¿Qué son las empresas de impacto? ¿Cómo sé que mi compañía encaja con esta etiqueta? En la actualidad, la responsabilidad social y medioambiental de las empresas se ha convertido en una variable imprescindible. Tanto, que algunos fondos de inversión surgen únicamente dirigidos a este tipo de sociedades.
En España, la inversión de impacto está en auge. Según datos de Spainnab y Bolsa Social, de 2018 a 2020 se quintuplicó, pasando de 92 a 435,8 millones de euros. Además, en 2021, tuvo un incremento del 128%, que se mantuvo en 2022.
Para quien no conozca el concepto, en palabras de Manuel Nieto, cofundador de First Drop, una startup de impacto es aquella que «su razón de ser es solucionar problemas sociales o medioambientales». Aunque ocurre un fenómeno curioso con este tipo de empresas: el 42% de las startups europeas desconocen que tienen una naturaleza de impacto, según un informe de DealRoom. ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué beneficios tiene para una empresa emergente conocer su naturaleza ‘de impacto’? ¿Por qué despiertan el interés de los fondos de inversión?
¿Qué diferencia a las empresas de impacto del resto?
Además de la definición aportada arriba, Nieto destaca que una startup de impacto equipara al mismo nivel las métricas financieras con las de impacto social. «Un emprendedor lo que busca es solucionar un problema existente en la sociedad. Mientras que las compañías de impacto lo que buscan es solucionar un reto social o medioambiental existente en el mundo», explica a Economía 3.
Sin embargo, ¿por qué muchas (aún perteneciendo a esta descripción) no acaban de encasillarse en ella? Para entenderlo, Nieto diferencia entre dos tipos de empresas. «Este fenómeno ocurre principalmente porque las startups de impacto muchas veces se diferencian en dos tipos. Hay un tipo que sí que entiende que es de impacto, pero, al final, están satisfechas con generar impacto solo en su círculo más cercano. Con lo que no están buscando inversión de un agente externo, no tienen esa ambición de conseguir una empresa valorada en 1.000 millones de euros», explica.
Por otra parte, «en algunas compañías (por falta de conocimiento), cuando escuchan esta palabra no se sienten aludidos porque ellos dicen que han creado su negocio para solucionar un problema sí, pero con el objetivo de ganar dinero. Entonces, ahora mismo, muchas empresas no se quieren poner esa etiqueta porque como falta conocimiento, tanto en los fondos de inversión más tradicionales como en los propios emprendedores, no se quieren ‘encasillar’ por miedo».
Soy ‘de impacto’, ¿y ahora qué?
La solución, según el fundador de este vehículo de financiación de startups de impacto, pasa por la difusión: «Explicar qué es la inversión en impacto, qué tipo de proyectos se pueden crear, etc. Toda esta parte es fundamental porque históricamente se ha confundido muchas veces la inversión en impacto con la filantropía, cuando no tienen absolutamente nada que ver entre ellas».
En su opinión, también es importante que los grandes capitales del país «pongan dinero a trabajar» en relación con estos valores. España es un país que invierte sobre todo en real estate, pero «cada vez más hay fondos y familias con gran poder adquisitivo que deberían centrar su inversión en este tipo de activos». Por último, es «fundamental» la ayuda pública: «En España, existen iniciativas, pero se necesita más apoyo del sector público».
¿Cómo favorece a una startup ser conocedora de esta cualidad? «Lo primero que hay que tener claro es que no sirve de nada ‘hacerse trampas al solitario’. Las empresas tienen que tener la intencionalidad y la adicionalidad, es decir, hacer cosas que no hacen el resto de compañías para ser consideradas de impacto», responde.
Y añade: «Una vez que se ponen esta etiqueta tienen muchas ventajas. Como acceder a una gran variedad de fondos que únicamente invierten en compañías de este tipo o a grandes ayudas europeas como el EIC Accelerator. Lo importante no es que la gente se etiquete, sino que las compañías y el capital riesgo se den cuenta de que las nuevas generaciones viven, comen o se visten de una manera diferente y que esto es una oportunidad de mercado enorme».
¿Por qué atraen a los inversores?
Los países nórdicos se posicionan como los grandes creadores de empresas de impacto. Cada año, solo en Noruega se crean entre 2.000 y 2.500 startups. ¿Y qué ocurre con España?
En nuestro país, cada vez surgen más fondos relacionados con temas como el clima, por ejemplo. Pero es una tendencia «que está creciendo a nivel mundial. El año pasado cayeron las valoraciones de las compañías tecnológicas mas tradicionales un 36%, mientras que en Europa aumentó la inversión en impacto. En un año de crisis como 2022 esto es todo un hito».
Según un estudio de First Drop, tener un perfil sostenible puede ayudar a las startups a conseguir una valoración un 17% más alta que aquellas que no lo tienen. Además, el 72% de los inversores valoran las estrategias de sostenibilidad para lanzarse a invertir en unas empresas u otras.