Sábado, 20 de Abril de 2024
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El valor de la auditoría del futuro

Pablo Company, Socio Audit & Assurance en Deloitte

Recuerdo mis primeras auditorías, hace ya más de quince años. Una gran parte del tiempo la dedicábamos a revisar ingentes cantidades de albaranes, facturas y documentación física que, en el mejor de los casos, se encontraba ordenada por orden alfabético en cientos de carpetas distribuidas en algún cuarto de las oficinas de la sociedad auditada.

Todo era extremadamente manual, un trabajo tedioso y poco gratificante. Además, rara vez localizábamos algún problema, y cuándo lo encontrábamos solía tener su explicación lógica y no tenía mayores consecuencias ni aportaba ningún valor añadido.

Por suerte, ahora todo es totalmente distinto. El uso de la tecnología aplicada a la auditoría está permitiendo realizar pruebas masivas de datos en las que, estudiando de forma adecuada la población sujeta a análisis, se pueden alcanzar conclusiones sobre el 100% de la misma, obteniendo conclusiones de mucho mayor valor añadido, tanto para el auditor, como para la sociedad auditada.

Hoy en día somos capaces de extraer en un solo fichero toda la contabilidad del año completo que se está auditando y, tras procesarla con las herramientas adecuadas, identificar rápidamente aspectos que pueden ser identificativos de errores en la contabilidad: asientos duplicados, pagos duplicados, facturas emitidas dos veces, asientos realizados contra la naturaleza de la cuenta, asientos realizados en días festivos o en fin de semana -en los que se presupone que nadie debería estar procesando los mismos-, importes redondos o de naturaleza extraña que se repiten en el tiempo, asientos realizados por personas que no deberían tener acceso a las cuentas contables en cuestión, etc.

Todo esto permite, en pocas horas, detectar anomalías, e incluso fraudes, que se pudieran estar dando en la contabilidad que está siendo sometida a auditoría, así como identificar movimientos contables concretos que requieren un análisis adicional del auditor, concentrando la energía y el tiempo en examinar aquéllas partidas con mayor riesgo de auditoría, habiendo tamizado previamente la población específica que se quiere someter a un mayor escrutinio.

Estadística avanzada
Y no sólo eso. El tratamiento masivo de datos y la estratificación con estas herramientas permite identificar outliers (partidas con una desviación relevante respecto a la población analizada), y hacer un trabajo específico de auditoría sobre ellas. También es posible generar predicciones estadísticas basadas en la correlación de los datos históricos, y analizar las desviaciones por meses, por productos, por línea de negocio, etc. La estadística avanzada aplicada a la auditoría es una herramienta extremadamente potente.

Otro aspecto que ha cambiado radicalmente es el de la toma de inventarios físicos. Divisando ya la entrada del 2020, sería impensable que nos siguiésemos planteando el día del inventario como una larga jornada de 12 horas, en la que varios auditores recorren las instalaciones de la sociedad con cientos de hojas de papel punteando las referencias de los listados.

Por no hablar del tiempo que dedicábamos a posteriori, a documentar nuestras conclusiones, transcribiendo toda la información desde hojas manuales (a veces ininteligibles, pues no es fácil tomar notas en una cámara frigorífica a 20 grados bajo cero, por ejemplo). Hoy somos capaces de tomar inventarios con nuestro móvil, leyendo directamente los códigos de barras de los productos y obteniendo un informe automático.

Podemos tomar fotos aéreas mediante drones de la superficie en la que se encuentran ubicadas las existencias, y en unas pocas horas poder saber cuántas hectáreas de lechugas o de vides hay plantadas, o cuántos cerdos hay retozando plácidamente en la explotación ganadera.

Y no sólo eso, las cámaras de los drones permiten incluso saber el grado de concentración de azúcar que traerá la uva, o el calibre medio que tendrán las naranjas que están en los árboles esperando a ser recolectadas, permitiendo estimar el rendimiento de las cosechas, las mermas, etc. La potencia que puede llegar a tener esto es brutal. Toda una revolución al servicio de los auditores y las empresas de determinados sectores productivos.

El entendimiento de los sistemas de información de las compañías ha pasado a ser, en consecuencia, un aspecto clave en cualquier auditoría. Si el sistema es robusto en términos de seguridad, segregación de funciones de los usuarios, accesos, periodicidad de los backups, generación de reportes automáticos, etc., tendremos recorrido un buen trecho en el camino de saber que la información que estamos sometiendo a verificación es íntegra y fiable.

Es impensable que una auditoría en 2020 no incluya estas cuestiones, así como otras que han llegado para quedarse, como el riesgo de ciberseguridad, al que cada vez son más permeables todo tipo de empresas (no sólo las del IBEX 35, sino empresas medianas y familiares con cifras de facturación mucho más modestas).

Nuevo talento
Todo ello está transformando de forma radical la forma en la que se presta el servicio de auditoría e, incluso, el tipo de talento que se está incorporando a las firmas que prestan este servicio.

Cada vez es más habitual encontrar mezclados con los economistas clásicos, perfiles que incorporan entre sus conocimientos la informática, las matemáticas avanzadas, la econometría, el tratamiento masivo de datos o los algoritmos.

Aquellos perfiles que sean capaces de conjugar conocimientos técnicos (contables) y de negocio, con capacidades de uso avanzado de las herramientas que permiten explotar la información que sale de los sistemas, serán altamente valorados, tanto por las firmas de auditoría, como por toda la comunidad empresarial.

El reto para las firmas de auditoría será el de ser capaces de poner a disposición de las empresas toda esta tecnología y talento en equipos multidisciplinares perfectamente organizados, conjugando el estricto cumplimiento con los estándares de calidad requeridos por el regulador, con la necesidad de obtener conclusiones de valor añadido, que vayan más allá de la mera confirmación de que las cuentas anuales auditadas reflejan la imagen fiel de la situación patrimonial y de las operaciones de la compañía. Y va a ser un reto apasionante…

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