Las tres reformas estructurales pendientes
– El aparato administrativo y político, el sector público del Estado español en su conjunto, reclama una reforma en profundidad. Y no se trata solo de reducirlo, de cortar por aquí o por allí. Se trata de repensar su funcionamiento y estructura en conjunto y preguntarnos si en la España del siglo XXI necesitamos y tiene sentido mantener estructuras y pautas de funcionamiento, no ya del siglo XIX, sino de hace apenas 30 años.
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Por ejemplo, las necesidades y retos a los que se enfrenta la economía y sociedad española en un mundo plenamente globalizado tienen poco que ver con las necesidades y retos a los que se enfrentaba este país cuando nos planteábamos la integración europea, y de eso no hace más allá de 30 años.
En segundo lugar y en línea con esto, tenemos que asumir que el modelo de Estado asistencial vigente en España necesita una revisión a fondo en su modelo de financiación. Mantener una sanidad y educación universal y gratuita, como falsamente se dice, además de otro tipo de prestaciones públicas, y todo ello financiado en base a imposición directa, va a ser cada vez más difícil y de dudosa viabilidad en una economía abierta y global. Este no es un discurso fácil ni agradable para nadie, y mucho menos para los responsables políticos, pero la realidad es muy terca y para mantener ese modelo de Estado asistencial con prestaciones universales no queda más remedio que entrar en la senda del copago y de las fórmulas de colaboración público-privado.
Y la tercera gran reforma estructural pendiente afecta al sistema de pensiones. La reflexión es la misma: confiar en poder mantener un sistema de pensiones basado fundamentalmente en los principios de reparto y solidaridad intergeneracional es dificilmente sostenible a medio y largo plazo. Hay que ir a modelos de colaboración público-privado y dar entrada a los fondos privados. Y aunque sé que este no va a ser un debate fácil para ningún responsable político, cuanto antes lo abordemos las medidas serán menos traumáticas. Las proyecciones al respecto son muy claras y evitar el debate no es la mejor solución. Los medios informativos tienen un importante papel a jugar en este tema.