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¿Cómo influye en los emprendimientos la formación previa de los fundadores?

En 2022, el 11% de las personas con estudios universitarios en España se planteó emprender a tres años vista, un 9% ya lo habían hecho y otro 9% estaban a cargo de empresas consolidadas de más de tres años y medio de vida. Son datos contenidos en el Informe GEM España 2022-2023 elaborado por Global Entrepreneurship Monitor (GEM).

Entre los universitarios con máster, el 14% son emprendedores potenciales, el 11% son emprendedores recientes y tan solo un 8% han fundado empresas que estén afianzadas en el mercado. Los porcentajes son también similares en el caso de los universitarios con doctorado.

¿Cómo influye en los emprendimientos la formación previa de los fundadores?

Según los resultados del estudio, estas tasas de emprendimiento superan a las de emprendedores con menor nivel educativo, lo cual consolida el crecimiento de la vocación emprendedora entre la población de mayor cualificación educativa.

Además, en 2022, casi uno de cada dos emprendedores recientes afirmó tener un nivel alto o muy alto de formación específica para poner en marcha un negocio, algo menos entre los emprendedores responsables de empresas consolidadas (37%).

Pese a que el informe refleja un cierto crecimiento de la vocación emprendedora entre los mejor formados, lo cierto es que todavía existe una inmensa mayoría de universitarios que no se plantea el emprendimiento como salida profesional.

Además, entre las personas con carrera que deciden emprender, la mitad o más cuentan con un nivel medio o bajo de conocimientos especializados en la creación o gestión de negocios.

Para comentar la relación existente entre la formacíón de los emprendedores y su capacidad para hacer frente a los desafíos o problemas que plantea crear una empresa, hemos contactado con cinco fundadores de startups. Sus testimonios nos ayudan a comprender el peso que tiene el tipo de formación previa a la hora de emprender con éxito.

¿Cómo influye la formación previa a la hora de emprender?

-Banbu

Uno de los casos que hemos consultado es el de Banbu, un proyecto que nace de la inquitud de sus fundadores por encontrar soluciones innovadoras y sostenibles en el campo de la cosmética.

veronica diez cofundadora banbu

Verónica Díez, cofundadora de Banbu.

Siendo conscientes del impacto ambiental y los ingredientes químicos presentes en muchos productos cosméticos convencionales, Rodrigo Folgueira (CEO) y Veronica Díez (CMO) decidieron unir sus habilidades para crear una alternativa más respetuosa con el medio ambiente y la salud de las personas.

«Queríamos ofrecer una cosmética natural, sin agua y con bajo impacto ambiental, aprovechando los avances en I+D y la experiencia de nuestro equipo», nos cuenta la cofundadora.

 

Rodrigo es ingeniero aeronáutico y Verónica es abogada especializada en economía. «A primera vista, puede parecer que nuestras formaciones no tienen relación directa con la industria cosmética. Sin embargo, nuestras habilidades y conocimientos adquiridos en nuestras respectivas áreas nos han sido muy útiles a la hora de emprender», aseguran.

Según relata Verónica, mientras Rodrigo aporta su expertise en investigación y desarrollo de productos y su capacidad para aplicar tecnologías innovadoras en diferentes contextos, la formación en derecho y economía que ella atesora ha sido fundamental para la gestión empresarial, el análisis financiero y la protección de la propiedad intelectual.

-Rockin

Hemos hablado también con Raúl Hita, CEO y cofundador de Rockin, donde se definen como «un equipo que ayuda a empresas de todo tipo a resolver todos sus retos digitales para crecer». En palabras de su director ejecutivo, la startup nace fruto del know how digital desarrollado durante su anterior startup.

Sin embargo, Rafa Muñoz, el otro cofundador y CMO de la empresa, estudió Relaciones Internacionales y Traducción, mientras que Raúl, su CEO, realizó la carrera de Ingeniería Industrial. «Nada que ver con nuestros emprendimientos», apunta Rául.

Eso no les ha impedido, sin embargo, crecer en el sector del marketing: «Tuvimos éxito con nuestra anterior startup y ahora replicamos esta metodología en otras compañías para ayudarlas a crecer de forma rentable», explica.

raul hita y rafa muñoz fundadores rockin

Raúl Hita y Rafa Muñoz, fundadores de Rockin.

-Motoreto

Marco Conde, CEO y fundador de Motoreto, explica que su startup surgió «como respuesta a la falta de digitalización en el sector del automóvil, concretamente en el área de vehículos de ocasión». «A partir de ahí, hemos ido escuchando las diferentes problemáticas que tenían concesionarios y distribuidores de coches de ocasión para llegar a lo que Motoreto es hoy en día: una solución digital para todo su negocio».

En este caso, la relación de Marco, que estudió periodismo, con el emprendimiento se remonta a su época universitaria: «En aquel entonces creé una página web deportiva donde llegué a juntar cerca de 40 estudiantes de periodismo con el fin de coger experiencia. Ese fue mi primer contacto pseudoprofesional con el emprendimiento».

Explica el empresario que el haber formado parte del equipo de varios casos de éxito de startups en España también ha influido mucho en su vocación emprendedora.

Marco Conde CEO Motoreto

-Botslovers

Simón García y Andrés Pulgarín crearon hace solo tan solo 5 años Botslovers, una startup de desarrollo de inteligencia artificial enfocada a atención al cliente. Mediante modelos de IA generativa, crean asistentes virtuales para pymes.

Simón, COO de la empresa, estudió Derecho, aunque no llegó a ejercer como abogado. Andrés, en cambio, es ingeniero informático, por lo que su formación sí estaba, en cierto modo, relacionada con el proyecto. Ninguno de los dos, no obsante, tenía conocimientos sobre inteligencia artificial conversacional.

«Seguramente las carreras nos ayudaron a estructurar nuestro pensamiento previo a la experiencia que ahora ya tenemos. Para los bots con procesamiento de lenguaje natural, mi conocimiento en ingeneria es importante; y el de Simon en el lenguaje y la interacción escrita y hablada también», explica Andrés Pulgarín.

Simon Garcia y Andres Pulgarnin fundadores de Botslovers

Simón Garcia (izquierda) y Andrés Pulgarín (derecha), fundadores de Botslovers.

-Momoven

Un caso distinto es el de Movomen, donde los fundadores sí partían con ciertos conocimientos propios del sector. Esta startup nació fruto de la vocación emprendedora, la pasión por las motos y cierta necesidad detectada por David Berbel, su CEO, y Pablo Carceller, el CMO.

Así lo relatan: «Yo no tenía moto en ese momento y David la usaba muy poco… No nos venía mal sacarnos un dinero extra. Por un cúmulo de circunstancias, surgió la idea de alquiler de motos entre particulares. Vimos que era un modelo que existía en otros vehículos o bienes, pero no en motos. Detectamos nuestra oportunidad y nos lanzamos a la aventura».

David Berbel es ingeniero mecánico y máster en Mangement. Además, durante su época universitaria lideró el equipo de la Universitat Jame I (UJI) en el campeonato Motostudent, lo que le abrió las puertas de Motorland para trabajar como operations manager en eventos como la pruebas de MotoGP y el campeonato SBK.

David Berbel y Pablo Carceller cofundadores Momoven

David Berbel y Pablo Carceller, cofundadores de Momoven.

Pros y contras de emprender en un campo en el que no estás formado

¿El hecho de poseer una formación distinta a la requerida por el negocio complica el proceso de emprender? Según los fundadores de Banbú, en cierto modo sí: «El hecho de no tener una formación específica en cosmética supuso un desafío inicial. Tuvimos que adquirir conocimientos sobre formulación de productos cosméticos, ingredientes naturales, normativas del sector, entre otros aspectos».

Sin embargo, también destacan que esto les permitió abordar el proyecto desde una perspectiva diferente: «Pudimos buscar soluciones innovadoras que quizá no hubiéramos considerado si tuviéramos un conocimiento tradicional del sector».

En Rockin relatan una experiencia similar: «Cuando empezamos no existía ninguna carrera que nos pudiera ayudar a emprender. Ahora hay más oferta, pero igualmente a emprender se aprende emprendiendo. Creo que empezar de cero nos ayudó a no dar nada por sentado y probar cosas sin ninguna creencia previa limitante».

Para Marco Conde, aunque no tener formación especializada dificulta los comienzos, «esto va en el ADN del emprendedor». «Partimos de la base de que es imposible saberlo todo, controlar todo. Por eso es importante rodearse de gente, de equipo, que sí la tenga y, sobre todo, que sea capaz de avanzar contigo en esas áreas con las que has tenido menor relación».

Para los fundadores de Botslovers, la pasión tecnológica ha sido mucho más importante que su formación previa: «Era una obsesión automatizar las tareas manuales donde veíamos que una persona, un cerebro humano, no aporta nada. Esa motivación fue el motor principal de crear la empresa». «Provenir de ámbitos diferentes nos ha complementado y creo que ha facilitado el proceso de emprender», asegura Andrés Pulgarín.

En Momoven, aunques sus creadores sí tenían algo de relación con el sector y ciertas competencias administrativas relacionadas con los negocios, admiten que «si alguno de los dos hubiera sido desarrollador las cosas habrían sido más sencillas». En cualquier caso, lo más importante, señalan, es «lo que suma, el ser dos personas con formaciones distintas y complementarias que hemos aprendido a trabajar juntas para sacar lo mejor de nosotros».

La formación que se tenga, sea cual sea, siempre es útil

Desde Banbu ven muy valiosa la formación otenida previamente, aunque no fuese especializada en su sector: «Definitivamente, nuestra formación anterior nos ha facilitado el proceso en varias etapas. Por ejemplo, nuestros conocimientos en gestión empresarial nos ayudaron a elaborar un plan de negocio sólido y a gestionar los aspectos legales y financieros de la empresa».

«Además, la capacidad analítica y de resolución de problemas que desarrollamos en nuestros estudios nos ha permitido abordar los desafíos y tomar decisiones informadas a lo largo del camino», agrega Verónica.

Raúl Hita también destaca la capacidad analítica que le ha dado la ingeniería como una ayuda sustancial. Además, el máster en Finanzas que cursó posteriormente le dio «una visión clave a la hora de entender cómo se crea valor financiero en una compañía».

Pablo Carceller, cofundador de Momoven, rescata muchas cosas de su formación: «Haber cursado ADE (Pablo) o máster en Management (David), además con algunas asignaturas relacionadas con el emprendimiento, hizo que no fuéramos tan perdidos en cosas básicas de negocio». No obstante, afirma que «todo lo que llevas en la mochila ayuda de una forma u otra».

En el caso de Botslovers, los estudios realizados han resultado también muy útiles, tal y como atestigua su CEO: «En la parte técnica, mi formación nos ha ayudado a poder valorar las herramientas y el equipo a elegir. Y en el caso de Simón, ha hecho más fácil la parte de estructuración de procesos y análisis de nueva información».

La formación constante de los fundadores: un aspecto clave para el éxito

«Después de fundar la startup hemos tenido que realizar formaciones especializadas en nuestro sector», expone Verónica Díez. Para poder afrontar con garantías el emprendimiento en la industria de la cosmética, los fundadores de Banbu han realizado cursos, talleres y conferencias relacionadas con la formulación de cosméticos naturales, la investigación y desarrollo de productos, la sostenibilidad y la normativa del sector.

«Estas formaciones nos han ayudado a mantenernos actualizados y a perfeccionar nuestras habilidades en el campo específico en el que operamos», indica la cofundadora.

En Rockin destacan el papel fundamental del aprendizaje autodidacta en el ámbito emprendedor: «Gracias a libros, podcasts y el infinito material digital que hay disponible a día de hoy, hemos podido ordenar y aclarar muchos conceptos que hemos ido descubriendo sobre la marcha. Es clave buscar formación en un sector que evoluciona constantemente».

Algo parecido testifican desde Botslovers, donde por el momento no han recibido formaciones: «Hemos aprendido haciendo y trabajando con los clientes. Muchos víeos formativos, Youtube, blogs…».

Los fundadores de Momoven, si bien no han realizado una formación específica tras lanzar su startup, consideran que se están en constante formación gracias al contacto permanente con el personal de la empresa: «Nuestro aprendizaje ha sido a diario gracias al expertise de los compañeros que trabajan en Momoven».

¿La universidad fomenta el emprendimiento?

Para Verónica Díez, la importancia que se le da al emprendimiento «puede variar dependiendo de la universidad y del programa de estudios específico». El principal problema que observa es la sobrerepresentación de la teoría: «La formación universitaria suele estar más orientada a la adquisición de conocimientos teóricos y habilidades técnicas en una disciplina determinada. Sin embargo, el emprendimiento requiere conocimientos prácticos que pueden no ser cubiertos en profundidad por la formación universitaria tradicional».

Por su parte, Pablo Carceller señala que el emprendimiento puede venir desde muchas especialidades: «Quizá lo ideal sea un posgrado o poder elegir ciertas optativas dentro de todos los grados que den unos conocimientos básicos y herramientas para emprender, así como traer casos de éxito en el mundo emprendedor pero dentro de cada especialidad. Habría que tratar de abrir una ventana al emprendimiento dentro de cada carrera».

Marco Conde cree que «todo periodista tiene un gen emprendedor» que se desarrolla con las tareas propias del periodismo, como lo son buscar temáticas, investigar, contrastar datos o tener feedback de expertos del sector… «Pero sinceramente creo que la formación universitaria no ofrece opciones suficientes, aunque cada vez hay más opciones de postgrado que sí se centran en el emprendimiento», matiza.

El emprendedor afirma que el fomento del emprendimiento debe ir más allá de la educación universitaria. Piensa que «se debería construir, desde muy pequeños, una formación centrada en emprender, en crear, en intentar resolver problemas actuales que existan en la sociedad, desde un punto de vista empresarial».

Raúl Hita, por otro lado, identifica una mejora, pero no tanto en las facultades como en las escuelas de negocios y centros alternativos: «Aunque las universidades cada vez invierten más recursos en potenciar esto, las carreras siguen necesitando una transformación para las necesidades reales del mercado y el emprendimiento. Vemos mucha más cercanía a la realidad en la formación no reglada», precisa el direcor ejecutivo de Rockin.

A este respecto, Andrés Pulgarín opina que «no deberían existir materias obligatorias» y demanda que«se permita explorar y aprender creando durante la universidad antes de enfrentarse al duro mundo real del mercado». Para el director de Botslovers, el estilo de formación actual es una de las razones de por qué fracasan la mayoría de startups.

¿Qué lleva a alguien a dejar su trabajo o sector y fundar una startup?

Para Marco Conde fue clave creer mucho en las oportunidades que tenía Motoreto.«Yo ya venía trabajando en la idea de Motoreto desde hace algún tiempo atrás y, justo antes de la pandemia, decidí apostar por el paro para centrarme 100% en ello. Al final, si no estás dedicado en cuerpo y alma, es muy complicado que salga adelante», explica el fundador.

Para los artífices de Banbu el principal motor fue la vocación de impacto social: «Lo que nos impulsó a dejar nuestros trabajos anteriores y fundar nuestra startup fue que ambos compartíamos un pensamiento crítico y una preocupación por el impacto ambiental y la salud asociados a muchos productos cosméticos convencionales».

«Además, tanto Rodrigo como yo buscábamos un nuevo desafío y la oportunidad de emprender. Queríamos ser dueños de nuestro propio proyecto y estábamos motivados por el desafío de contribuir a un cambio positivo en el sector», añade Verónica.

Desde Momoven también comparten sus motivaciones para emprender: «La ambición, la vocación emprendedora, el inconformismo. La ilusión de crear algo nuevo, propio y con cierta trascendencia. Probablemente también la ausencia de cargas, el poder intentarlo sin miedo».

Los fundadores de Botslovers tuvieron distintas motivaciones para el cambio. A Andrés lo que le impulsó fue el deseo de innovar y cambiar procesos ineficientes, tareas absurdas, burocracia innecesaria. También el tener el control para moverse y la aspiración de impactar a muchas personas a la vez. En el caso de Simón, la libertad para administrar su tiempo, dar vía libre a su creatividad y trabajar desde cualquier parte fueron factores decisivos.

Raúl Hita, CEO de Rockin, alude al deseo de apostar por algo que mereciera la pena: «No queríamos llegar a los 65, mirar atrás y no haberlo intentado. Entendimos que no había nada que perder y mucho que ganar, y al día siguiente dejamos el trabajo».

Consejos para emprenderores

La cofundadora de Banbu ofrece una hoja de ruta clara y organizada para aquel que quiera emprender: «En primer lugar, identifica una idea de negocio que te apasione y en la que estés dispuesto a invertir tiempo y esfuerzo. Realiza una investigación exhaustiva del mercado, la competencia y las necesidades de los clientes para asegurarte de que tu idea de negocio sea viable. Después, desarrolla un plan que incluya tu propuesta de valor, estrategias de marketing, análisis financiero y un plan de acción detallado. Esto te ayudará a establecer metas claras y a tomar decisiones informadas».

Para Verónica también resulta de especial importancia conectar con emprendedores exitosos y buscar mentores en la industria. Además, aconseja «ser flexible, adaptarse a los cambios y aprender de las experiencias negativas». «Debes utilizar los obstáculos como oportunidades de aprendizaje y mejora continua. Es esencial cuidar tu bienestar físico y mental. Establecer límites, mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal y buscar formas de reducir el estrés y mantener la motivación», detalla.

Frente a este visión estructurada y previsora, Raúl Hita ve fundamental tener una actitud decidida: «Lo primero es empezar. Dar el primer paso, que es el más complicado». «A partir de ahí, hay que trabajar duro y rodearte de buena gente», menciona.

Por su parte, Pablo Carceller recomienda a cualquiera que quiera lanzar un proyecto «que piense si tiene madera para emprender, que analice la viabilidad del proyecto, que pregunte tanto como pueda a otros emprendedores, que busque ayuda en aceleradoras como Lanzadera u organismos como el CEEI y que se lance a emprender». «Es imprescindible pasar a la acción, midiendo riesgos, pero hay que lanzarse», indica.

Andrés Pulgarín va en la misma línea que el CEO de Rockin y aconseja «dejar de querer emprender y empezar ya a hacer con los recursos que se tengan».  Y especifica aún más: «Recomiendo crear algo y probarlo con gente real. Hay muchas ideas, pero sin ejecución se quedan en un lugar triste, frío y desolado», describe.

Para Marco Conde hay dos cosas fundamentales a la hora de emprender: «La primera es tener buenos compañeros de viaje. Es un camino extenuante y si no cuentas con gente en la que confiar y que te aporte valor y energía estás perdido. No solo en lo que respecta a socios, sino también en cuanto a familia y amigos. La segunda es estar dispuesto a renunciar a otras cosas y también tener un alto grado de tolerancia a la frustración».

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