Ana Botín ha presentado hoy ante la junta de accionistas la nueva imagen de marca del Banco Santander. La nueva imagen se adecúa a los canales digitales y los dispositivos móviles con el objetivo de adaptarse al nuevo entorno digital, trasmitir los valores de la nueva cultura corporativa y reforzar la estrategia de convertirse en una plataforma digital y abierta de servicios financieros, con el fin de alcanzar la cifra de 30 millones de clientes digitales a final de año.

El banco mantiene la esencia de la marca y sus principales activos, como el nombre, la llama y el rojo corporativo. La transformación se aplica a la tipografía, más estilizada; el rojo de fondo se elimina y se utiliza un tono rojo más brillante para un mayor efecto en las pantallas. También se aumenta el uso del blanco, que aporta sencillez, transparencia y visibilidad.

La llama, que evoca el descubrimiento del fuego como símbolo de progreso y representa pasión y cercanía, está presente en el logotipo del banco desde 1986 y fue concebida para un entorno analógico, para ser expuesta en sucursales y en papel. Ahora se ajusta la llama y la tipografía para mejorar su visibilidad en internet, transmitir mejor la transformación digital del banco y competir con las grandes marcas digitales globales.

La renovación de la marca la ha llevado a cabo la consultora internacional Interbrand, tras numerosas consultas realizadas entre empleados y clientes del grupo en todos los países donde opera. El resultado es una marca que enraiza con el legado, pero que evoluciona hacia una imagen que ofrece, asegura la entidad financiera, «una mejor versión de nosotros mismos». Por ello, la marca mantiene los símbolos más reconocibles y que transmiten fortaleza y confianza, adaptándolos a las nuevas necesidades.

El cambio de imagen se realizará de forma progresiva, empezando por los soportes digitales y cajeros, comunicación y publicidad. Posteriormente se extenderá a sucursales, material de oficina y otros activos físicos, adaptándose a cada país.

En su intervención, Ana Botín ha manifestado que la marca Santander «es una de las grandes fortalezas de nuestro banco, reconocida internacionalmente por la confianza y la credibilidad que transmite. Tenemos que cambiar e innovar. La marca debe evolucionar para acompañar nuestra transformación,hacerla más visible y transmitir mejor nuestra cultura”.

Uno de los aspectos más relevantes es que la marca estará unificada en todos los mercados, por primera vez en la historia del grupo, tal y como afirmó su presidenta. «Esta marca -concluyó- conecta mejor con las nuevas generaciones, es más moderna, y mejora un 20% la visibilidad en formato digital”.