La situación económica atraviesa una calma tensa. Los datos, hasta la fecha, son buenos; pero entre bambalinas todo el mundo señala al horizonte y exclama que se divisan nubarrones. En este sentido, la valoración general del primer semestre de CaixaBank es positiva, en un momento en que se está finalizando el proceso de fusión con Bankia y pese a la amenaza de un más que probable estancamiento económico.
Gonzalo Gortázar, consejero delegado de la entidad, ha arrancado la presentación de resultados subrayando que la disminución de la morosidad, el aumento de la actividad y la reducción de costes de la entidad debido a la salida voluntaria de trabajadores, se han traducido en un beneficio trimestral del 17%. Pese a ello, desde CaixaBank mantienen que el aumento del margen de los intereses en base al cual el Gobierno justifica el impuesto a la banca no existe.
Para Gortázar, el aumento de beneficios «no es cosa de la subida del interés, sino del crecimiento del volumen de negocios». Desde la entidad cifran entre 400 y 450 millones de euros el coste que el impuesto a la banca. El banco no sopesa por el momento emprender acciones legales contra el gobierno, pese a que no lo descarta del todo.
Las tres razones de CaixaBank
Desde CaixaBank afirman que la tasa tendría un impacto muy significativo, de entre 400 y 450 millones de euros, el cual se acrecienta debido a que el impuesto no es fiscalmente deducible. Para el consejero delegado, la medida es equivocada y errónea.
«Lo creo así por tres motivos: creo que es una medida injusta, distorsionadora y contraproducente. La medida se ha propuesto sobre la base de que las entidades financieras están teniendo unos resultados extraordinariamente elevados. Esto no es cierto, la rentabilidad media del sector, según el Banco de España, era del 5,37%. Esta es una rentabilidad baja y esa es la realidad», ha afirmado Gortázar.
En todo caso, indican desde la entidad, el impuesto distorsiona la realidad en un doble plano ya que «afecta a entidades financieras con ingresos por encima de los 800 millones». Esto se traduce, explica el consejero, en que hay competencia con entidades locales muy potentes que no llegan a ese umbral, por lo que se genera una «enorme» distorsión de la competencia. En segundo lugar, esta medida beneficiaría a la banca extranjera, que mayoritariamente cuenta en nuestro país con sucursales y que no llegan a 800 millones en España, pese a que sean gigantes internacionales.
«No hay que olvidar que esta medida beneficia a los fondos buitre. ¿Vamos a dejar que ellos sean más competitivos para financiar a las empresas en España? Ellos no sufren este gravamen y esto no parece razonable. No va a ayudar a una competencia sana», afirma Gortázar.
Todo ello conduce a la entidad a afirmar que la medida es contraproducente, puesto que, ante un entorno económico incierto, es necesario «un sector financiero fuerte» para capear las crisis.
¿Crisis en el horizonte?
Las cifras negativas del segundo trimestre en los Estados Unidos, que indican que se podrían estar adentrando en una recesión, así como la amenaza de un estancamiento del crecimiento en la Eurozona, hacen pensar en lo peor. Gonzalo Gortázar, sin embargo, es optimista y afirma que «hay que pensar que una crisis puede afectar más a otros países que a España».
«Cuando hablamos de recesión, creo que hay una posibilidad notable de que se esté produciendo ya en los Estados Unidos. También existe la posibilidad de que se produzca en la Eurozona, en función situación en Ucrania. Nuestro caso base es que no se va a producir en España, y prevemos un crecimiento del 2,4% para 2023. Pero hay que enfatizar que la tendencia es claramente a la baja», ha afirmado Gortázar.
Para el consejero «todavía tenemos recorrido para afectar un empeoramiento de las circunstancias sin que llegue un crecimiento negativo. Pero de momento no es el caso base y el resultado en España puede ser francamente mejor que en otros países europeos, en donde estamos acostumbrados a que las crisis nos hagan daño».