Los tres nuevos tramos de carril bici en Gran Vía Tárrega Monteblanco, Ciudad del Transporte y avenida Casalduch de Castelló amplían desde el pasado verano en 5 kilómetros la red de vías ciclistas urbanas e interurbanas habilitadas en la ciudad. Una apuesta por la movilidad sostenible que tiene como reto reducir la emisión de 151,44 toneladas equivalentes de CO2 hasta 2023.
El Ayuntamiento de Castellón busca reducir la emisión de 151 toneladas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera desde este año y hasta 2023 con la puesta en marcha de cinco kilómetros de carril bici en la ciudad. Para ello habilitará tramos en la Gran Vía, Casalduch y la Ciudad del Transporte, como indicó la alcaldesa Amparo Marco, que indicó que para ello se invertirán 814.000 euros, que tendrán un 50 por ciento de cofinanciación de la Unión Europea (UE).
El proyecto favorece la transición hacia un modelo de ciudad más verde y hacia a una economía baja en carbono facilitando, y con ello potenciando, los desplazamientos urbanos en bicicleta de una forma segura y eficiente. “Con estos nuevos tramos de carril bici en activo desde hace casi un año, Castelló da un paso firme en su objetivo de avanzar hacia un modelo urbano sostenible”, indica Marco.
Castelló consolida también así su tercer puesto en el podio de las ciudades con mayor proporción de carriles bici por habitante (86 kilómetros de vías ciclistas y 0,51 metros por persona), tras Albacete y Vitoria, según el último Barómetro de la Bicicleta del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los tramos a desarrollar son el de Gran Vía, con 1,5 kilómetros, que tiene además el valor añadido de unir barrios y tejer trama urbana, al conectar a través de la avenida Gran Vía Tárrega Monteblanco, la calle Músico Pascual Asensio y los grupos urbanos periféricos San Andrés, Camarilles y Lourdes, hasta la fecha sin red ciclista.
Los 1,6 kilómetros de Casalduch forman parte de un eje metropolitano que permite cruzar la ciudad de norte a sur y, más allá de ello, transitar en bicicleta desde Benicàssim a Nules. Este entramado fomenta los desplazamientos por ocio y turismo y los de tipo estudiantil y laboral. Además de garantizar el acceso a residentes, contribuye a aliviar el tránsito con una reducción de la velocidad en una avenida donde se ubican el instituto y el colegio Isidoro Andrés Villarroya, apuntan desde el consistorio castellonense.
El carril bici de la Ciudad del Transporte, con dos kilómetros, añadido a la mejora que supone para el entorno, logrará la humanización del paisaje urbano, en un polo de empleo como es este polígono, con una fuerte concentración de empresas. La red blinda la seguridad de los desplazamientos sobre dos ruedas en un área que carecía de carril bici.
La operación es una de las 10 que materializará la Estrategia de Desarrollo Sostenible e Integrado EDUSI-Transforma Castelló, que inyectará en la capital 20,2 millones de euros cofinanciados por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) y el Ayuntamiento de Castelló.
La reducción de emisiones de dióxido de carbono al sustituir el coche por la bicicleta, además de al planeta, también benefician a la salud.
El uso de la bici disminuye también la contaminación acústica. La principal fuente de ruido en los ambientes urbanos sigue siendo el tráfico: es el causante de más del 80 por ciento de la contaminación acústica que se registra en las ciudades españolas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).