El fenómeno de la digitalización está provocando una cambio de paradigma en la economía global. Actualmente las plataformas digitales alcanzan un nivel de poder de mercado que en el lenguaje de los economistas ya se habla de «Capitalismo de Plataformas». Surgen nuevos perfiles laborales con una tendencia clara al auto empleo y al trabajo por tarea o por encargo, y empresas en la red con un tipo de modelo de negocio que puede tener una impacto negativo en la base financiera de la Seguridad Social, principal sustento del Estado del Bienestar.
Un problema, el de la fiscalidad de estas multinacionales, que la Unión Europea se plantea legislar y del que también se trató en la pasada reunión del G20. Para profundizar en esta cuestión Economía 3 entrevistó a Emilio Ontiveros, Catedrático Emérito de Economía de la Empresa de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de Analistas Financieros Internacionales, (Afi ), aprovechando su participación en la conferencia “Digitalización y sostenibilidad del Estado del Bienestar”, integradas en el ciclo IvieLab, que promueve el Ivie en colaboración con la Generalitat Valenciana y que se celebró esta semana en la Fundación Bancaja de València.
-¿Qué impacto puede ejercer la digitalización en el Estado del Bienestar?
-El impacto de la digitalización lo centro en dos aspectos: el impacto que va a tener en el crecimiento inclusivo, sobre la desigualdad o no de la inserción de la renta; y el impacto sobre las finanzas públicas; hasta que punto las nuevas formas de trabajo surgidas de las tecnologías digitales están produciendo un desplazamiento de los trabajos tradiciones. La emergencia de nuevos trabajos que pueden ser sustitutivos de los anteriores, podrían provocar un descenso de los ingresos tributarios, de los impositivos que pagan principalmente los trabajadores y una caída en las cotizaciones a la Seguridad Social.
A partir de aquí, las dudas que se plantean van entorno a la conformación de nuevas formas empresariales. Estamos viendo un aumento exponencial en el auto empleo, no se si tiene sentido hablar de trabajadores autónomos, ya que en mi opinión, son empleados por encargo. Es un trabajo bajo demanda que lo realizan empresas que no sabemos si son convencionales u operan en la red. Normalmente las plataformas digitales han externalizado una parte importante de sus servicios online, que en el mejor de los casos el trabajador cotiza de forma distinta a lo que cotizan los trabajadores dependientes. Todo eso hace que emerja una primera cautela sobre si las finanzas públicas van a ser sostenibles para aguantar el sistema público.
-¿Las plataformas digitales están provocando una revolución en la economía?
Totalmente, hasta el punto que ya se habla en el lenguaje técnico profesional, e incluso en el académico, de la “economía de la plataformas” también de “capitalismo de plataformas” que son empresas que muchas veces no tienen una localización concreta, ni en su estructura ni en los costes fijos propios de otra convencional. Tampoco empleados en nómina de forma regular que no se ven obligados a pagar las mismas cotizaciones que otros trabajadores. Además, hay una mayor demanda de personas que quiere trabajar para estas empresas que en las convencionales.
«Si las insuficiencias del sistema no las paliamos con impuestos, la base financiera de la Seguridad Social se puede resentir, pero también se pude resentir la recaudación sobre el impuesto de la renta y ya se está resintiendo la recaudación del impuesto del beneficio de sociedades»
Por el momento genera una implicación a la que hay que atender. Este tipo de modelo de negocio puede tener una impacto en la base financiera de la Seguridad Social que, no es el único, pero es el principal sustento del Estado del Bienestar. Observamos que una gran parte de la economía puede ir desplazándose hacia la red a medida que esa digitalización crezca, y que un gran número de actividades laborales se haga bajo ese esquema de “economía de plataformas”.
El gran problema es la fiscalidad de las grandes empresas. ¿Hasta que punto la creciente digitalización se ha convertido en un mecanismo que facilita la distracción y la elusión fiscal de las grandes empresas que practican estrategias de optimización? Europa se ha planteado poner coto a esas políticas de este tipo de multinacionales que lo que hacen es calcular dónde localizan sus ventas, beneficios o dónde pagan impuestos.
-Entonces, ¿la solución es poner coto a las plataformas digitales?
-Hay que observar un fenómeno que es nuevo y que puede tener ventajas, pero desde luego hay inconvenientes que ya hemos intuido. Pero sí, cuerda corta, habría que atar en corto a las plataformas digitales.
-La Unión Europa se está planteando políticas para regular la fiscalidad de las plataformas e incluso en la reciente reunión del G20 se ha llegado a exponer este asunto ¿La solución pasa por legislar de forma global o coordinada?
-Se ha planteado en el G20 pero no hay una solución concreta. No obstante, que se plantee en el seno del G20 revela que evidentemente hay un problema y que hay consciencia de ello. Es una consecuencia de esa “pareja de hecho” que caracteriza la moderna economía, la globalización y la digitalización, y en esta última la pieza clave es la «economía de plataformas». Esto plantea un reto para el factor trabajo: la gente que está contratando a través de plataformas no te contrata para un mes y medio, te contrata para una tarea.
En la Unión Europea sigue siendo dominante la fiscalidad del trabajo y lo que ocurre es que las empresas que son las que más posibilidades tienen de llevar a cabo estas operaciones de ingeniería fiscal, son ya hoy, las que menos impuestos pagan. Observando la tabla de la recaudación tributaria de España destaca que buena parte de la recaudación tiene que ver con las rentas del trabajo, los ingresos derivados de empresa en nuestro país significan un 8% del PIB mientras que las de rentas del trabajo suponen un 16% y en el caso de Europa un 8% y un 19% respectivamente.
Si le añades que a este tipo de economía, que todavía es incipiente, puede reducir estas rentas y sobre estas la aplicas la posibilidad de “jugueteo fiscal”, esto implica que «la nutrición» del Estado del Bienestar se te queda más delgado. Otros de los problemas, aunque de forma indirecta es el poder de mercado, ¿hasta qué punto las grandes empresas tecnológicas se están convirtiendo en monopolio de nuevo cuño?.
-Empresas como Amazon…
-Amazon, Google, Apple…son tres de las cinco empresas más importantes del mundo que operan como un monopolio, muy cerca de un oligopolio claro en mi opinión y con las consecuencias que eso tiene, no solo a nivel de precios, -que hasta hora no las estamos viendo-, pero si puede tener consecuencias de más alcance a medio plazo por ejemplo sobre la vitalidad empresarial, porque su crecimiento es inorgánico, es decir, a partir de las adquisiciones de pequeñas empresas que empiezan a despuntar.
Tienen que haber políticas de saneamiento de las finanzas publicas y eso exige vigilar modalidades de trabajo que no pasan por la Seguridad Social. También que la fiscalidad de las plataformas mejoren mediante las autoridades de competencia
No son solo las empresas más poderosas económicamente, ni las que más valen en bolsa, ni las que más activos poseen, son las empresas que disponen de más “dinero contante y sonante tienen”. Muchas veces los economistas tendemos a ver que hay poder de mercado cuando un monopolio puede subir los precios pero aunque no haya subida de precios puede haber monopolio, porque el poder se puede ejercer de otras formas.
-A nivel de Administración Pública, ¿cómo cree que afectara la digitalización al funcionariado? ¿es una amenaza para el empleo público?
-Sí, de la misma forma en que podemos observar que en la industria de servicios financieros ha habido una reducción de personal brutal, en la dirección de generar mayores ganancias de eficiencia y de productividad. Se está automatizando no solo lo rutinario, la inteligencia artificial, con algoritmos cada vez más sofisticados, puede llevar a automatizar tareas hasta ahora impensables.
En la administración pública sí que pueden haber tareas susceptibles de ser secuenciadas, de ser pautadas. Si la Administración Pública parte de procesar información, sí que podrían estar en peligro los empleos en un futuro. Las estimaciones más serias que se han hecho son que en un horizonte a largo plazo, una parte muy importante de tareas puede estar sujeta a automatización, pero un puesto de trabajo tiene muchas tareas y puede ser que algunas de ellas no sean tan fáciles o tan inmediatamente automatizables, por ejemplo la docencia.
-En este marco de digitalización, en una tendencia de desplazamiento hacia el auto empleo y de menos recaudación, con una población cada vez más envejecida y en un constante aumento de la esperanza de vida ¿cuál es el futuro de las pensiones?
-La globalización y la digitalización conviven en todas las economías avanzadas con el envejecimiento.
El futuro de las pensiones puede estar condicionado si no atendemos a dos circunstancias: en primer lugar al impacto sobre el trabajo y también, si dejamos que haya ámbitos de la economía que dejen a los trabajadores fuera del sistema de la Seguridad Social. Por otro lado, si las insuficiencias del sistema no las paliamos con impuestos, la base financiera de la Seguridad Social se puede resentir, pero también se pude resentir la recaudación sobre el impuesto de la renta y ya se está resintiendo la recaudación del impuesto del beneficio de sociedades.
Otro factor es que actualmente en España hay un número de cotizantes que esta prácticamente a niveles similares de antes de la crisis pero los ingresos son menores, a causa de la precarización del trabajo y además, como cada vez hay que pagar más pensiones por el envejecimiento de la población, los gastos son mayores.
-¿Qué soluciones plantea?
-Tienen que haber políticas de saneamiento de las finanzas publicas y eso exige vigilar modalidades de trabajo que no pasan por la Seguridad Social. También que la fiscalidad de las plataformas mejoren mediante las autoridades de competencia, -que ya hay en Europa y en mi opinión están actuando adecuada pero lentamente-, y que los supervisores estén atentos.