Los empresarios y economistas valencianos son unánimes: no es momento para reformas tributarias. La comparecencia de la ministra de Hacienda Maria Jesús Montero en el Senado trajo, de nuevo, a escena la anunciada «reforma fiscal«.
Calificada como «profunda» y con el Impuesto de Sociedades en el ojo del huracán, las palabras de la portavoz del Gobierno de España se recibieron en la Comunitat Valenciana como inoportunas por el momento en el que nos encontramos y porque varias de las fuentes consultadas consideran que es un despropósito acometer cualquier gran cambio sin conocer las consecuencias socioeconómicas de la pandemia.
El presidente de la CEV, Salvador Navarro, se muestra tajante: «No es momento de intentar cuadrar las cuentas con parches impositivos. La carga fiscal ya es en nuestro país considerablemente superior a la media europea. Necesitamos una rebaja de impuestos al margen del tamaño y del sector». «Lo que sí que necesitaremos es que lleguen las ayudas. Ahí sí que se puede hablar de porcentajes en función de los sectores a los que más está afectando la crisis», añade.
El director adjunto de Investigación del IVIE, Joaquín Maudos, coincide en este sentido con el presidente de la patronal. «No creo que es el mejor momento para elevar impuestos justo cuando acaba de empezar una crisis de una magnitud descomunal. Lo que hay que hacer es diseñar la hoja de ruta para hacer frente al endeudamiento en el que hay que incurrir este año, lo que exige una reforma fiscal».
La preocupación del economista va un poco más allá y ofrece una perspectiva más analítica. A Maudos, le preocupa que se quiera reducir el déficit con parches (impuesto a la banca, al patrimonio de los ricos, a las transacciones financieras, etc.) y no con una auténtica reforma fiscal estructural, que es lo que necesita la economía española para incrementar el peso de los ingresos públicos en el PIB, y que es lo que explica la parte más importante del déficit público estructural.
El investigador del Instituto valenciano coincide en el punto marcado por la ministra de «reforma integral«; pero explica los márgenes de cada una de las figuras impositivas. «En el caso del IVA, hay margen de maniobra para aumentar la recaudación revisando tipos y la clasificación de productos por tipos. El problema del Impueesto de Sociedades está en el abanico de bonificaciones que existen y que hay que revisar, y no tanto en el tipo mínimo».
Desde la asesoría
En el Impuesto de Sociedades, Montero recordó que la propuesta del Gobierno de coalición es implantar un tipo mínimo del 15 % para grandes empresas y del 18 % para la banca y las empresas de hidrocarburos. Sobre las posibles consecuencias para el tejido empresarial valenciano, «entendemos que, en principio esa decisión no debería afectar mucho al tejido empresarial valenciano dado que la mayoría de las empresas son de tamaño pequeño y mediano y están tributando a tipo efectivo superior al 20%», indica Gonzalo Boronat, socio director de GB Consulores.
«Seria básico conocer (dato que el Ministerio dispondrá) el efecto sobre aquellas empresas valencianas que tributen a un tipo inferior al 15%. Es evidente que la configuración actual del Impuesto de sociedades favorece mucho más a las empresas de mayor tamaño y creemos que esta medida por sí sola no va a solucionar el problema del déficit por lo que habría que enmarcarla en una profunda reforma del sistema fiscal pero acompañada, sobre todo, por una optimización del gasto público y una apuesta por la inversión en los sectores productivos y tecnológicos que pudieran generar riqueza»
El anuncio no era novedoso, como recuerda Francisco Valero, socio de Delta Asesores; pero la crisis sanitaria está dejando unas consecuencias aún no medidas. «Este gobierno de coalicion considera a los empresarios como enemigos sin valorar que son estos los generadores de la riqueza que consigue la creación de puestos de trabajo. En esta pandemia si asustamos a los empresarios dejarán de invertir en nuestro país y se irán a otros que les faciliten mejores condiciones».
Desde la banca se suman a la crítica de empresarios y expertos. «No parece ser el mejor momento para subir impuestos a las empresas, ahora que están tan tocadas»
En opinión de Valero, «la fórmula es subir impuestos con cabeza sin asustar a los creadores de empresas y de empleo, gestionar mejor los recursos actuales y sobre todo solidaridad entre todos y diálogo fundamental en estos momentos».
Esta segunda parte es la que, también, preocupa al economista Antonio Pérez, de la Comisión Fiscal del Colegio de Economistas de Alicante. «Los efectos colaterales de una decisión de este tipo hay que tenerlos en cuenta. Cabe recordar que el Impuesto de Sociedades es el que más efectividad recaudatoria ha perdido desde la crisis de 2008; pero es un gravamen que afecta directamente a la cuenta de resultados de la empresa».
Una reforma que no esté bien planificada podría derivar en la deslocalización de empresas, un tema que recuerda Pérez ha estado en el foco de la pandemia. Su advertencia también prevé que este anunciado aumento fiscal derive en dejar de ser atractivos como territorio inversor o que, como en el caso de la banca, se acabe repercutiendo el coste a los consumidores. «En lugar de aumentar gravámenes, se tendrían que reformular estos impuestos», concluye el economista alicantino.
En el ámbito del análisis, Manuel Murcia, director del departamento fiscal en Galán&Asociados, expone una cuestión preocupante. «Si este tipo mínimo se aplica sobre la base imponible del impuesto, lo que supone esta medida es un recorte en la aplicación de las deducciones fiscales del impuesto, principalmente, aquellas referidas al I+D+i o las inversiones en producciones cinematográficas».
Desde el sector de la banca
El punto de aumento de impuestos sobre la banca es una noticia que no es nueva para el sector. Fuentes consultadas por Economía 3, revelan que, de entrada, el efecto de la medida sería mínimo y no tendría mucho sentido en estos momentos. En primer lugar, porque ahora las entidades están pagando por encima de esa cifra -19%. Y en segundo, el impuesto ataca a los beneficios, un indicador que se verá fuertemente rebajado este 2020 con la crisis.
Por otra parte, desde la banca se suman a la crítica de empresarios y expertos. «No parece ser el mejor momento para subir impuestos a las empresas, ahora que están tan tocadas».
En este sentido, Maudos ahonda en esta idea. «La fijación que tiene este Gobierno a imponer impuestos excepcionales a la banca, argumentando que pagan poco y que se beneficiaron de un rescate con cargo al bolsillo del contribuyente. Ninguno de estos dos argumentos es cierto», asegura.
Para el investigador del IVIE, los bancos pagan lo que dice la ley, y cuando se dan datos del supuesto reducido tipo que pagan en el Impuesto de Sociedades es porque «se compara el beneficio que la banca española gana en todo el mundo con el impuesto que pagan en España, ignorando que fuera de España la banca ya paga el impuesto por lo que allí gana«.
Además, recuerda Maudos, «cuando se inyectó capital a los bancos con cargo a los presupuestos públicos, lo que se rescató fue a los depositantes, ya que si los bancos (mejor dicho, cajas) hubieran quebrado, el coste lo hubiera asumido el depositante. La banca es un sector más de la economía, por lo que imponer un impuesto extra para este sector carece de justificación».
Consecuencias
En definitiva, ni momento ni improvisación. Los economistas valencianos miran hacia el medio plazo y muestran su preocupación por las consecuencias que una reforma, al margen de la crisis, puede tener. Gonzalo Boronat repite la idea de Pérez, pues podemos estar ante una «mayor recaudación a corto pero una ralentización del crecimiento a medio plazo. Tal vez la medida contraria podría fomentar la inversión tanto de empresas españolas como extranjeras que van a ser totalmente necesarias para mejorar las previsiones que tenemos con el actual escenario.”
Finalmente, Manuel Murcia recalca la incertidumbre que aún hay alrededor de la crisis actual. «Habrá que ver su concreción final para saber el alcance recaudatorio que la medida puede tener, teniendo en cuenta que el impacto de la pandemia en los resultados de las empresas en este ejercicio puede afectar a corto y medio plazo a la tributación del Impuesto sobre Sociedades».