresa y en el territorio donde se ubica.
Entre sus principales peculiaridades se encuentran que la propiedad está en manos de una o pocas familias; la gestión puede estar liderada por miembros de la familia propietaria; suelen tener una cultura organizativa única y arraigada en la historia y los valores familiares; y la toma de decisiones puede estar influenciada por consideraciones familiares y personales además de por criterios empresariales.

La sucesión, una cuestión delicada

La sucesión puede ser un tema delicado en las empresas familiares, ya que puede haber conflictos entre los miembros de la familia sobre quién debería liderar la empresa en la próxima generación.

Igualmente, la profesionalización de la gestión es otro desafío importante, ya que a veces puede haber resistencia a la introducción de prácticas empresariales más formales y modernas. Por ello, es importante que se establezca un protocolo familiar para regular todas estas cuestiones: desde cómo se va a llevar a cabo esa sucesión, hasta cómo deben incorporarse los distintos miembros de la familia en la compañía.

Visión a largo plazo

Entre sus ventajas, y dejando atrás el mito de que desaparecen en la tercera generación, las empresas familiares suelen tener una visión a largo plazo, ya que están interesadas en preservar el negocio para las generaciones futuras.

La lealtad y el compromiso de los empleados pueden ser más altos en las empresas familiares, ya que a menudo hay un sentido de pertenencia y comunidad más fuerte.

La toma de decisiones de manera ágil y flexible también es una de sus cualidades, ya que no suelen están sujetas a las presiones de los accionistas externos, aunque sí que es bueno que haya un asesor externo en sus consejos de administración que aporte una visión mucho más fresca y novedosa.

En resumen, las empresas familiares son una parte fundamental del tejido empresarial en España, contribuyen significativamente a la economía del país y se enfrentan a desafíos únicos asociados con la gestión familiar y la sucesión generacional.

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