Las torres hoteleras de Benidorm forman parte de la identidad de la capital turística de la Costa Blanca. Hoy reabre sus puertas el Bristol con numerosas novedades tras una importante reforma y ampliación. El hotel pasa de tres a cuatro estrellas, duplica el número de habitaciones e incorpora nueva tecnología en sus espacios para ganar base de clientes.
Gabriel y Jesús Santiago pertenecen a la quinta generación de la familia Moncho y hace un año recuperaron la gestión del emblemático establecimiento para dar un paso más en la atención al cliente. El cambio de fachada es una de las primeras impresiones que va se perciben en un hotel que ha duplicado su superficie para reservas.
Los principales datos: pasa de 89 a 212 habitaciones. «Las habitaciones son más grandes y se ha incorporado parking, quizás sean las dos primeras cuestiones que se perciban más rápidamente; pero nuestro objetivo es ofrecer un servicio más cercano y profesionalizado«, explica Gabriel Santiago, gerente del establecimiento.
Para los dos nuevos responsables, el reto es mantener el alto nivel de ocupación que ha tenido el hotel hasta ahora y abrir más la base de clientela. «El perfil que hemos tenido hasta ahora es eminentemente nacional. Contamos con cliente que llevan más de 20 años viniendo las mismas fechas. A ellos queremos ofrecerles aspectos novedosos, pero también ese trato familiar y por otro lado, hemos hecho un trabajo previo con turoperadores para sumar a clientes británicos, holandeses y de otras nacionalidades«, subraya el responsable benidormense.
La nueva dirección ha querido cuidar los detalles. Se saben observados en un municipio muy competitivo y que ha visto como en los últimos años ha hecho una apuesta por mejorar la calidad y los servicios dentro de la planta hotelera. La ciudad alicantina ha pasado en tres años de 36 hoteles de cuatro estrellas a 48 (datos 2018).
50 años después
Desde que en 1968, abriera el primer Bristol ahora se aborda un cambio que se llega trabajando desde 2012. El hotel ha estado cerrado durante un año, tiempo en el que se ha realizado la reforma y los importantes cambios. La dirección ha dado prioridad a aspectos como la accesibilidad, la incorporación de nueva tecnología, la eficiencia energética y la flexibilidad de espacios.
Respecto a las primeras, el nuevo Bristol -que deja atrás el Park- ha instalado domótica y un equipamiento moderno. El mejor escaparate lo se encuentra en su nuevo planta deluxe en el último piso con piscina privada. En referencia a la eficiencia energética, es una de las partes de mayor inversión; pues tanto el aislamiento acústico como el térmico se han integrado en el diseño de la nueva fase. El hotel ha pasado de tener una torre a dos de ocho plantas. Esta segunda es completamente nueva y el uso de la aerotermia permite que se mejore el rendimiento energético en aires acondicionados y agua caliente.
Con la idea del servicio más cercano, Pascual detalla que se han ampliado puntos como el comedor, situado en la primera planta junta a la piscina que «pasa de una capacidad de 150 a 270 personas y un área de showcooking para cocina en directo». Por otra parte, el salón se ha concebido como espacio multiusos «que se ajustará a usos atendiendo a los perfiles que tengamos«. El gerente apunta a opciones como una zona para juego para niños este verano o de actividades variadas.
Además se ha querido que la información sea fluida y directa con las personas que se hospeden. «Desde la recepción, se facilitará información adicional», siguiendo la línea de los guest relations.
Empieza hoy, pues, la historia de esta quinta generación que vio como en 1854, Josefa Mayor y Jaime Moncho abrieron la posada La Mayora en 1854, primer establecimiento turístico de Benidorm.