«El resumen del año 2021 es la suma de nueve meses buenísimos y tres meses muy malos. El problema es saber cuándo se acabarán los malos«, así se ha expresado Vicente Nomdedeu, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer) sobre el balance anual del sector cerámico.
Y es que, a pesar de que desde la asociación ven positivo el futuro del azulejo, el sector cerámico vive inmerso en una paradoja. «Tenemos buena demanda y perspectivas, pero no podemos producir azulejo por los sobrecostes«, afirma. El presidente ha explicado que sus dos mayores problemas son el precio de la energía y el del CO2. «A mitad de año tuvimos los primeros apuntes de que el CO2 se estaba convirtiendo en un factor de coste impagable. Hace solo 3 años estaba en 5 euros la tonelada y ahora en 80«, ha dicho.
No obstante, según este, no «es el factor que más nos preocupa«. El factor que realmente está asfixiando a la economía de Castellón es el gas. «El gas estaba en torno a 24 euros y ahora en los 140. Esto significa subir un 600 % el precio de la energía que hace que nuestras empresas muevan y creen riqueza para la Comunitat Valenciana«, ha explicado.
A pesar de este panorama Nomdedeu ha manifestado que las empresas del sector tuvieron unas ventas en facturación de 4.600 millones de euros, un crecimiento del 20 %. En exportaciones han subido un 19 % y en ventas domésticas, un 22 %. Eso sí advierte de que «las empresas van a empezar a perder dinero«. Y añade: «Nos comeremos el Ebitda creado en los nueve primeros meses de este año si en los próximos seis los beneficios desaparecen«.
Gas y CO2: hándicaps para el sector cerámico
El único indicador que se sigue manteniendo positivo es el de las ventas, aunque en el mes de octubre ya comenzaron a resentirse. La crisis de coste, sumada a la inflación, ha generado una amplia incertidumbre entre las compañías del sector cerámico afectadas. «Aunque el dato de venta es bueno, algunas de las empresas apenas tienen crecimiento o no crecen. Además, en los últimos meses se ha empezado a reducir el crecimiento. De un 30 % en el primer trimestre del año se ha bajado a un 20 % en el final«, apunta.
«Los demás datos no funcionan«. El presidente asegura que la energía representa el 10 % de la estructura de costes. Además la subida del CO2 y de algunas materias primas como maderas, cartones, tierra o esmalte provocan que los costes «suban más que las ventas y que el Ebitda sufra cada vez más«. Si esto sigue así, Nomdedeu ha avanzado que será necesario parar la producción. Esto podría repercutir en «reajuste de costes de recurso humano«. Es decir, si «paramos la producción, antes o después, se van a incrementar los ERTE«.
Más costes y menos beneficios
Por su parte, Francisco Ramos, tesorero de Ascer, ha apuntado que el cerámico como sector intensivo consume alrededor del 50 % del gas de la Comunitat Valenciana y el 7 % del gas de toda la España industrial. El precio del coste en energía se ha multiplicado un 3,5 %. Con un sobrecoste de los productos de aproximadamente el 35 %. «Los fabricantes no hemos tenido más remedio que asumir la primera subida de precios, pero ya hay fabricantes que han hecho una segunda subida y se viene una tercera en breve. La situación será insostenible«, explica. De hecho, en 2020 la factura eléctrica fue de 478 millones de euros, mientras que se espera que el total de la de este año será de 1.800 millones.
A todo ello, Ramos ha recordado que hay que sumarle el también aumento de coste en embalajes, transporte y fletes que han pasado costar 10 veces más en la actualidad. Sumado además a la competencia que suponen otras zonas como China o el sudeste asiático. «El escenario es pesimista y poco alentador«, comenta.
Un riesgo «real» para el sector
Vicente Nomdedeu exige a la Administración medidas de choque que ofrezcan soluciones a medio y largo plazo. «Hay empresas que llevan casi cuatro meses ingresando menos que pagando. Es preciso en España un plan energético industrial y que no se tomen medidas sobre la marcha«, agrega.
«Existe un riesgo real de caer del sector. Cada uno tomará la decisión en función de la capacidad de negociación de cada empresa. El camino ya ha empezado si no bajan los costes en poco tiempo. Al sector solo lo va a salvar que el CO2 deje de ser un impuesto revolucionario. A partir de ahora, el que no suba los precios está muerto«, concluye.