La historia contemporánea de España está llena de batallas y conflictos que explican parte de la realidad actual. La tercera guerra Carlista es un ejemplo de ello, ya que fue una guerra civil disputada entre 1872 y 1876. Aquí se enfrentaron los seguidores de Carlos Duque de Madrid y los partidarios de Amadeo, de Alfonso XII y de la I República. Tal es su importancia que muchos historiadores le han dado diferentes nombres según su percepción. Hoy te contaremos lo más importante sobre este conflicto.
¿Qué es la tercera guerra carlista?
En principio, debemos aclarar que, las guerras carlistas, fueron una serie de conflictos o enfrentamientos bélicos civiles, ocurridos en España durante el siglo XIX. En este contexto, la tercera guerra carlista fue un enfrentamiento civil que se desarrolló entre los territorios de Cataluña, Navarra y las Provincias de Vascongadas. Tuvo lugar entre los años de 1872 y 1876, enfrentando a los seguidores de Carlos, duque de Madrid, pretendiente carlista al trono, y los gobiernos de Alfonso XII y Amadeo I, de la I República.
En algún momento de la historia española, este conflicto ha sido reseñado como “segunda guerra civil”, y más recientemente, otros historiadores la han llamado, “segunda guerra Carlista”, negando esta designación a la llamada Guerra de los Matiners. Todo empezó cuando Ramón Cabrera renunció a su cargo de jefe político del carlismo porque pensaba que las condiciones no estaban dadas para triunfar a través de las armas. Situación que aprovechó Carlos VII para levantar a los pueblos de Cataluña y Navarra debido a los decretos de Nueva Planta.
¿Qué originó la tercera guerra carlista?
La Monarquía de Amadeo I ya llevaba varios años en el poder y había bastante descontento en la población. Ante esto, los partidarios de Carlos VII iniciaron un movimiento para derrocarlo del poder y establecer un nuevo orden nacional a través de las armas. Todo esto generó una época de incertidumbre en el país debido a que Amadeo era un régimen constitucional a pesar de todas sus fallas. Aun así, el régimen pudo reponerse de las derrotas iniciales gracias a varias estrategias militares que salvaron el trono.
Al principio las tropas carlistas superan en número a sus contrincantes, especialmente con los levantamientos de Cataluña. Todo esto se originó luego de perder trece escaños en abril de 1872 por un supuesto fraude que nunca se demostró. En consecuencia, los carlistas tuvieron la excusa perfecta para levantarse y empezaron a reclutar a guarniciones de todo el país. Así fue cómo convencieron al viejo continente de que un conflicto civil era necesario para derrocar al gobierno liberal de turno. Las hostilidades comenzaron oficialmente el 21 de abril de 1872.
¿Quién ganó este conflicto?
La tercera guerra carlista fue la última dentro de las guerras civiles en España y culminó con una nueva derrota. Esto produjo una profunda reorganización de los carlistas debido a que no lograron los objetivos a través de las armas. Por otro lado, el gobierno de restauración quedó completamente reforzado al vencer a una oposición hostil y muy violenta. Sin embargo, los carlistas no se rindieron, porque ahora buscarían el poder a través de alternativas pacíficas y democráticas. Carlos VII seguiría siendo el líder carismático del movimiento, pero con diferentes matices en su discurso.
De esta manera se consumó, la tercera derrota carlista durante el conflicto civil español. Estas derrotas fueron un duro golpe para sus partidarios, ya que consideraban que las armas eran la única alternativa para salir del régimen. En el intervalo de cada guerra hubo momentos de paz relativa, pero siempre fue entorpecido por algún abuso del gobierno de turno. Sin embargo, nada de esto fue suficiente para obtener la victoria, al punto que el régimen quedó muy fortalecido con cada triunfo.
¿Cómo terminó la tercera guerra carlista?
Los carlistas comenzaron muy bien la guerra, pero sus fuerzas fueron disminuyendo ante el buen accionar del régimen. Así fue como pasaron de estar casi iguales en número a ser cuatro veces inferior ante los alfonsinos, siendo una desventaja significativa. De hecho, tal era la superioridad del régimen que se dio el lujo de dividir su ejército en dos para atacar flancos diferentes. Así fue como en Vizcaya se disputó la acción de Abadiano que terminó de debilitar a los carlistas.
Posteriormente, los batallones de Ugarte, Cavero y Carasa fueron derrotados, lo que puso todo más complicado para los rebeldes. Esto produjo una de las últimas derrotas Carlistas, al punto que su líder, Carlos VII, huyó hacia Francia argumentando que volvería pronto. En consecuencia, el Castillo de Lapoblación caería solo unos días después de la huida de su líder, poniendo punto final a la tercera guerra carlista. A partir de aquí comenzó el proceso de reunificación de España a través del entendimiento y el diálogo.
¿Cuándo acabó la tercera guerra carlista?
La tercera guerra carlista culminó oficialmente el 28 de febrero de 1876. Esto originó el fin de las intenciones golpistas de los seguidores de Don Carlos, marcando el inicio de una nueva era. La ley abolitoria de fueros del 21 de julio de 1876 fue el marco formal que concluiría el conflicto, algo en lo que todos estuvieron de acuerdo, más aún si el líder había huido al exilio. Por lo tanto, a pesar de que parecía algo negativo, terminó siendo todo lo contrario, al punto que se llegó al Primer Acuerdo Económico Vasco.
Esto propició una pequeña libertad financiera a la región del País Vasco, algo que nunca había vivido durante el régimen. Como resultado, los siguientes años fueron de mucha prosperidad, tanto así que marcó el origen del auge industrial que aún se ve en esa comunidad autónoma. Luego se creó el Partido Nacionalista Vasco con el fin de aumentar el sentir del carlismo, hecho que ocurrió luego de la supresión de los fueros. Esto explica parte de los conflictos entre la monarquía y el País Vasco.
¿Cuáles fueron sus principales consecuencias?
La derrota carlista tuvo duras consecuencias para sus seguidores. Sin embargo, no todo fue tan malo, puesto que los soldados que depusieron las armas tuvieron la posibilidad de integrarse al ejército gubernamental. Asimismo, mantuvieron sus rangos y poderes, aunque muy pocos aceptaron este acuerdo. Mientras tanto, el régimen se vio obligado a crear la Constitución de 1876 para olvidar las épocas anteriores y dar la sensación de un nuevo inicio en el país. Aun así, el sentimiento carlista nunca se terminaría por completo.
Lo que sí se dejaría de lado son las ansias de golpismo por parte de los seguidores de Carlos. La realidad es que provocaron tres guerras civiles y en ninguna lograron la victoria, lo que demostró que ese no era el camino. El régimen tuvo algunos buenos gestos, como el de dejar la nobleza a aquellos que ya lo eran antes del conflicto. Así intentaría gobernar luego de la tercera guerra carlista, aunque no sería la última guerra que habría en España.