Paco Alcalá: «En España, hace falta una cultura de evaluación del gasto público»

El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas está elaborando diferentes informes sobre el impacto socioeconómico de la COVID-19. Recientemente, Francisco Alcalá, uno de sus investigadores de cabecera, expuso medidas para combatirla.

Entre otras cuestiones, el catedrádito de Fundamentos del Análisis Económico (Universidad de Murcia) proponía una «respuesta solidaria y eficaz a la crisis», la cual  requerirá una reforma a medio plazo del sistema fiscal español y donde es imprescindible un liderazgo de las instituciones políticas que debata alternativas concretas para acordar soluciones.

El documento expone una serie de recomendaciones que analizamos en profundidad con el economista del IVIE.

-Apela a la responsabilidad política, ¿no es una propuesta demasiado ambiciosa?

-No sé si es ambiciosa, pero lo necesitamos. Las circunstancias actuales son muy graves. El problema es abordable, pero lo es si las instituciones públicas funcionan. Dentro de ellas, el Gobierno tiene la principal responsabilidad, pero la oposición también forma parte de los mecanismos del Estado y tienen que funcionar en estos momentos.

-Inicia el documento con una comparativa interesante la Gran Recesión de 2008 marcando las diferencias, ¿pero podemos sacar algún aprendizaje de aquella crisis que nos sirva ahora?

-En principio, la idea de la comparación tenía el objetivo de que la gente pudiera entender cómo funciona esta crisis y qué puede esperar que ocurra. Creo que frente a ese miedo difuso, de no saber qué es lo que va a pasar, si se entienden mejor los mecanismos, es posible ver las cosas de una manera más concretas y por lo tanto, puede tener más esperanza.

Por oto lado, con seguridad, se ha aprendido mucho de la crisis anterior. Menciono tres mecanismos de propagación de las crisis y en cada uno de ellos -sobre todo en el canal financiero y en el canal de la demanda y el desempleo-  se ha reaccionado con mucha velocidad tanto a nivel europeo como de gobierno. Por supuesto, todo ha venido muy rápido y todas las actuaciones se corrigen porque no salen perfectas y habrá que ver cómo van funcionando.

Respecto a las medidas tomadas por las instituciones: «Toda esta reacción ha sido extraordinariamente rápida si la comparamos con la Gran Recesión» de 2008.

Pero, en la Gran Recesión, con la financiación tardamos años en reconstruir el sistema bancario y que el dinero llegara a las empresas. En la actualidad, todas las medidas se están tomando en la buena dirección. El dinero, a lo mejor, no está llegando; pero ya están los criterios por parte de los bancos y de las necesidades de garantías. El Banco Central Europeo ya está dando más facilidades a los bancos. El Gobierno ha puesto en marcha esos avales, que quizás son insuficientes, pero ya hay 50.000 millones. Toda esta reacción ha sido extraordinariamente rápida si la comparamos con la Gran Recesión.

-Las medidas pueden parecer rápidas, pero los empresarios se quejan de que el dinero no llega …

-Todo esto tarda y tiene una burocracia que está absolutamente desbordada también. Se entiende que todo el mundo necesita las ayudas y los apoyos inmediatamente, porque los costes los está sufriendo ya, pero a la vez creo que todo el mundo entiende que, de un día para otro, es imposible poner en marcha ayudas de miles de millones y tramitar miles y miles de expedientes. En la crisis anterior, se tardó meses o años en las respuestas.

-En el documento del IVIE, menciona la importancia de que fluya el crédito. Después de lo ocurrido en 2008, ¿ los bancos van a ser salvadores o un eje más?

-Son una de las piezas importantes, pero no la única. Son fundamentales porque hay empresas que se han quedado de un día para otro sin ingresos. Los costes siguen estando ahí y necesitan una capacidad financiera para aguantar. El sistema financiero les proporcione esa financiación es fundamental para que empresas que son viables a largo plazo, puedan volver a funcionar. Pero hay otros elementos.

Si se sigue las noticias internacionales se verá que, en todos los sitios, se está trabajando con prueba y error y en función de la evaluación pues se va adaptando. Algún tipo de condicionalidad debe existir.

-Hablas de los ERTE como herramienta de conexión entre trabajadores y empresa, pero entre las condiciones se ha fijado que luego tiene que haber una contratación confirmada de seis meses. ¿Es una propuesta viable en un contexto de tanta incertidumbre?

-Los ERTE son importantes. Poder mantener el trabajo y eliminar estos costes para las empresas es fundamental. Ya los detalles específicos y condiciones son mejorables y supongo que adaptables también a la vista de lo que vaya sucediendo. Si se sigue las noticias internacionales se verá que, en todos los sitios, se está trabajando con prueba y error y en función de la evaluación pues se va adaptando. Algún tipo de condicionalidad debe existir.

-En el sector turístico, ya han solicitado una prórroga de estos ERTE, ¿vamos hacia medidas que se tendrán que flexibilizar?

-Sí. Creo que las incertidumbres son tremendas en todos los aspectos y en todos los países y en todos los países se van adaptando y modificando. Por ejemplo, este levantamiento parciado que se produjo la están observando en todo el mundo. Las noticias internacionales de ámbito estrictamente económico, se abrió con este tema y para ver cómo funciona. Todos los países están tratando de ver qué experiencias funcionan y cuales no y como hay que corregirlas.

Lo que hay que hacer es dialogar con todas las partes. Es imposible desde el primer día saber cuales son las medidas exactas con el condicionado perfecto y que va a ser lo óptimo en el próximo año. Esto es imposible.

-Otra de las cuestiones que plantea en el informe es el ingreso mínimo vital, ¿es una idea o puede perfilarla más?

-En las prestaciones existentes, hay gente que se queda fuera como es la economía irregular y por tanto, hay que buscar otras vías. Creo que hay un acuerdo general sobre que este tipo de subsidios muy generales y no universales pueden ser los que se implanten de manera más rápida y lleguen donde tienen que llegar.

Es imposible desde el primer día saber cuales son las medidas exactas con el condicionado perfecto y que va a ser lo óptimo en el próximo año. Esto es imposible.

-¿Te refieres a algo puntual o vitalicio?

En el documento se habla sobre medidas durante la crisis. Hay un debate sobre si esta renta debería ser permanente. Diarios conservadores como el Financial Times, lo están proponiendo. Es algo a considerar muy seriamente a largo plazo.

-¿Es el momento de poder ajustar la estructuras de las administraciones -autonómicas y estatal?

-Creo que es el momento de reflexionar. Algo que a penas estamos empezando ahora que es la evaluación del gasto público se tiene que ejercitar. Es algo que ha empezado a hacer la AIReF y que, en España, ha sido insólito hasta ahora y es fundamental. En España, cada comunidad autónoma hace proyectos estratégicos y grandes anuncios con miles de millones para los siguientes tres o cuatro años y nadie evalúa después para qué ha servido y cuales han sido los resultados. En España, hace falta una cultura de evaluación de los proyectos y el gasto público.

-Entonces estamos en un momento magnífico, ¿no cree que vamos a tener que evaluar muchas cosas en esta crisis?

-Sí. Todos los gastos extraordinarios que ahora se pongan en marcha, cabe evaluarlos; pero en el documento trataba de comentar de que en España cuando se dice: haría falta subir impuestos para financiar un determinado programa, la respuesta es: lo que hace falta es reducir el despilfarro y la corrupción. Esta parte segura, pero lo que ha ocurrido es que se ha recortado en Sanidad y otros servicios y no se ha hecho un esfuerzo en mejorar el control de las instituciones o evaluar el gasto público.

-¿Cree que el papel de la UE está siendo el correcto?

-Querríamos más, pero sin la UE estaríamos muchísimo peor en estos momentos. España en estos momentos, se puede plantear poner en marcha estos programas de avales a las empresas y ayudas a los que más están sufriendo esta crisis, porque se puede endeudar; porque de momento no tiene recursos.

Si no hubiera programa como el MEDE o el BCE no comprara deuda española, España no se podría endeudar en este momento o lo haría con una prima de riesgo tremenda. Hace años, con un nivel de endeudamiento inferior a España se le cerraron prácticamente los mercados internacionales de deuda. Con las incertidumbres que hay en estos momentos, si no tuviéramos el respaldo del BCE la prima de riesgo estaría por las nubes.

– Habla de la necesidad de una modernización del sistema impositivo, ¿a qué se refiere?

-Algún aspecto de esa modernización tiene que ver con las empresas multinacionales que van ligadas a sectores tecnológicos y de ocio y que pueden ser de las pocas o únicas ganadoras de esta crisis y sin embargo, tienen una contribución mínima al Estado. Estas iniciativas que ha habido previamente, como la conocida Tasa Google, se vuelven todavía más urgentes. Esto ha venido para quedarse, la gente va a consumir mucho más en su casa. Hay que repensar otras cuestiones en nuestro sistema fiscal.

Entiendo que ahora hay que ayudar a autónomos y todos los que tienen enormes dificultades en estos momentos, pero hay que modernizar la parte del sistema que tiene que ver con estimación objetiva, que nadie se atreve a entrar políticamente, pero que habría que modernizar. Al igual que es el momento de hacer ver qué ocurre cuando se piden bajadas de impuestos. Todo el mundo tiene que contribuir y hay áreas de la economía española que objetivamente no contribuyen de acuerdo con sus posibilidades.

Hay servicios fundamentales que hay que financiarlos bien. Necesitamos un buen sistema fiscal y tomar conciencia de esto, aunque la ejecución lleve tiempo, porque estas cuestiones hay que hacerlas bien.