Dos años al frente de la Confederación Empresarial de la Comunidad Valenciana (CEV) en Castellón y un bagaje de varias décadas al frente de la centenaria consignataria de buques, Sucesor de Sebastián Roca, le dan a Sebastián Pla una experiencia para poder juzgar la difícil coyuntura económica actual que el FMI ve con pesimismo. Un panorama nada halagüeño porque hay sectores que van a sufrir, en especial el turismo. Desde la Confederación hemos planteado medidas paliativas, como los ERTE “por fuerza mayor” para evitar despidos y cierres de empresas, pero si la crisis de la Covid 19 se alarga algunos sectores necesitarán más de 6 meses para recuperarse.

– Como presidente de la Asociación de Consignatarios y Empresas Portuarias de Castellón (ACEP), ¿Cómo afecta esta crisis sanitaria a su sector?
-Nuestro sector, aunque no ha dejado de operar para garantizar el buen funcionamiento de la cadena logística de abastecimiento y exportación, si nota un descenso de la actividad. Evidentemente, la actividad económica, no sólo en España sino en casi todos los países esta sufriendo un parón importante que revierte en una menor demanda de nuestros trabajos y servicios.
Nuestras empresas se adaptan a la nueva situación, tomando todas las medidas necesarias para contribuir al fin de la situación de la alerta sanitaria que nos pueda devolver a la situación de normalidad. Al mismo tiempo se ha podido garantizar el correcto funcionamiento del puerto de Castellón que está dando respuesta eficaz a las necesidades que se plantean.

– ¿Esta crisis global minimizará la del brexit?

– El impacto de esta crisis va a ser muy profundo, pero va a ser un impacto coyuntural. En función de lo que dure la crisis sanitaria, la crisis económica abarcará dos o tres trimestres, y la recuperación podrá alargarse más en el tiempo. En todo caso, nos recuperaremos. Sin embargo, el brexit va a suponer un cambio estructural y político en el marco de la Unión Europea (UE), porque el país que abandona la UE es su segunda economía más importante, en términos de PIB, y porque su política en muchas ocasiones suponía un contrapeso pragmático a la burocracia continental.  El verdadero alcance de esta salida de Reino Unido dependerá, entre otras cuestiones, del acierto de las políticas que instrumente la Unión Europea para los países que se quedan. La desglobalización, el neoproteccionismo, los nacionalismos y los populismos pueden ser catalizadores potentes del desafecto por Europa.

-¿La ralentización económica afectará al transporte de mercancías y materias primas?

Si, evidentemente afectará y lo hará en función del tiempo que dure esta alerta sanitaria mundial. Una vez recuperada la normalidad, se necesitará un tiempo para que la economía y el comercio internacional vuelva a alcanzar las cifras anteriores a la actual crisis.

Dependerá también de los diferentes sectores, habrá algunos que, por su propia naturaleza, quizá sector primario, abonos y fertilizantes, sector energético, se reactiven más rápidamente que otros que necesitarán algo más de tiempo, pero que en cualquier caso encontrarán el camino.

Las empresas tendrán que prepararse también para afrontar este periodo de transición, no será fácil y se necesitará soporte que ofrezca estabilidad y liquidez de forma que se asegure la viabilidad del proceso de recuperación.

-¿Habrá un antes y un después de la COVID-19 en la economía mundial?

-Estoy convencido de que sí. Es imposible pensar que esta pandemia no traerá consecuencias para la economía, como las va a tener para la sociedad. Los cambios son ahora impredecibles, pero, como mínimo exigen una reflexión sobre dónde y cómo producimos; si tenemos una excesiva dependencia de determinados mercados o si la colaboración público-privada o la innovación son sólo para tiempos de crisis. La economía mundial no volverá a ser la misma y las empresas debemos estar preparadas para el cambio.

– El FMI alerta de los efectos negativos de esta crisis en las economías de todos los países y las previsiones para España no son nada optimistas, ¿cómo ve la situación?

-Así es. El FMI alertaba esta semana de que el coronavirus sumergirá a la economía española en la mayor crisis desde 1939. Un derrumbe que comportaría una caída del PIB del 8% y que elevaría la tasa de desempleo hasta el 20’8% este mismo año. A pesar de que solo son previsiones, la magnitud de la crisis debe poner en alerta a los poderes públicos y tomar medidas con carácter urgente. Desde el sector empresarial hemos advertido desde el inicio de la necesidad de encontrar un equilibrio entre las medidas de carácter sanitario, que evidentemente son prioritarias, y las destinadas a mantener la actividad. En cualquier caso, la dimensión de la crisis variará en función del tiempo que se alargue la crisis sanitaria, y no sólo en nuestro país.

– La mayoría de las empresas se verán afectadas por esta crisis, pero son los autónomos y las pymes las más damnificadas, ¿qué hace o va a hacer CEV en Castellón para ayudarles?

– Desde que se decretó el estado de alarma, la CEV está en contacto permanente con los asociados tanto para facilitarles información, como para realizar un diagnóstico de cuál es la situación actual de los diferentes sectores de actividad, escuchar sus demandas y necesidades y actuar como altavoz ante la Administración. En una situación como la que atravesamos la unidad y el diálogo social son básicos.

Prácticamente todas las empresas necesitan liquidez para poder hacer frente a sus gastos, por ello hemos solicitado medidas concretas de aplazamiento de tributos. En el caso de las pymes y los autónomos, desde que se decretó el estado de alarma la CEV ha defendido el aplazamiento de las autoliquidaciones. Esta semana se ha conseguido que el Consejo de Ministros las aplace hasta mayo; sin embargo, y aunque lo consideramos positivo, dada la escasez de actividad que tienen en la actualidad estas empresas de menor tamaño y los profesionales por cuenta propia creemos que sería conveniente una ampliación de la moratoria como mínimo hasta la liquidación de junio.

Por supuesto, nos hemos preocupado porque se cumplan todas las medidas de seguridad en la vuelta a la actividad de los sectores no esenciales, pese a la falta de equipos de protección personal (EPI).  Y, ahora, tenemos que insistir en la obligación de empezar a diseñar el plan de salida, la recuperación.

– La presentación de ERTE se multiplican estas últimas semanas en Castellón y con ello la destrucción de puestos de trabajo, ¿cuándo se truncará esta tendencia?

-Es prácticamente imposible pronosticar cuándo se truncará la tendencia y cuál será la evolución. Lo que sí queremos desde la Confederación es evitar la destrucción de puestos de trabajo, porque de lo contrario la crisis económica generaría una grave crisis social. Por ello, los representantes empresariales, desde nuestra experiencia, estamos proponiendo medidas paliativas y trasladándolas a la Administración.
Desde que comenzó la crisis sanitaria y se vieron afectados los primeros sectores de actividad, hemos defendido los expedientes de regulación temporal de empleo por fuerza mayor. Queremos evitar despidos y cierres de empresas, pero es cierto que la crisis se alarga y que todos empezamos a tomar conciencia de que determinados sectores van a necesitar más de seis meses para recuperarse.

– ¿Podrá reabsorber el tejido empresarial de Castellón los ya más de 33.000 empleos suspendidos temporalmente por la irrupción de la COVID-19?

-Confiamos en que la temporalidad de los ERTE permita la reincorporación progresiva de los empleados a sus puestos de trabajo. Esta circunstancia se dará de forma paulatina, a medio plazo, según lo permita la crisis sanitaria y la recuperación en este sentido dé luz verde a la vuelta completa a la actividad.
Tampoco debemos olvidar que uno de los motores económicos de la provincia de Castellón es el turismo precisamente uno de los más afectados por la pandemia. Este sector tendrá que ser una prioridad en los futuros esfuerzos de recuperación.

– ¿Son suficientes y adecuadas las medidas de apoyo a la economía adoptadas por el Gobierno?

-Los empresarios siempre hacemos gala de generar riqueza y empleo, pero en este momento de extrema incertidumbre, con parte de la actividad bloqueada, necesitamos más que nunca el apoyo público para seguir en esa línea. Se han aprobado medidas que van en la buena dirección, pero nos gustaría que fuesen más ágiles para ganar en efectividad, la verdad es que muchas llegan in extremis.
El pacto alcanzado por el Eurogrupo, aunque todavía no sabemos cómo se materializará en nuestro país, será también básico para facilitar la recuperación económica.

– La industria y la cerámica reclaman al Ejecutivo más liquidez para las empresas y medidas fiscales para no verse abocadas a cerrar, ¿podrán soportar mucho tiempo esta situación sin estos apoyos que demandan?

– La industria, y en concreto, el sector cerámico son otro de los motores económicos de la provincia. Estamos hablando de una actividad que ha tenido que paralizar su actividad al ser considerada como no esencial y que ha empezado a producir muy por debajo de su ritmo habitual. Desde la patronal, Ascer,  ya han avisado de la seria crisis que afronta el sector, con una caída del 71% de la demanda. Por lo tanto, teniendo en cuenta la magnitud de estas cifras hay que activar de inmediato las medidas que proponen. Unas medidas que tienen como objetivo principal hacer llegar liquidez a las empresas.

– Se propone desde el Gobierno unos pactos de La Moncloa que garanticen estabilidad jurídica y política, ¿es ese el camino para salir de la crisis?

-Esos pactos, con independencia de cómo se les quiera llamar, deberían facilitar el camino de salida. En este escenario de incertidumbre, desconocemos cuánto durará y cuáles serán las consecuencias económicas, necesitamos un acuerdo nacional que ofrezca seguridad y que permita una recuperación lo más rápida posible. Eso, según mi opinión, solo se podrá conseguir mediante la unidad y el diálogo entre todos los actores sociales y políticos.

La disposición de la CEV a colaborar, desde la lealtad, es total. Podemos aportar el conocimiento que tenemos del tejido empresarial para encontrar la mejor salida a la crisis, en beneficio del interés general. No se puede salir de esta crisis sin diálogo, es responsabilidad de todos hacerlo.

Junto con el necesario apoyo económico que garantice la liquidez del sistema, será importante afianzar conceptos como la transparencia, la seguridad jurídica, la estabilidad, la agilidad administrativa, o la concertación social para ganar rapidez y eficacia en el proceso de recuperación.

– La hostelería, el comercio, el sector servicios han notado los efectos del coronavirus y el cierre de actividad, son sectores con alto volumen de autónomos, al acabar el confinamiento ¿volverán todos a la actividad o se quedarán algunos en el camino?

-Evidentemente, y debido al parón de la actividad impuesto por la crisis sanitaria, la hostelería, el comercio y el turismo están siendo los más afectados. La vuelta a la actividad no será fácil, por ello estamos reivindicando el aplazamiento de las autoliquidaciones para pymes y autónomos y para todas las empresas, con independencia del tamaño.

La Administración autonómica ha completado algunas de las medidas aprobadas por el ejecutivo central, pero la necesidad de liquidez es tal que esperamos que también las administraciones locales tomen medidas para aliviar y ayudar a mantener el empleo y la actividad empresarial.

¿La recuperación de la actividad económica será rápida, en V, o lenta, en forma de U?

-Como he comentado lo fundamental es finalizar el estado de alarma sanitaria lo más rápidamente posible y a ello debemos contribuir todos, cada uno en la medida de sus posibilidades.
Después viene la tarea de recuperación de la actividad económica, mejor y más rápido con acuerdos y pactos forjados desde la lealtad, el respeto y la transparencia.

Algunos sectores por sus características quizá puedan recuperar en V, pero otros muchos posiblemente necesiten más tiempo, tenemos que estar preparados para apoyar y colaborar en estos momentos tan complicados.