Prueba del nuevo Mercedes-Benz Clase E 350 d: La berlina de Mercedes más polivalente
Prueba del nuevo Mercedes-Benz Clase E 350 d
No lo tenía fácil el nuevo Clase E. La veterana novena generación quedaba lejos de un nuevo Clase C crecido y un también nuevo Clase S consagrado. Ambos, además, estrenando el nuevo y revolucionario ADN de Mercedes. Aun así, se ha reivindicado rápidamente. ¿Cómo? Es quizá la berlina tecnológicamente más avanzada del mercado y así lo transmitió insistentemente la propia marca desde su lanzamiento.
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Ahora, gracias a la cesión de una unidad por parte de Mercedes-Benz Valencia, hemos tenido la oportunidad de comprobarlo. Y además, lo hemos hecho sobre la versión diésel más potente y complementada con un gran equipamiento opcional.
La décima generación –se dice pronto, pero ya van diez, sí– de la Clase E, no hará que giremos la cabeza a su paso. Es más, si no nos fijamos, es difícil distinguirla a primera vista de la Clase C e, incluso, de la Clase S. No tiene nada en su diseño exterior que la haga especial, pero tras haberla conducido, entendemos por qué Mercedes-Benz puso tanto interés en promocionar su lanzamiento. Sencillamente, es ‘el Mercedes’.
Representa esa berlina de toda la vida, con la que podrás viajar tan lejos como quieras plácidamente, pero que también podrás utilizar en el día a día, algo que, por longitud, difícilmente harás con un Clase S. Si a eso le sumamos que se trata del modelo más avanzado tecnológicamente de la gama, ya tenemos su razón de ser.
Respecto a la generación anterior, el nuevo Clase E crece en longitud, pero disminuye su anchura y altura. Sus 43 mm más de largo, combinados con un incremento también en la batalla de 65 mm, se traducen directamente, por ejemplo, en mayor espacio para las piernas de los ocupantes traseros. En cambio, esta modificación de cotas hace que la capacidad del maletero se reduzca en 10 litros.
Su aspecto exterior, como decíamos, recoge también los nuevos rasgos estilísticos de la marca, que tantos éxitos le está dando.
Todo él se basa en un conjunto en el que predomina un capó largo con un corto voladizo delantero y una línea de techo que le da, sobre todo en la vista lateral, el aspecto de un coupé de cinco puertas.
Esa imagen deportiva se veía reforzada en la unidad que tuvimos la oportunidad de probar, por el paquete exterior AMG Line, que se complementaba con unas generosas llantas de 20 pulgadas.
En el diseño de la nueva Mercedes-Benz cobran gran protagonismo las ópticas, especialmente cuando incluyen la tecnología led como en este caso. Delante, los afilados faros atraen las miradas, tanto de noche como por el día. Un total de ¡84 led! actuando de forma perfectamente estudiada se encargan de que la iluminación sea perfecta en todo momento, evitando que deslumbremos al resto de conductores. Sin duda, de los mejores del mercado.
También las ópticas traseras utilizan una innovadora tecnología de diodos, que la marca denomina ‘polvo de estrellas’ y que hace que tengan ese brillo tan especial que tanto gusta ver por nuestras calles y carreteras.
Cal y arena
En el interior reúne lo mejor de lo visto en las renovadas berlinas de Mercedes-Benz. Se basa en un vanguardista diseño de salpicadero, que envuelve también las puertas, y sobre el que flota en la mitad izquierda una enorme pantalla a modo de iPad, que integra tanto la instrumentación del conductor, como la información del sistema de Infoentretenimiento.
El aspecto y la calidad de imagen recuerdan mucho a la tableta de Apple, pero a diferencia de esta, no es táctil; para su accionamiento debemos recurrir al joystick de la consola central, que sí lo es, o a los mandos del volante que, a modo de innovación, también. Así es, los espacios donde irían los botones del volante son táctiles y se utilizan gestos de barrido como en un smartphone.
Al principio cuesta acostumbrarse, al ser algo nuevo, pero es muy práctico. En contrapartida, hace que el diseño del volante sea un poco soso, al contar con tan poca botonadura. No deja de ser una sensación extraña que, disponiendo de una pantalla de tremendas dimensiones, no sea táctil, pues la tendencia natural es a acercar nuestros dedos a la misma.
Es algo común en las marcas alemanas y Volvo, que sí ha adoptado un sistema también de display de grandes dimensiones pero practicable, quizá les esté ganando la partida, pues es más cómodo de utilizar y posiblemente más seguro.
También en los materiales encontramos diversidad en el interior del Clase E. En un primer vistazo se aprecia de gran calidad en todos los elementos, pero el material brillante de la consola central simula con plástico lo que en otros tiempos fue madera ‘piano black’.
Esta simulación hace que, incluso en la unidad probada, que no tenía demasiado tiempo ni kilómetros, estuviera visiblemente rayada. Lo mismo ocurría con el cristal de la luna delantera, que también mostraba rayas que parecían provenir incluso de su limpieza habitual.
De nuevo, la iluminación ambiental es toda una referencia a seguir. Dispone de 64 colores a elegir y es visible incluso a plena luz del día. Se encarga de perfilar el salpicadero, entre otros elementos, y especialmente de crear ese efecto flotante iluminando detrás de la pantalla.
Poder diésel
A día de hoy, el nuevo Clase E se ofrece con nueve motorizaciones, cuatro de ellas diésel. El ‘nuestro’ equipaba la más potente, con seis cilindros capaces de desarrollar 258 CV y 620 Nm. Todo un prodigio de potencia y empuje con suavidad, pero con decisión, que te traslada cómodamente, tanto en ciudad como en largos recorridos por carretera.
Todo ello, además, con un consumo irrisorio. La marca alemana declara 6,4 l/100 km en ciudad y 4,6 en carretera, y nosotros medimos en nuestros recorridos habituales 8,3 y 6,6 respectivamente. Cifras más que respetables y no fruto de la casualidad. La nueva caja de cambios 9G-Tronic y un coeficiente aerodinámico Cx de 0,23, son solo dos de los muchos elementos que ayudan a convertir a esta berlina en una de las más eficientes de su clase.
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