Lunes, 20 de Mayo de 2024
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Un amigo invisible con 2.000 participantes para que las librerías no cierren

Un amigo invisible con 2.000 participantes para que las librerías no cierren

(Efe/Loli Benlloch) -. Bajo la premisa de que «si se pierden las librerías, se pierde mucho», escritores y libreros de València han creado un gran juego del amigo invisible para regalar libros comprados en pequeños establecimientos de barrio, que han secundado unas 2.000 personas y que aspiran ya a replicar en otras ciudades.

La iniciativa «Sentim les llibreries» (un juego de palabras en valenciano que alude a sentir y a escuchar a las librerías) ha sido impulsada por la escritora zaragozana afincada en València María Bastarós y su marido, el escritor David Pascual (Mr.Perfumme), que buscaban apoyar a estos locales ante la crisis del coronavirus.

Dieciséis pequeñas librerías de la ciudad se han sumado a este proyecto, que nació en un grupo de Whatsapp integrado por escritores y libreros donde se habló de «generar una red de apoyo» a estos negocios locales -ya golpeados previamente por las plataformas de comercio electrónico- cuando reabrieran tras el confinamiento.


Además de apoyar el comercio local, el objetivo de esta iniciativa es reivindicar la figura de los libreros, «unas personas que no solo te cobran un libro, sino que conocen tus gustos y saben qué recomendarte», y dar «visibilidad» a negocios de barrio

«A mí se me ocurrió esta idea, que en realidad es una traslación de lo que hago en Navidad con mis amigas: un amigo invisible en el que solo se pueden regalar libros, y solo comprados en librerías locales», explica a María Bastarós, quien asegura que la acogida ha sido «brutal» y de las 1.000 inscripciones que preveían están llegando a las 2.000, el tope para poder «gestionarlas bien».

Hasta el 15 de junio, quien lo desee puede rellenar un formulario en Internet para participar en esta experiencia piloto y poder así regalar un libro a una persona desconocida de la que solo sabrán el apodo, edad y gustos literarios, y recibir una lectura sorpresa en la librería elegida, sin que haya un coste mínimo o máximo para la compra.

La novela histórica, el feminismo y la novela negra son por ahora las opciones que más marcan quienes se han inscrito, entre los que no faltan niños y muchas personas mayores, así como gente «muy lectora» o a quienes «les hace ilusión, más que el libro en sí, la parte emocional del juego y que les dediquen la obra que elijan para ellos«, explica.

Reivindicar a los libreros

Además de apoyar el comercio local, el objetivo de esta iniciativa es reivindicar la figura de los libreros, «unas personas que no solo te cobran un libro, sino que conocen tus gustos y saben qué recomendarte», y dar «visibilidad» a negocios de barrio gestionados por autónomos, los «más perjudicados» por la crisis.

Bastarós afirma que sería «una idea maravillosa» conseguir celebrar este gran amigo invisible una vez al año -en una fecha separada de Navidad y la Feria del Libro, cuando más ventas hacen las librerías- y en todas las ciudades a la vez, para que tuvieran otro momento anual «de desahogo y de apoyo económico«.

«Nos llegan muchos mensajes de libreros de otras ciudades donde les gustaría replicar la iniciativa, e incluso tengo una amiga que vive en Atenas y le gustaría hacerlo allí», indica esta gestora cultural, quien precisa que cuando concluya la experiencia elaborarán un dosier con todos los detalles para posibles futuras ediciones.

Dónde se puede participar

Las librerías que participan incluyen tanto las especializadas en temáticas como las que ofrecen fondos mas eclécticos, y son La Rossa, Estudio 64, United Minds, Bangarang, La Repartidora, La Primera, Bartleby, Leolo, Somnis de paper, Berlín, Gaia, La Batisfera, Imperio, Ramón Llull, Primado y Railowsky.

La última librería es sumarse ha sido Estudio 64, cuyo dueño, el ilustrador Julio Antonio Blasco (Sr. López), indica que movió «cielo y tierra» para formar parte de una iniciativa que le encantó como vía para ayudar al pequeño comercio y además le pareció «muy divertida«, ya que le gusta regalar y los amigos invisibles.

Explica que la crisis del coronavirus ha supuesto «un desastre», pues en su caso les pilló sin tener habilitada la tienda por Internet y tuvo que «pedir auxilio» por las redes sociales para que les hicieran reservas de libros, pues se «ahogaban» con cero ingresos, gastos fijos y tras haber consumido lo ganado en la campaña de Navidad. «Menos mal que la gente se ha portado superbien», agradece.

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