Tecnocracia: ¿Qué es y cuáles son sus principales ventajas?
La tecnocracia es un sistema social en el que el gobierno está dirigido por un grupo de científicos e ingenieros. El término se utilizó por primera vez a principios del siglo XX, pero ganó una renovada popularidad con el auge de Internet y la tecnología. Aunque la tecnocracia tiene muchos aspectos positivos, esta forma de gobierno tiene sus inconvenientes. Para ayudarte a entender ambos lados del debate, hemos investigado qué implica exactamente la tecnocracia, cuál es su origen y cuáles son sus ventajas y desventajas.
¿Qué es la Tecnocracia?
La tecnocracia es una forma de gobierno en la que el poder de decisión es ejercido por los técnicos expertos en sus diversos campos de especialización, en lugar de por representantes elegidos. Se basa en la creencia de que la ciencia y la tecnología son la base de la organización social. Razón por la cual, los responsables de la toma de decisiones deben ser seleccionados en función de sus conocimientos tecnológicos.
Los tecnócratas harían la política económica, decidirían qué tecnología utilizar, fijarían las cuotas de producción y los precios, etc. En resumen, la tecnocracia es un sistema de gobierno en el que todas las decisiones importantes las toman los técnicos, basándose en el análisis científico y el uso de la tecnología.
Orígenes de la tecnocracia
El término tecnocracia significa “gobierno de los técnicos” y su origen viene de las palabras griegas tékhnē «arte, técnica» y krátos «poder, dominio, gobierno». La tecnocracia fue una de las primeras teorías de gobierno que surgió a principios del siglo XX (en los primeros años de la década de 1930), en Estados Unidos.
Fue fundada por un grupo de ingenieros preocupados porque el mundo se estaba quedando sin recursos. Este movimiento tuvo su apogeo durante la Gran Depresión, cuando mucha gente estaba desesperada por nuevas ideas sobre cómo organizar mejor la sociedad.
Aspectos positivos de la tecnocracia
La tecnocracia tiene el potencial de resolver muchos de los problemas a los que se enfrenta la sociedad actual, como la degradación del medio ambiente, el desempleo y la desigualdad. Es un sistema que antepone las personas a los beneficios y podría mejorar la vida de todos los habitantes de la Tierra.
A diferencia del sistema democrático, en el sistema tecnocrático la demagogia y las especulaciones no tienen cabida. Esto, como resultado de que las decisiones se toman basándose en análisis científicos y la correspondiente experimentación y aplicación del método científico.
Otro de los aspectos positivos, es el hecho de que los cargos públicos se asignan de acuerdo a la capacidad y experticia en el área de cada técnico. De ninguna manera, será por amistad o tráfico de influencias.
Aspectos negativos de la tecnocracia
Obviamente, como todo sistema a la par de sus aspectos positivos, también hay aspectos negativos que se deben valorar. Entre ellos destacan dos factores como los principales impedimentos para la implementación de este modelo en la actualidad.
El sistema tecnocrático no garantiza una solución que beneficie y satisfaga a los diferentes sectores de la sociedad. Las decisiones basadas meramente en aspectos técnicos tienden a dejar de lado lo social y muchas veces lo moral.
Por otro lado, se crea un ambiente de desigualdad donde solo los mejor preparados podrán optar por las mejores posiciones. Resultando en la discriminación de quienes, aunque no estén tan preparados cuentan con otras características necesarias para la administración de los recursos de un país.
Tecnocracia en la práctica
En la práctica, una tecnocracia es un sistema de gobierno en el que los científicos e ingenieros tienen el control. Puede parecer una idea extraña para la mayoría de la gente, teniendo en cuenta que nunca se ha aplicado con éxito, pero el concepto ha tenido sus partidarios a lo largo de la historia.
En muchos sentidos, la tecnocracia puede considerarse una utopía: una sociedad ideal en la que todos los aspectos de la vida están controlados por expertos y en la que no hay clases económicas ni partidos políticos.
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