Jueves, 25 de Abril de 2024
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Efciencia, calidad y reducción de costes en la sanidad

Efciencia, calidad y reducción de costes en la sanidad
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Salvador Cano, adjunto a Dirección de Grupo Nisa

En alusión a la posibilidad de mejorar la eficiencia sin disminuir la calidad asistencial, para Salvador Cano “ambos conceptos deben ir de la mano hasta el punto que sean la misma cosa. Buscamos la calidad integral que consiste en contar con las mejores instalaciones, tecnologías y el mejor equipo humano para prestar un buen servicio y obtener el mejor resultado. Todo ello, teniendo en cuenta que los recursos no son ilimitados”.

  

[mepr-rule id=»598″ ifallowed=»show»]Para Cano, es necesario hacer hincapié en “cómo hacemos las cosas, quién las hace, de qué medios disponemos y pararnos a pensar si podemos redefinir los procesos para conseguir el mismo o mejor resultado a un menor coste. Por ello, es necesario reorganizar internamente nuestra actividad”.

Ante esta misma cuestión, Vicente Gil agregó que “en cuanto a la calidad es difícil definir el punto óptimo porque pueden producirse subjetividades al respecto”. Por ello, aconsejó sobre la importancia de tomar decisiones respaldadas por análisis, estudios, etc., ya que la reducción de determinados ratios puede generar una menor recuperación del paciente, alargar su estancia hospitalaria, fallos en la medicación, etc., que provocarían un incremento del gasto. “Es decir, los costes de la no calidad son altísimos”.

En este sentido, Vicente Gil argumentó también que “ya se ha demostrado que no siempre un mayor gasto reporta un mejor resultado en salud”.

Sobre la evaluación de la calidad, Vicente Gil añadió “que estamos en ‘mantillas’ porque no estamos trabajando de una manera sistémica. Nos preocupamos por establecer indicadores internos para que te salten alarmas cuando se ha producido una transgresión de ese nivel de calidad, sin embargo, la dificultad estriba en encontrar datos con los que compararse”.

Del mismo modo, insistió en que para medir la calidad “es necesario ir a resultados de salud porque son los que reflejan el impacto de lo que se está haciendo ya que sino es así, no aporta valor. A pesar de todo, -matizó- los proveedores de la Administración y gracias a nuestra posición voluntarista, nos ponemos nuestros propios indicadores para saber cómo vamos, incluso más allá de lo que exige la propia Administración”.

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Albert Cañís, director asociado de Improven para el sector Salud

Ante esta perspectiva, Albert Cañís argumentó que “están más preocupados y preparados por monitorizar la calidad los hospitales y concesiones que venden el servicio, que el que lo compra, que es realmente el que lo debería monitorizar”.

Sobre los ratios y exigencias de la Administración en cuanto a calidad, Pablo Gallart explicó que esta se mide tanto en los hospitales públicos como en las concesiones y estas últimas han obtenido muy buenos resultados. “Nuestro compromiso con la calidad en todas las concesiones es muy alto y va más allá de lo que nos obliga la Administración tanto desde el punto de vista económico como asistencial. De hecho, –matizó Gallart–, periódicamente hacemos encuestas de satisfacción de calidad a los pacientes”.

En alusión a lo anterior, para Albert Cañís la calidad también residiría en que el paciente pudiera escoger centro o tratamiento. “Pero, previamente, debe haber transparencia en los resultados de instituciones, servicios y profesionales y en este apartado nos queda mucho por hacer”.

El Grupo Nisa, tal y como esclareció Salvador Cano, está esforzándose por aumentar su nivel de transparencia con distintos indicadores de calidad y “lo estamos haciendo a través del IDIS donde publicamos informes anuales y barómetros sobre la situación de la sanidad privada, entre otros trabajos. Del mismo modo, nuestros hospitales deben superar los mismos controles y las mismas inspecciones que cualquier público y queremos que sea así”.

A este respecto, Pablo Gallart apostilló que sí que es posible dar más calidad aunque “para nosotros, el mejor paciente es el que no enferma. Para ello, es necesario poner en práctica una buena política de prevención y promoción de la salud e invertir dinero en ella ya que todo aquello que mejore la salud de la ciudadanía a futuro va a repercutir económicamente”.

Gallart enumeró una serie de medidas que mejoran la percepción de la calidad y que generarían un ahorro como apostar por la cirugía sin ingreso y por servicios compartidos, buscar alternativas al ingreso hospitalario como puede ser el domiciliario e implantar un plan de crónicos. Otro pilar en los que se apoya el Grupo Ribera Salud para buscar la eficiencia es la política de recursos humanos. “Es importante incentivar al profesional en función de lo que hace y de su productividad además de alinearlo con la filosofía de la empresa para que dé más de sí”, concretó.

Pablo Gallart destacó la importancia de la tecnología en el apartado de calidad-coste, “ya que una buena inversión en este sentido ayuda a obtener mejores diagnósticos y detecta precozmente enfermedades que permiten reducir el coste”.

Ante los argumentos esgrimidos por los distintos ponentes, Jaime Ávila dilucidó que “la eficiencia tiene que ir ligada a medición. Lo que no se mide no se controla y no se puede mejorar. Es decir, cualquier medida de eficiencia que se ponga en marcha (práctica clínica, mejora en la gestión de las compras, logística, etc.) debemos ser capaces de monitorizarla y medirla para poder decir que somos más eficientes”.

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