Soledat Berbegal, Actiu: «En estos tiempos lo transgresor es perdurar»
El origen de esta empresa familiar alicantina se remonta a hace más de 50 años, cuando crearon el primer mueble para el televisor. Hoy Actiu es una gran firma que fabrica mobiliario de oficina para empresas, hospitales, aeropuertos… Toda una referencia internacional en innovación, calidad, diseño y sostenibilidad.
Su leitmotiv pasa por ser uno de los motores económicos de toda la comarca al mantener la producción en la localidad natal de su fundador, Vicente Berbegal, la Foia de Castalla, radicada en el conocido como «valle del juguete», en el interior de Alicante. La empresa cuenta hoy con un parque tecnológico con cerca de 200.000 metros cuadrados, más de 400 empleados directos y exporta a Francia, Reino Unido o Estados Unidos entre otros.
La firma ha sido recientemente escogida por Banca March y la Fundación IE University, a través del IE Center for Families in Business, con el objetivo de generar conocimiento académico y dar visibilidad a las estrategias de sostenibilidad de la empresa familiar española. Siguiendo esa estela familiar, hablamos con Soledat Berbegal, consejera y directora de Marca y Reputación de Actiu.
Valores de permanencia
-¿Por qué es importante que las empresas en general y las familiares, que cuentan con unas dinámicas propias, en particular, integren la sostenibilidad en su ADN?
Las empresas familiares siempre quieren mantenerse en el tiempo, y para eso es fundamental ser un negocio sostenible. Nos gusta pasar esos valores de permanencia de generación en generación, con todo lo que conlleva ese legado en el que siempre hay una apuesta por las familias, por nuestro pueblo y por el territorio. Eso tiene mucho que ver con la sostenibilidad, con hacer las cosas pensando en cómo mejorar la vida de la gente y manteniendo siempre el mínimo de los recursos para seguir viviendo.
Las empresas que no son familiares pueden tener cierta tendencia a quedarse en el corto plazo, en buscar llevar a cabo alguna operación de compraventa, de impulsar una firma hasta arriba para después venderla… Para nosotros, el espacio donde operamos es también el lugar donde habitamos. Es lo que nos da de comer, lo que nos hace ser saludables y sostenibles en el tiempo.
Si no cuidamos ese espacio, lo que hacemos realmente es destruir nuestro futuro, por eso somos los primeros interesados en que nuestras familias puedan seguir habitando estos espacios en el futuro.
Por ello hemos de continuar y mejorar el trabajo de los que nos precedieron. Las primeras generaciones, por ejemplo, nunca pusieron el foco en comunicar aquello que hacían; sino que hemos sido las generaciones posteriores las que tratamos de poner de manifiesto un legado en el que siempre ha ocupado un papel central la sostenibilidad.
Una inversión a futuro
-Ser sostenibles a menudo comporta una inversión que hace que todavía haya empresas reticentes a implementar los cambios necesarios. ¿Cómo fue en el caso de Actiu esa concienciación?
Una cosa que nos caracteriza es que nos planteamos proyectos a medio y largo plazo, eso hace que no veamos estas acciones como un gasto, sino como una inversión. Si pensásemos en el corto plazo, cogeríamos los componentes más baratos de aquí y de allá, los ensamblaríamos y listo. Pero en Actiu lo que buscamos construir es un legado, y para hacer eso decidimos crear moldes, que supuso en su momento una inversión muy fuerte, pero que se corresponde con nuestra forma de pensar en el presente y el futuro del producto.
Todo eso es sostenibilidad, puedes invertir mucho en un principio, pero el consumo que haces a partir de ese momento es mínimo. Esto es sólo un ejemplo puntual en cuanto a producto, pero también hay muchos ejemplos en la arquitectura que empleamos.
Podríamos alquilar las naves más económicas y quedarnos ahí, pero en nuestro caso somos una empresa familiar y hemos buscado crear un campus de trabajo donde la gente se sienta orgullosa de venir a trabajar y quiera estar aquí.
El gasto del día a día tras la primera inversión fuerte es mínimo y así generamos energía, recogemos el agua… hemos diseñado y construido todo pensando en el mañana.
Apuesta por el territorio
-Esa forma de actuar es prácticamente una declaración de intenciones, una mentalidad empresarial que va en contra de la dinámica que ha regido los últimos años de buscar el máximo beneficio. ¿Qué os aporta?
Estamos haciendo algo trasgresor, lo contrario a lo que la masa en nuestro sector hace. El mueble durante las primeras décadas del siglo XXI se fue todo a China. Nosotros dijimos que no, que nos quedábamos en la Foia de Castalla, el conocido como «valle del juguete», donde existe una gran industria que podíamos ayudar a reactivar, reorientar y convertir en algo rentable y eficiente para tener la oportunidad de seguir fabricando aquí.
Supone justo lo contrario a lo que era tendencia en aquel momento, pero eso mismo es lo que nos hace diferentes. También por ello somos la opción segura del presente y del futuro. Cada vez más nuestros clientes son muy exigentes y demandan mucho más en producto y en valores.
En igualdad de condiciones, el cliente elige la marca vinculada al territorio, responsable y sostenible, que apuesta por su gente y su legado
Si competimos en un mercado internacional en términos de nivel de calidad, servicio y diseño, y el entorno se mueve de manera competitiva sin acudir al producto barato, llega un momento en que lo que hacemos es ayudar al cliente a tomar la decisión. En igualdad de condiciones, el cliente elige la marca vinculada al territorio, responsable y sostenible, que apuesta por su gente y su legado.
En los tiempos en los que estamos, lo trasgresor es perdurar, ser sostenible y respetuoso con el planeta. Lo normal es el consumo rápido, el usar y tirar. Eso no tiene nada que ver con Actiu, buscamos un consumo lento pero en constante movimiento, en constante evolución. Nosotros nos llamamos Actiu porque siempre estamos en movimiento, pero sin saltarnos etapas, sin correr a toda costa.
Cambio de paradigma
-Cada vez son más empresas las que están empezando a mirar con otros ojos ese «kilómetro cero» y pensando en apostar por ello, en contra de la deslocalización predominante. ¿Crees que este cambio ha venido para quedarse o una vez mejoren las cosas a nivel logístico, se volverá a pensar en un consumo rápido?
Ha venido para quedarse porque no tenemos otro planeta. Los seres humanos necesitamos inevitablemente consumir recursos, pero hacerlo de forma desaforada y sin control supone pan para hoy y hambre para mañana. Eso es algo que cada vez más empresas tienen claro y ha llegado un punto en que los gobiernos, por propia subsistencia, ven que no hay otra alternativa y que deben tomarse medidas para que esto cambie. No hay «planeta b».
Es cierto que en Actiu, durante muchos años, hemos predicado en el desierto. Hablábamos de diseño y arquitectura sostenible y se preguntaban el por qué hacíamos estos esfuerzos, si era mucho más caro. ¿Por qué invertir en algo que dure cuando puedes producir más barato?
Los proyectos que hacen avanzar el tejido social y transforman el territorio, se hacen pensando con la cabeza y en ser sostenibles como sociedad
Éramos muy incomprendidos, pero los proyectos que hacen avanzar el tejido social y transforman el territorio, se hacen pensando con la cabeza y en ser sostenibles como sociedad. En este sentido, en la actualidad se piden unos criterios mucho más exigentes que para nosotros es lo ideal, porque hace que se valore lo que somos y cómo lo hacemos.
Nuevos espacios
-Hablando de esos nuevos criterios, ¿cómo está afectando este cambio de paradigma en aquellos espacios que demandan los clientes?
Totalmente. Antes se nos pedían espacios prácticamente de usar y tirar. Hacíamos un poquito de maquillaje para que quedase bien y nuestros clientes se conformaban con cuatro colores. En la actualidad la sociedad demanda que el entorno esté cuidado, o que, al menos, seas una firma comprometida con las personas. Los clientes de Actiu demandan que nuestros producto les hagan sentir bien y que los cuide.
Lo vemos en muchos aspectos. Cada vez más valoramos la importancia de que un niño, que se ve obligado a pasar una estancia prolongada en una habitación de hospital, tenga luz natural, espacios amables para poder convivir con su familia… Debemos cuidar de las personas y, al mismo tiempo, debemos cuidar del planeta. No se puede desligar una cosa de la otra.
La coherencia es algo que cada vez exigimos más, ya sea en los hospitales, en las oficinas, en los aeropuertos, en los hoteles… No podemos disfrutar de un hotel si ese edificio contamina o es un derroche energético o de agua. No es coherente, bienestar y sostenibilidad van de la mano. Debemos enfocarnos en darle mayor bienestar a las personas, y eso ha de hacerse de forma conjunta con el planeta. Es algo que no podemos ignorar más tiempo.
Durante las últimas décadas se ha primado el crecimiento económico rápido, pero ese modelo no es sostenible en el tiempo. Aquellos que han querido explotar los recursos de forma desenfrenada en pos de un beneficio inmediato ven ahora cómo tienen incluso dificultades para ser capaces de producir. No es algo que se pueda prolongar mucho más tiempo y, desde luego, no es lo que buscamos en Actiu.
El futuro valenciano
-¿Qué papel puede jugar en el futuro el tejido empresarial valenciano en esta transición?
La Comunidad Valenciana lo tiene todo y lo puede todo. Más allá de la calidad de vida y el extraordinario entorno que tenemos, que debemos cuidarlo para que perdure en el tiempo, tenemos un gran espíritu emprendedor. Eso nos ha llevado a ser un territorio inquieto capaz de generar negocio continuamente, vinculándonos a nuevas alternativas de vida.
El diseño valenciano está muy vinculado a estos valores éticos y eso es lo que nos hace ser mundialmente exitosos
Si seguimos por ese camino vinculándonos a los valores de sostenibilidad y bienestar, lograremos llegar a ser un territorio puntero en el mundo. De hecho, lo estamos viendo a través del diseño y la innovación. El diseño valenciano está muy vinculado a estos valores éticos y eso es lo que nos hace ser mundialmente exitosos. Por eso hemos conseguido ser Capital Mundial del Diseño y tenemos todavía muchísimas otras oportunidades.
Es una manera de funcionar que llevamos en vena, pero necesitamos más comunicación y visibilidad. La Administración, las empresas y la sociedad, deben ir de la mano para transmitir el mensaje de que somos una tierra atractiva para la innovación y la inversión. Debemos tratar de impulsar las empresas familiares tradicionales, a la vez que nos convertimos en un polo de atracción de talento.
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