Concienciar a los ciudadanos y motivarles a interesarse por la jardinería y la floristería es el objetivo principal del Mercado de las Flores, que el domingo 24 de abril celebra su duocécima edición en la Plaza Mayor de Villena en horario de 10.00 a 15.00 horas. Esta propuesta se une al Mercado de la Tierra que organiza con carácter mensual la Concejalía de la Agricultura en el mismo lugar. Entre la programación, talleres para que los más pequeños aprendan la importancia de la naturaleza para que la aprendan ellos mismos en primera persona, así como propuestas para adultos, como visitas guiadas.

Empresas y asociaciones de la ciudad contarán con 14 puestos en el Mercado, en los que se podrán comprar todo tipo de productos y se ha diseñado una programación muy completa con actividades para todos los públicos. Los pequeños podrán disfrutar de talleres como ‘Pintacaras y broches con flores’, ‘Pintar con gena y degustaciones de té’, ‘Creando paisaje’ y ‘Pinta con nosotros’.

Visita a los minados de agua

Y no hay mejor forma de conocer la naturaleza, que empezando por el entorno. Por eso, se procederá a la apertura de los antiguos minados de agua de la propia Plaza Mayor, en la Fuente de los Chorros. Estas son antiguas galerías subterráneas por las que fluían las aguas de la Sierra de la Villa hacia la Plaza. Posteriormente pasaban a la Plaza del Rollo y finalizaban el recorrido en la Huerta de Villena.

Se realizarán visitas en grupos de 15 personas para conocer estos emplazamientos históricos de 11.00 a 14.00 horas de mano de la Concejalía de Turismo que no requieren inscripción previa, ya que los grupos se formarán en ese mismo momento.

De igual forma, el yacimiento arqueológico de un antiguo poblado de la Edad del Bronce, fechado hace unos 3.500 años de antigüedad, Cabezo Redondo, también podrá visitarse con tours guiados. Estas visitas se hacen de forma mensual, y el Mercado de las Flores es un buen motivo para realizar algunas más. Tras las excavaciones llevadas a cabo aquí se encontraron los primeros indicios de un urbanismo preconcebido en la Península, por lo que se convirtió en uno de los yacimientos más importantes de Valencia.

El poblado, ordenado en torno a manzanas de casas cubiertas con yeso, suelos decorados, hornos y bancos adosados, pudo llegar a albergar entre 500 y 750 habitantes. Estos, de clase social elevada, pudieron atesorar objetos y joyas como el Tesorillo del Cabezo Redondo y quizá el Tesoro de Villena, que descansan en el Museo Arqueológico Municipal José María Soler de la
ciudad, siendo este último a día de hoy, uno de los tesoros prehistóricos más importantes de Europa.