Joan Ribó, alcalde de València, asegura haber reducido la deuda a casi a la mitad, cerrando 2018 con 468 millones (por debajo del 70 % de los ingresos municipales). Asimismo, defiende que València ya no es capital de la corrupción, sino de los valores, desde la alimentación sostenible a los derechos humanos

– Nos encontramos a un año de las elecciones y los sondeos indican que sería el más votado… ¿qué significa para usted haberse ganado la confianza de tantos ciudadanos?

– Indudablemente es una satisfacción contribuir en la mejora de la vida diaria de los vecinos y vecinas de València, a veces desde el apoyo y otras desde la discrepancia, pero lo cierto es que nuestro objetivo de mejorar la vida en los barrios ha tenido mucha aceptación. En cuanto al equipo de gobierno, soy un firme defensor de las coaliciones, que es, en definitiva, defender el diálogo hasta llegar a consensos.

– ¿Cree que ha dado buenos resultados o las divergencias han sido importantes?

– En València tenemos una responsabilidad histórica, tras más de dos décadas de gobiernos conservadores, y hemos estado a la altura de las circunstancias. Si se fija en las votaciones de los plenos no habrá visto ni una sola discrepancia de voto de los grupos que conformamos el Govern de la Nau en las mociones que ha presentado este gobierno, y ello se debe al diálogo constante con que trabajamos. Por otra parte, hemos sido durante estos tres años la primera ciudad de España en aprobar nuestros presupuestos municipales, sin duda, el principal indicador de nuestra unidad de acción.

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