El gigante alemán del sector químico que factura más de mil millones en España
BASF es la principal compañía extranjera del sector químico que opera en España. Los primeros centros de producción que se abrieron en el país fueron los de Tarragona y Rubí, ambos en 1969. Tarragona sigue siendo el centro de producción más grande que tiene en el sur de Europa; con 700 colaboradores directos y otros 500 de empresas contratistas. El segundo centro de producción en importancia es el de Marchamalo, en Guadalajara, donde más de 600 personas se dedican al desarrollo, producción y comercialización de pinturas de carrocería para primer equipo. Y desde donde se suministran sistemas de pintado a diversas plantas de automoción en España.
En 2020, BASF facturó de manera global 59.149 millones de euros. Sus ocho centros de producción en España facturaron 1.078 millones de euros.
Hablamos con Carles Navarro, director general de BASF Española y presidente de Feique, sobre cómo BASF tiene como propósito ‘Crear química para un futuro sostenible’. Por ello, ha puesto al mismo nivel los objetivos financieros y los no financieros, que pasan, entre otros, por alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Las claves del éxito de una empresa con medio siglo en España
– El grupo define a sus trabajadores como “colaboradores”. ¿Qué requisitos debe cumplir un trabajador de BASF para recibir este calificativo? ¿Cómo retienen el talento en BASF?
Para nosotros, nuestras personas son lo más importante. El sector químico, en general, y BASF, en concreto, apuesta por un empleo de calidad. Por ello se tiene un alto nivel de estabilidad, salarios muy competitivos y una apuesta decidida por la formación continua de los equipos. BASF Española ha sido reconocida en 2021 con el premio a la ‘Empresa con mayor atractivo laboral’ dentro del sector químico en España en la 12ª edición de los Randstad Award, que distinguen a las compañías más atractivas para trabajar analizando el salario, la conciliación laboral-personal, la seguridad en el empleo, el ambiente de trabajo o la flexibilidad.
– La compañía sitúa la RSC y la protección del medioambiente al mismo nivel que la cuenta de resultados. ¿Cómo se consigue este objetivo?
En BASF tenemos el propósito de ‘Crear química para un futuro sostenible’. Por ello, nuestra razón de existir pasa por combinar el éxito económico con la contribución a la sociedad en materia de sostenibilidad, económica, social y ambiental. En los últimos años, la compañía ha puesto al mismo nivel los objetivos financieros y los no financieros, que pasan, entre otros, por alcanzar la neutralidad climática en 2050, reduciendo ya para 2030 nuestras emisiones de CO2 en un 25 % (en comparación con 2018).
«La industria química, por sí sola, no puede salvar el mundo, pero sin química no habrá solución»
– En esta misma línea, ¿cuáles son las claves del éxito de BASF Española? La compañía está presente en nuestro país desde hace más 50 años…
El éxito de BASF Española pasa por poner este propósito y la sostenibilidad en el centro de nuestra toma de decisiones, y tener al mejor equipo para hacerlo realidad. Por ello es clave atraer y retener el talento. Después, el foco está en el cliente. A través de la innovación y la investigación científica ofrecemos a nuestros clientes soluciones que les ayuden a liderar sus mercados, con productos innovadores que hagan un mundo más sostenible.
Innovación y sostenibilidad en el sector químico
– ¿Qué papel juega la innovación en su sector? ¿Marca el crecimiento de las compañías? ¿Qué porcentaje medio de inversión destina el sector a este apartado? ¿Lo considera suficiente?
La innovación es un factor clave para nuestra industria. De hecho, el sector químico acumula el 26,8 % de las inversiones que la industria española destina en conjunto a innovación y emplea al 18,6 % del personal investigador que trabaja en empresas industriales. Asimismo, el 62,1 % de las compañías del sector son empresas innovadoras, el doble que la media industrial (26,3 %), lo que determina que sea un sector estratégico, competitivo y con proyección de futuro. El grupo BASF destina anualmente unos 2.000 millones de euros a I+D, lo que supone un 3 % de la facturación global.
– En su opinión, ¿qué papel debería jugar el Gobierno para potenciar la innovación en todos los ámbitos?
Las administraciones deben crear un entorno propicio para atraer la inversión, y la innovación es un ejemplo de ello. Hay que invertir en I+D+i para poder ser referentes a la hora de atraer inversiones de una industria moderna, digitalizada y enfocada a la sostenibilidad, como es la industria química.
El reto de la sostenibilidad en BASF
– Uno de los principales retos de la industria española es la sostenibilidad. ¿Qué papel juega el sector químico a la hora de conseguir este objetivo teniendo en cuenta su carácter transversal?
El reto no es solo de la industria española, es un reto de todos. De hecho, me atrevería a decir que es el mayor reto que hemos afrontado en toda la historia como sociedad.
Por ello, cada actor debe aportar parte de la solución. La industria química, por sí sola, no puede salvar el mundo, pero sin química no habrá solución. Nuestro reto es buscar soluciones en la ciencia, ponerlas a escala industrial y, a través de nuestros clientes, llegar al consumidor final en forma de productos que ayuden a hacer un planeta más sostenible. Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos es el de la electrificación: necesitamos disponer de grandes cantidades de electricidad verde a precios competitivos para poder descarbonizarnos durante esta década. Y para conseguirlo necesitamos la colaboración de las administraciones locales, regionales, y nacionales.
«Los momentos más duros han sido sin duda los accidentes en las plantas bajo mi responsabilidad»
– ¿Centrarse en conseguir la sostenibilidad puede suponer poner en peligro la competitividad de la empresa? ¿Cómo conjugamos ambos conceptos?
No, lo que pone en riesgo la competitividad de la empresa es no centrarse en la sostenibilidad. Como dijo Al Gore, ‘sin planeta no hay economía que valga’. Claro que cualquier transición debe realizarse teniendo en cuenta todos los actores y adaptándola a un proceso que sea lo menos traumático para todas las partes implicadas. Para ello es importante que cuando se trace el camino se haga escuchando a la industria, que es un motor económico y un creador de empleo importante en España.
– En una reciente entrevista con EFE declaró que colaboran de “forma legal” con la competencia. ¿En qué consiste dicha cooperación? ¿Qué papel juega en todo ello una federación como Feique?
En ese caso, hacía referencia al objetivo de desarrollo de Naciones Unidas número 17, que habla de las alianzas. Me refería a que, en la década de la acción (pues la agenda 2030 tiene su línea de meta muy cerca), debemos entender las alianzas con una nueva dimensión. Ya no es suficiente entenderlas como la colaboración público-privada, sino que hay que ir más allá, inclusive, buscándolas con la competencia, porqué con ella también compartimos el reto de hacer un mañana sostenible.
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