El arquitecto, Demetrio Ribes murió en 1921, cuando solo contaba con 45 años. Sus estudiosos y biógrafos lamentan una pérdida tan temprana y valoran hasta dónde podría haber llegado la carrera profesional de un hombre que, en menos de veinte años de ejercicio profesional, dio muestras sobradas de una capacidad para expresar su creatividad a través de los diversos lenguajes arquitectónicos del siglo XX. Su formación, entre 1893 y 1902, le lleva a Barcelona primero, y más tarde a Madrid, donde se doctorará en Ciencias Físico-Matemáticas y en Arquitectura, carrera esta última que estudió por libre. Arquitecto teórico y práctico, estudioso de las escuelas y los estilos europeos, Ribes proyectó edificios, pero también ejerció como técnico constructor; un ejemplo lo tenemos en el Mercado de Colón, de Francisco Mora, donde solucionó todos los problemas estructurales de marquesinas y cubiertas.

La Estación del Norte, cien años con nosotros

La estación del marqués de Campo

Túnel pasante

Ejerció libremente la profesión y trabajó para los ferrocarriles de la compañía Norte, donde dejó obras notables en Madrid y Barcelona. Su gran obra, sin embargo, es la Estación del Norte de València, que dibujó y proyecto al detalle, siguiendo el proceso constructivo de modo personal y diseñando, como pocos grandes maestros han hecho, cada pieza de barandas, taquillas, remates o paneles decorativos. En la Estación del Norte, Ribes expresa todas las influencias de la arquitectura vienesa y traslada su pasión por el modernismo, cuidando todos los detalles y aunando la labor de los mejores artesanos españoles en las cerámicas, forjas, cristales, azulejos, mobiliario y lámparas.