La economía doméstica no es tan diferente a la contabilidad que se puede tener en cualquier empresa. La previsión de gastos o la planificación son clave para no transformar nuestros números en rojos. Ahorrar es el fin hacia el que muchos españoles se dirigen, pero que no todos consiguen. Adoptar hábitos de ahorro es muy recomendable para poder hacer frente a crisis e imprevistos sobrevenidos.
De hecho, los expertos consideran que lo ideal sería reservar entre un 10 % y un 20 % de nuestros ingresos mensuales. Pero, evitar los números rojos también pasa por incrementar nuestro patrimonio al máximo posible. Dejar el dinero en la cuenta de una entidad bancaria apenas reporta rentabilidad. Razón por la que se deberían buscar otras alternativas más fructíferas a la hora de invertir.
La fintech de asesoramiento financiero Micappital ha elaborado el informe ‘Radiografía del mal inversor’, donde recopila todos los errores que se deben evitar en beneficio de la salud financiera. A pesar de que el nivel de cultura financiera va aumentando entre la población, todavía es muy frecuente encontrar inversores que cometen demasiados errores y toman decisiones equivocadas.
¿Cómo no empezar a invertir?
Según el estudio, el mal inversor empieza a hacerlo de forma impulsiva, sin pensarlo demasiado y sin adoptar una estrategia de inversión previamente definida. Toma las decisiones en función de posibles modas o tendencias del momento. Por ejemplo, de los productos en campaña de los bancos, las noticias que ha visto en la televisión o las recomendaciones de un amigo o familiar.
Actúa, sobre todo, dejándose llevar por las emociones, sin buscar el asesoramiento de alguien que pueda ayudarle a no equivocarse. Y, lo que es más importante, sin analizar previamente su perfil de riesgo. Es decir, el nivel de exposición que está dispuesto a soportar a cambio de rentabilidad.
Desde Micappital explican que este perfil «a la hora de construir su cartera invierte directamente en acciones sin tener en cuenta otras posibilidades como los fondos de inversión. Elige solo productos financieros españoles, demasiado relacionados entre sí y sin una buena diversificación. E invierte en ellos las cantidades de dinero que decide de forma aleatoria«.
Así se comporta el mal inversor en las subidas y bajadas de las bolsas
En las subidas y bajadas coyunturales de las bolsas, la euforia y el miedo son emociones muy frecuentes que condicionan el comportamiento. Cuando la bolsa sube con fuerza, el error más común del mal inversor es dejarse llevar por el exceso de optimismo y ponerse a invertir de forma extraordinaria cuando los precios del mercado ya están mucho más elevados. Lo que se traduce en pagar más por esos productos.
Paralelamente, cuando se producen fuertes bajadas se deja llevar por el pánico a perder lo que ya tiene invertido. En ese momento, empieza a deshacerse de su cartera. Vendiendo más barato incluso de lo que compró y eliminando de raíz toda posibilidad de recuperarse. La fintech recuerda aquí que precisamente las bajadas son el momento ideal para realizar esas inversiones extraordinarias. Porque se puede acceder a productos interesantes por precios mucho más bajos.
El problema de los mitos y las falsas creencias del inversor
Cuando la economía vive un largo periodo de bonanza, el mal inversor tiende a creer que la bolsa siempre sube. Por tanto, busca la rentabilidad a corto plazo. Según indican, decide hacer inversiones en nuevos productos fijándose en su rentabilidad en momentos pasados. Cuando «la impredecibilidad es la característica fundamental de los mercados«, como recuerda el informe.
Por contra, cuando el país está inmerso en una crisis económica de larga duración, el pesimismo le invade y piensa que la bolsa no va a volver a subir a los niveles en los que estaba. Nuevamente, mira solo el corto plazo. Cuando lo recomendable es mantener siempre la vista en el largo plazo. Además, se lamenta porque parece que siempre baja cuando él invierte. «Abrumándose con esa sensación de mala suerte que mina la serenidad y la paciencia, tan necesarias en estos casos, para esperar a que todo se recupere«, según explican.
«No hay que olvidar que la característica esencial de las crisis es que son cíclicas: todo lo que baja, vuelve a subir. Del mismo modo, todo lo que sube, vuelve a bajar. Solo es cuestión de tiempo«, añaden.
¿Cuáles son los resultados de una mala gestión?
El mal inversor «toma las decisiones con el retrovisor, gira el coche cuando ya ha visto la curva pasar por el espejo. Cuando la bolsa sube, compra, y cuando la bolsa baja, vende«. Precisamente, justo al revés de lo que debería hacer. De este modo, vende sus productos en la primera bajada del mercado y como están muy baratos pierde parte del dinero invertido inicialmente por no aprovechar el crecimiento a largo plazo.
Asimismo, realiza nuevas inversiones cuando los productos están más caros y, probablemente, son de peor calidad y con peor comportamiento. Pagando excesivas comisiones y, posiblemente, no consiguiendo la rentabilidad esperada.