Perfiles biográficos de Rubert y Blay
José María Rubert. Soy valenciano y tengo 51 años. Tuve la suerte de entrar en los 80 en la Facultad de Económicas de la Universitat de València y un profesor que luego ha ocupado puestos muy relevantes, Aurelio Martínez, en una clase de Organización Económica Internacional, dijo: “Aquel de vosotros que se lo pueda permitir, que se vaya de Valencia, que estudie fuera y, si es fuera de España, mejor”. Aquello me impactó.
[masinformacion post_ids=»75662,75692,75718,75726,75732″]
Me marché a Madrid, estudié allí un MBA y luego fui a la Universidad de Houston, donde terminé mi postgrado. Eso me abrió la red de contactos y mi visión del mundo. Parece mentira que un chaval de veintipocos años tuviera que irse a Madrid para descubrir compañías como Procter&Gamble o Unilever. Allí tuve la oportunidad de entrevistarme con diferentes compañías, pero se produjo algo que, en principio, no estaba previsto: una de las entrevistas que hice fue en un medio de comunicación; entré en el plató de TV y dije: “esto es lo que me gusta, los medios de comunicación”. Volví a Valencia y entré en Televisión Valenciana (Canal 9), en el Departamento de Marketing Comercial de RTVV a principios de los 90, siendo Amadeu Fabregat director general.
Allí pude desarrollar todo lo aprendido en materia de marketing comercial, a partir de la publicidad más local. En un solo año conseguimos facturar más de 1.000 millones de las antiguas pesetas en publicidad de comercios. Mi progresión fue de responsable del área local a responsable de la Comunidad Valenciana, luego responsable nacional y, finalmente, director comercial y de marketing. Allí conocí a Mateo, que era uno de mis clientes, y se inició lo que acabaría siendo ZenithBRMedia, con la B de Blay y la R de Rubert.
Mateo Blay. Nací en Gandia (Valencia) hace 57 años. Estudié Ingeniería Agrícola en la UPV y me fui con una beca al Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA), dependiente del CSIC. Allí me aburrí solemnemente, porque tenía 40 ideas y solo podía practicar una. Al principio, me pareció muy interesante, pero cuando descubrí que el mismo ensayo se tiene que repetir muchas veces, comprendí que eso no era lo mío. Hace unos 30 años empecé en el mundo de la comunicación y el marketing; decidí crear una agencia de comunicación, marketing y publicidad que se llamaba Agropubli.
Un día, que estábamos empezando a trabajar para Lladró y para la CAM, coincidieron ambos que trabajar con una agencia que se llamaba Agropubli no les satisfacía. Dije “no va a ser por el nombre”, y cogí las tres primeras letras, AGR, y pregunté: “¿Así ya podemos trabajar?”. Al principio trabajábamos principalmente para el sector agrícola, luego para empresas multinacionales de productos fitosanitarios y, a los tres o cuatro años, pasamos a trabajar para productos y sectores: cítricos, plátano de Canarias, manzanas de Lérida, etc. Nos dimos cuenta de que eso era como un océano azul, pues el mundo agroalimentario es muy amplio y vale la pena especializarse en él y no intentar ir a todo. El último cambio, hace unos diez años, fue evolucionar la marca a AGR Food Marketing.
Ahora estamos en un proceso de internacionalización, montando filiales en el extranjero. Los países con más interés son Chile, Perú, Ecuador y Colombia. Y nos están hablando también de Argentina. Lo que vamos a hacer en estos países es unir a los sectores, todos ellos con un gran potencial, como la banana en Ecuador o el café en Brasil y preparar proyectos globales de marketing y comunicación, adaptados en cada caso.