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«Los empresarios tienen que pensar cómo quieren que sea su fábrica del futuro»

Publicado a 28/05/2019 6:15

Nuestra protagonista lleva 20 años en Sisteplant. La compañía, que se ha propuesto aumentar en un 30% la facturación en la Comunitat Valenciana durante los próximos dos años, se encuentra en un proceso de relevo generacional. Entre sus objetivos ayudar a las empresas de todos los tamaños a diseñar su fábrica del futuro.

– ¿Qué es Sisteplant y cuál es su objeto de negocio?

«Los empresarios tienen que pensar cómo quieren que sea su fábrica del futuro»

Sisteplant es  una ingeniería industrial que nació hace 35 años y que se dedica a la excelencia operacional de los procesos industriales. Trabajamos en el desarrollo de modelos de optimización, automatización y planes de transformación de negocio y además, nos dedicamos a implantar sistemas avanzados de gestión de fábricas. Se trata de sistemas que monitorizan en tiempo real los procesos industriales y que optimizan y trazan el mantenimiento tanto de fábricas como de infraestructuras.

Facturamos alrededor de 12 millones de euros. Somos 170 trabajadores entre España, Brasil y México. Tenemos 55.000 clientes y hasta 300.000 usuarios de nuestras herramientas.

– ¿Cuáles son los orígenes de la compañía?

La compañía, que tiene su sede central en Bilbao,  nació con un capital riesgo. Después formamos parte de la Corporación Iberdrola-BBV y  en el año 2000 se hizo un Management Buy Out y los socios iniciales se hicieron con la empresa. Ahora la empresa pertenece a la familia Borda. Ellos tienen el 100% de la compañía.

– Sois especialistas en incrementar la competitividad de las empresas. ¿Cómo lo lleváis a cabo?

– En los últimos diez años empezamos a replantearnos si se podía ir más allá de las herramientas tradicionales de mejora vinculadas a  Lean Manufacturing. En aquella época, ya había sectores, como el de la automoción o el de la aeronáutica, que ya iban más avanzados. Nos planteamos entonces ¿qué más podíamos hacer nosotros? Creamos un plan de transformación y una metodología  llamada Tecnoiplant, que describe nuestra visión y propuesta para el desarrollo de las fábricas del futuro. Representamos ese modelo con una bailarina porque entendemos que las fábricas del futuro tienen que ser precisas, ágiles, inteligentes y sobre todo muy perfeccionistas.

Con todo este paradigma de industria 4.0, las empresas industriales van a tener que fabricar series o lotes de fabricación más cortos, más personalizados y más adaptados a lo que quiere el mercado. ¿Cuál es el problema? Que las fábricas están concebidas para hacer miles de piezas o de unidades. Con lo cual, hay que llevar a cabo unos planes de transformación que permitan que las fábricas sean más flexibles, más polivalentes y más robustas.

– ¿En qué consiste Tecnoiplant?

– Lo hemos desarrollado y además lo implantamos. Tecnoiplant está integrado por varias partes: estrategia industrial, conocimiento y dominio del proceso, la digitalización y la conexión de la cadena de valor y Human 4.0. Es decir, domino mi proceso, tengo visibilidad sobre lo que ocurre en tiempo real y además me integro con proveedores y doy visibilidad a mis clientes. En definitiva, se trata de toda una estrategia global que tiene instalaciones productivas, aspectos de mejora tradicional, algoritmos matemáticos y que además integra a toda la cadena de valor.

Sisteplant-Ana-Santiago

– ¿Qué es Human 4.0?

– En todo este cambio industrial resulta que hay personas y no todas ellas están igual de capacitadas. Además, los empleados que hay en una compañía son los que son, no vas a cambiarlos todos porque mañana necesites ingenieros de procesos  que dominen la estadística.

Human 4.0 es todo un proceso de transformación de las estructuras organizativas que parte sobre cómo evolucionar los perfiles que tenemos a día de hoy y las estructuras organizativas porque, si a futuro tenemos que ser más ágiles, debemos tener estructuras más planas, más reactivas ante un cambio de demanda, ante un requisito del cliente… entonces hay ciertos cambios estructurales que tendrán que llevarse a cabo.

Con lo cual, tiene que producirse una evolución del conocimiento de las personas que tenemos en nuestras plantas y debemos buscar perfiles que sepan lidiar con las nuevas herramientas que habrá que implantar. Para llevar todo esto a cabo hay que establecer un plan e ir implantando, en función de los beneficios que se van generando día a día.

– ¿Cuánto tiempo dura un proceso de implantación de este calibre?

– Una transformación integral puede durar hasta cuatro años. Eso no quiere decir que no se puedan hacer proyectos con impactos rápidos en el plazo de un año. Se trata de planes de transformación. Por lo tanto, se establecen estrategias con plazos de un año y también depende de la madurez de la tecnología que se quiera implantar en el proceso.

Es verdad que en alimentación y en cosmética, el empresario lanza un producto nuevo y no sabe cómo va a funcionar en el mercado. Con lo cual, hay que establecer una estrategia global de mercado y de manera transversal que se va a llevar a cabo en todas las líneas. Hay que decidir si ir a la fabricación masiva o a un producto más personalizado con valor añadido que deja más margen pero que exige otras variables como dominar más el proceso, cambiar máquinas, ir automatizando de forma flexible… Es decir, hacerlo finalmente de forma eficiente.


«Hay que buscar la motivación de las personas desde la tecnología»


– Todo ello conlleva un cambio en la cultura de la empresa.

– Efectivamente, significa tener una estrategia y una visión a largo plazo y cambiar la cultura, además de pasar a estructuras organizativas que responden mucho más rápido y con operarios que son capaces de enfrentarse a problemas y a retos que tradicionalmente hacían los ingenieros. Todo esto no es un sueño, es la realidad. Es decir, hay que buscar la motivación de las personas desde la tecnología. Para todo ello montamos aulas laboratorio donde los operarios van aprendiendo y van cogiendo competencias ayudados también por las herramientas informáticas.

Sisteplant en la Comunitat Valenciana

– ¿Cuál es vuestra posición en la Comunitat Valenciana?

– Estamos presentes desde el año 2000. No tenemos oficinas pero atendemos a los clientes de la Comunitat Valenciana con el equipo de Madrid y el de Barcelona. Esto es así porque tenemos unas metodologías muy trabajadas y cuando diluyes mucho geográficamente los consultores no tienes facilidad para asegurar cierto método.

– Os habéis marcado como objetivo incrementar la facturación en la Comunitat Valenciana un 30% en los próximos dos años. ¿Cómo pensáis llevarlo a cabo?

– Desarrollando nuestro trabajo con los clientes tradicionales y abriendo nuevos mercados y clientes. Nuestra oferta de servicios es muy amplia y hay muchos clientes en la Comunitat con los que todavía no hemos trabajado.

Somos conscientes de que hay un mercado potencial para nuestros servicios y debemos trabajarlo, darnos visibilidad y hacer jornadas divulgativas, presentaciones, establecer colaboraciones con universidades… para que todo el mundo entienda lo que somos capaces de hacer.

– ¿En qué se diferencia el tejido empresarial de la Comunitat Valenciana con respecto a otras zonas?

– La Comunitat Valenciana es una región rica en industria y donde estamos trabajando mucho. Comenzamos con el sector del mueble en el año 2000 y, poco a poco, hemos ido incorporándonos al de la automoción y, posteriormente, hemos comenzado a trabajar con el de la alimentación. Estos sectores tienen una gran importancia con respecto al resto de España y además son muy  interesantes para nosotros.

– En tu opinión, ¿en qué nivel de digitalización se encuentran las empresas valencianas?

– Yo creo que todavía les queda mucho trabajo por hacer si las comparo con algunas regiones de España.

– ¿En qué posición nos encontramos?

– Yo diría que en una posición intermedia. La explosión industrial 4.0 o la obsesión por la digitalización en la Comunitat Valenciana comenzó un par de años más tarde que en el resto de España. De todas formas, ahora mismo hay mucha sensibilización, se celebran muchas jornadas divulgativas sobre el tema, charlas, másteres… Y esta inquietud ha llegado hace tres años.

– ¿Por qué crees que entramos dos años más tarde? ¿Pudo deberse a la crisis?

– Para que algo despierte debe haber políticas de gobierno que traccionen, que subvencionen, que den ayudas… Pienso que en este aspecto, las iniciativas gubernamentales fueron más tardías que en otras regiones. Dicho esto, había convocatorias nacionales a las que las empresas valencianas se podían presentar. De todas formas, si hay algo local que tracciona siempre ayuda.

A pesar de todo, en la Comunitat Valenciana hay de todo. Por ejemplo, el sector de la automoción está bastante avanzado en estas cuestiones. Con lo cual, no se puede generalizar y decir que la Comunitat Valenciana está por detrás del resto de regiones. Las empresas de automoción han hecho sus deberes y algunas del sector de la alimentación también. Pero sí que es cierto que yo posicionaría a la industria valenciana en un estadio intermedio.


«La industria necesita perfiles más formados, más prácticos y más cercanos a los procesos productivos»


– ¿Qué os están pidiendo las empresas valencianas?

– Todavía hay pocos planes de transformación integral de la compañía.  Los empresarios valencianos tienen que pensar cómo quieren que sea su fábrica del futuro. Con lo cual, ese tipo de servicios que estamos prestando en otras regiones de España, en la Comunitat Valenciana todavía hay cierto escepticismo. Sí que hay iniciativas 4.0 muy puntuales y atomizadas. Sin embargo, echo en falta planes integrales que afecten a las personas, a la digitalización, la automatización, el conocimiento, el dominio del proceso…

– ¿Por qué procesos se están decantando más las empresas valencianas?

– Tanto las empresas valencianas como en España en general, las empresas se están decantando por la digitalización. Hay mucha iniciativa muy atomizada y ahora parece que se están dando  cuenta los empresarios que no vale con tocar solo una tecla, sino que hay que tocar varias a la vez. Los planes aislados no sirven, digitalizar sin personas no vale y automatizar sin pensar en como robustecer el proceso y dominarlo tampoco vale.

– ¿Qué papel juegan las personas en todo este proceso que supone una revolución en la empresa?

– Hay políticas educativas, que en València hay que desarrollar un poco más, como puede ser la formación dual. La industria necesita perfiles más formados, más prácticos y más cercanos a los procesos productivos y eso solo se consigue incorporando a las personas adecuadas cuanto antes y  combinando la formación práctica con la teórica. Con lo cual, uno de los retos de la Comunitat estaría en potenciar más la Formación Dual que en otras regiones están funcionando muy bien. Aunque son políticas que deben partir del Gobierno, las empresas también pueden ir a centros de FP y plantear sus necesidades y ver cómo desarrollan esos proyectos, como yo le he visto hacer en otras regiones.

– Todas estas transformaciones a las que debe someterse la empresa va a generar una serie de perfiles… ¿Cuáles serían?

– Son operarios que a futuro deben ser pequeños ingenieros de procesos. Antiguamente, los que se dedicaban al mantenimiento en las empresas o eran electricistas o eran mecánicos, después pasamos a los electromecánicos y ahora necesitamos mecatrónicos. Con lo cual, los operarios del futuro van a tener que estar más capacitados en la interpretación de datos, pero no hay centrarse solo en la formación en matemáticas, sino en el conocimiento del proceso en el que están. Podríamos definirlos como operarios aumentados, que no se conforman con dar a la tecla de inicio y fin. Aportan más valor si dominan el proceso y además interpretan lo que les están diciendo las herramientas informáticas.

Y otro aspecto importante, la especialización extrema en los ingenieros tampoco es tan necesaria. De hecho, cuanto más polivalentes seamos todos, incluidos los gestores, mejor.

En el futuro sí que habrá grandes especialistas pero sobre todo va a haber gente mucho más polivalente.

– ¿Cuál es vuestro perfil de cliente?

– Aquí, a veces hay confusión. De hecho, hay empresas que creen que solo trabajamos con grandes empresas y no es verdad. Tenemos clientes de todos los tamaños y entre ellos muchos son pymes ya que estas también deben llevar a cabo los procesos de digitalización, cada uno con sus medios y a su escala. Las pymes también tienen su necesidad sino van a desaparecer.

Una pyme, dentro de sus posibilidades, tiene que digitalizarse, flexibilizar sus líneas y tiene que acogerse a los requisitos del mercado y nosotros tenemos un bagaje muy amplio, a lo largo de estos 35 años, de trabajo con pymes y con micropymes.

– ¿Sigues notando esa desconexión entre la empresa y la Universidad de la que se habla siempre?

– Todavía hay cierta desconexión. Los recién egresados no saben a veces por dónde empezar a hacer su segundo máster. Por otro lado, a la industria le cuesta mucho encontrar ciertos perfiles. Ahora mismo hay una demanda muy alta de perfiles informáticos en toda España y cuesta encontrarlos. Y no solo consiste en saber programar hay que conocer la matemática avanzada, saber de autómatas…

Echo en falta un acercamiento por parte del mundo académico para conocer los procesos y cierta formación en aspectos que están ocurriendo ahora y que demanda la industria y que los estudiantes no conocen y salen muy despistados.

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