Amazon One es uno de los últimos métodos de pago en los que está trabajando la multinacional de Jeff Bezos. El sistema, que lleva probándose desde 2019, consiste en un escaneado de las palmas de la mano del usuario a las que se asocia su cuenta bancaria. De esta forma se puede pagar nuestra compra con tan sólo mostrar la palma de la mano.
En un primer momento, esta nueva forma de pago fue puesta a prueba únicamente en dos tiendas de la firma americana en Seattle y va a ser ahora extendida a 65 tiendas de la subdivisión de Amazon, Whole Foods. El sistema funciona con autentificación biométrica y permite una mayor facilidad de pago, sin tarjetas o smartphones.
Esta es la última de las ideas en las que la compañía estadounidense está trabajando con el objetivo de facilitar al máximo el pago. En 2016 Amazon lanzó sus propias tiendas llamadas Amazon Go y tiene previsto abrir un centenar de ellas en España, Italia y Alemania, entre 2023 y 2024. Estos establecimientos se basan en el concepto «Just Walk Out», que permite al usuario, mediante un sistema de sensores, adquirir los productos sin tener que pasar por ningún cajero.
¿Cómo funciona?
Para poder comenzar a emplear Amazon One y pagar nuestras compras con la mano, el usuario debe registrarse en el programa.
A continuación, el software nos pedirá una serie de datos personales, entre los que destacan el número de teléfono y nuestra cuenta bancaria.
Por último el programa escaneará biométricamente nuestra mano. El sistema cuenta con una serie de algoritmos de visión computacional que permiten capturar y encriptar la imagen de la palma y evitar estafas o suplantaciones de identidad a la hora de comprar.
Eliminar el efecto dolor
Diversos estudios neurocientíficos han asociado el pago en metálico con una mayor percepción de riesgo inherente a la compra. Esto se conoce como el «efecto dolor» y provoca que, al pagar, se active la misma zona de nuestro cerebro que lo haría cuando experimentamos algún tipo de daño.
Los estudios realizados sobre los procesos de compra han permitido separar en el mismo dos fases muy características: una positiva de adquisición, en la que el hacernos con aquello que deseamos nos reporta placer; y otra negativa denominada liquidación, cuando llega la hora de pagar. Es por ello que los profesionales del sector llevan años trabajando en métodos de pago que erosionen mínimamente la experiencia del cliente.
Según un estudio del Instituto de Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada, se puede determinar que al menos un 15% del nivel de gasto familiar está impulsado por factores psicológicos asociados al uso de tarjetas de crédito y otros medios de pago digitales.