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Utiel-Requena vuelve a sus raíces más profundas, la bobal

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La variedad bobal es la segunda tinta en número de hectáreas y producción en nuestro país y la mayoría abrumadora está en el occidente valenciano, dentro de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Utiel-Requena. En estos años ha sabido evolucionar. De ser la base de vinos de granel por su color y cuerpo, a convertirse en una de las variedades revelación para la crítica y los consumidores. Hoy, los vinos de Utiel-Requena llevan la bobal a los restaurantes y distribuidores de todo el país y exportan el 75 % de su producción.

Tienen en los campos de Utiel-Requena una variedad de uva que es una joya, pero que estaba oculta, encerrada en una tradición que hizo rica a esta tierra, pero que hoy se descubre que todavía lo puede ser más. Nos referimos a la bobal, una tinta autóctona, robusta, sufrida y auténtica superviviente en un clima con extremos muy marcados.

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Es la segunda variedad tinta de España en superficie plantada, solo por detrás de la tempranillo (y sus múltiples nombres regionales), pero el estar concentrada casi toda en esta zona y sus vecinas, apenas es conocida por el consumidor medio en el resto del país. Sin embargo, la bobal Utiel-Requena ha estado presente en muchos vinos en el último siglo gracias a su potente color, estructura y cuerpo, que convertían a sus vinos en unos excelentes acompañantes en coupages o mezclas para el mercado de graneles.

Esto cimentó la riqueza vinícola de la zona en un tiempo. Hoy, aquella variedad que apenas hace veinte años casi ninguna bodega la nombraba en sus etiquetas, se ha convertido en una de las revelaciones del panorama vitivinícola español.

Alabada y reconocida por la crítica por su poder frutal, por su cuerpo y por su acidez equilibrada, en estos años también ha demostrado algo en lo que pocos creían hace un cuarto de siglo: que aguantaría como las mejores largas crianzas en barrica, haciendo vinos de alta expresión.

La meseta valenciana

Y es que el mejor tesoro de la DOP Utiel-Requena era la bobal y la tenían ahí enfrente, en los viñedos viejos. Solo hacía falta que los viticultores adaptaran el cultivo para vinos de calidad y que llegara una joven generación de enólogos que la pusieran en valor. Hoy la bobal es una variedad presente en la carta de los restaurantes de referencia en nuestro país. Está de moda, ya no es una desconocida para el público iniciado y empieza a ser común en la distribución de toda España.

El clima de la meseta de Utiel-Requena difiere mucho del resto de la Comunitat. Las altitudes en las que se defienden los viñedos, que van de los 500 a los casi 1.000 metros, y su relativa corta distancia al mar, crean unas condiciones climáticas muy apropiadas para producir uvas de una gran calidad.

Miguel Medina, presidente DO Utiel-Requena

Miguel Medina, presidente DO Utiel-Requena

José Miguel Medina, presidente de la DOP Utiel-Requena, señala que la amplitud térmica entre las horas centrales del día y de la noche en el final del verano son claves para la singularización de estas uvas.

Lo mismo que la relativa frescura del inicio del verano, cuando la floración puede verse arrasada por el exceso de calor, como pasaría en otras zonas si se plantara. “Se ha adaptado a nuestra zona como un guante”, asegura el presidente del Consejo Regulador de la DOP Utiel-Requena.

Es una uva de grano menudo, lo que aporta más proporción de pieles respecto de pulpa, lo que aporta polifenoles, aromas, complejidad y cuerpo a los vinos que, junto con los suelos característicos y la sequía veraniega, hacen sufrir a las cepas para dar racimos extraordinarios.

Medina cree que el cambio climático ha beneficiado a los vinos de Utiel-Requena, aportándoles más fructuosidad y matizando la acidez, si bien la sequía del año pasado, por ejemplo, hizo mucho daño a las viñas.

Sabias acciones de marketing, como la que llevará los vinos de Utiel-Requena a Madrid a final de mes, en ABC Serrano, o el Foro Bobal celebrado en Utiel, son ejemplos sobre cómo el Consejo Regulador apuesta por las raíces como forma de diferenciación.

“Disponemos de una gran cantidad de viñedo viejo de bobal, un 43 % de nuestras 34.000 hectáreas tienen más de cincuenta años de vida”, subraya Medina, lo que convierte ese suelo en un auténtico patrimonio vegetal, un auténtico diamante que ahora la promoción y el buen hacer de los enólogos está puliendo día tras día.

Selección y zonificación

En el afán por defender la bobal, la DOP Utiel-Requena se ha embarcado en un proyecto a 10-12 años vista, que llevará a zonificar todo el territorio con una selección clonal de bobales, que permitirá identificar cuál se adapta mejor en cada zona.

Esto redundará en seguir mejorando la tipicidad de estos vinos, que son únicos en el mundo y con los que nadie puede competir, aunque eso no impida que para mercados internacionales la bobal haga coupage con variedades internacionales más conocidas.

Echando la vista atrás, el camino recorrido ha sido increíble, aunque para Medina lo mejor está por llegar en los próximos años, si se sigue trabajando en la misma línea de potenciar el origen y la singularidad y revertiendo la riqueza sobre el territorio en el que trabajan 5.000 viticultores, potenciando así la opción de poder vivir en el medio rural.

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