La contribución social de las grandes empresas españolas a sus grupos de interés y a la sociedad en general ascendió a 481.522 millones de euros en 2019. Así lo señala el informe «Cash Flow Social agregado de la gran empresa española», elaborado por la Fundación CEOE y por la Fundación PwC.
Los ingresos que estas compañías obtienen se redistribuyen al emplearse en la adquisición de bienes y servicios a proveedores, en la remuneración a empleados, en la contribución a las arcas públicas y en otras partidas que suponen una aportación directa al Producto Interior Bruto (PIB).
¿Qué es el Cash Flow Social?
El estudio destaca la importante contribución que realizan las grandes compañías nacionales a la sociedad. Para ello, utiliza el Cash Flow Social (CFS). Una métrica que permite evaluar la creación de riqueza en los distintos grupos de interés y en la sociedad en su conjunto.
Según explican, su empleo responde a «una demanda de transparencia por parte de los grupos de interés en el actual contexto internacional. En donde el éxito de las empresas, no solo va a depender y medirse por su capacidad para maximizar su desempeño económico-financiero a medio y largo plazo. Sino que también se medirá por la capacidad de generar valor para todos los grupos de interés«.
Para calcular el CFS agregado han seleccionado como muestra a las cuarenta principales compañías españolas por importe neto de su cifra de negocio. Además, se ha utilizado información empresarial y pública correspondiente al ejercicio 2019. Desde ambas fundaciones han señalado que la selección no incluye a compañías del sector financiero «por razones metodológicas«.
Proveedores y prestadores de servicios, principales beneficiados
Los principales indicadores del CFS agregado son las entradas o valor económico directo generado (cobros de clientes, cobros por desinversiones y cobros financieros) y las salidas o valor económico directo distribuido. Es decir, pagos a proveedores, aportaciones a las administraciones públicas, pagos a empleados, pagos por dividendos, pagos financieros, autocartera y valor económico retenido por las propias organizaciones.
Respecto a las salidas, el informe sostiene que los ingresos generados por la gran empresa española se han redistribuido para emplearse en un 71,4% para la adquisición de bienes y servicios a proveedores (343.731 millones de euros). En un 15,3% para las aportaciones a las arcas públicas (73.520 millones de euros). Y en un 9,1% para la remuneración a empleados (43.726 millones de euros).
Así, de todos los sectores de actividad, el principal agente beneficiado son los proveedores y prestadores de servicios. De esta manera, la cadena de suministro resulta el principal receptor del valor económico directo distribuido de la gran empresa española. Va seguido de los pagos a las administraciones públicas. De estos, 23.868 millones de euros (32,5%) corresponden a tributos propios pagados y 49.652 millones de euros (67,5%) a tributos de terceros.
Pagos a empleados
En cuanto a los pagos a empleados, estos han sido de un total de 43.726 millones de euros. El estudio descuenta los impuestos asociados al empleo pagados por la gran empresa española. Una cuantía de 19.489 millones. Según han indicado, estos ya se integran en la partida de pagos a las administraciones públicas.
Asimismo, el estudio subraya que la gran empresa española emplea de manera directa a más de 1.700.000 trabajadores. Por otra parte, el valor económico generado por empleado es de 280.000 euros.
Inversión en RSC e investigación
Además, refleja la inversión que realizan este tipo de compañías en proyectos de Responsabilidad Social Corporativa, contribuciones a asociaciones benéficas, ONG, institutos de investigación, fondos para apoyar las infraestructuras de la comunidad o los costes directos de sus programas sociales.
Según han estimado, en 2019, la gran empresa española realizó aportaciones a entidades sin ánimo de lucro por valor de 454 millones de euros. Esta cifra incluye tanto aportaciones monetarias como en especie.