La patronal cerámica, Ascer ha hecho balance de un año, el 2022, que se cierra con un sobrecoste de la factura energética de 2.150 millones de euros que consume gran parte de los beneficios empresariales, y que pone en alerta a un sector afectado por la crisis y que ha visto como en estos 12 meses se han destruido 400 puestos de trabajo y otros 8.400 empleos están afectados por los ERTE. De ahí que el presidente de la asociación, Vicente Nomdedeu, no dudase en reclamar -como nunca habían hecho anteriormente- a la Administración ayudas directas y urgentes que reduzcan el precio del gas.
Un sector que al cierre del año en curso prevé facturar 5.700 millones de euros, lo que supone un incremento del 20% sobre 2021. Si bien ese aumento es consecuencia de haber repercutido parte del alza de los costes energéticos. La mayoría de las ventas, añaden desde Ascer, se producen en el exterior llegando a los 4.300 millones y el resto en España. Se cerrará el año con una menor producción, con un descenso del 11% al llegar a los 440 millones de metros cuadrados.
El presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer) enfatizó que “la incertidumbre que hemos vivido durante este año la vamos a seguir teniendo para 2023”. Por ello, planteó al Gobierno que implemente medidas que reactiven el sector y permitan “mantener la industria en nuestro país, sin olvidar la competencia internacional, ya que no hay que olvidar que la fabricación de cerámica se ha generalizado en muchos países”.
La cerámica consume el 8 % del gas de toda España
Y es que, tanto Nomdedeu como el tesorero, Francisco Ramos, dibujaron un panorama nada esperanzador para un 2023 que estará marcado por los altos costes de la energía, lo que afectará a un sector dependiente de ella. De hecho, prevén que esos precios no bajen en los dos próximos años. En ese contexto, Ramos resaltó que el sector cerámico consume el 60 % del gas industrial de la Comunitat Valenciana y el 8 % del de toda España; y la factura de costes energéticos en 2022, comparada con 2020 es de un sobrecoste de 2.150 millones de euros. Y añade que la factura energética del sector en 2022, en materia de gas, es cinco veces mayor a la de 2020; mientras que la eléctrica es 3,6 veces mayor. Por ello, apostilla Nomdedeu, el deterioro del sector «se está prolongando demasiado en el tiempo y las repercusiones son irreparables», algo que afecta a la competitividad de las empresas españolas.
Ambos coinciden en señalar que “el precio tope para el gas para que el sector pueda trabajar lo sitúan en unos 85 euros”. Superar ese precio repercutirá de forma negativa en los costes. Ante ello no dudan en pedir al Gobierno que permitan adquirir gas en mercados de origen como los Estados Unidos, combatir la especulación de precios de las energías y más tiempo para implementar el plan de descarbonización. Para la patronal, las perspectivas para 2023 no son buenas, porque se espera que, al menos, durante dos años más los precios de la energía no bajen.
Demanda
Nomdedeu le puso tarea al Ejecutivo central. Así, enumeró una serie de reivindicaciones como “la necesidad de desarrollar un plan integral para el impulso de la demanda a través de los Planes de Reforma y Rehabilitación; la rebaja de la carga fiscal como medida para dotar de liquidez a las empresas; el apoyo directo a las empresas para hacer frente a la necesaria solvencia para devolver los fondos ICO; la mejora de la formación de colocadores en todo el país, cuya mano de obra es escasa y poco profesionalizada; el apoyo a la investigación de tecnologías que nos permitan cumplir con los objetivos de descarbonización marcados por la UE; la transformación digital del clúster y el canal de distribución; y el reconocimiento de la industria como se merece”.