Lunes, 30 de Diciembre de 2024
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Sofismos: ¿Qué son, cuáles son sus tipos y cómo se identifican?

Cuando se trata de argumentar, existen muchas formas de poder brindarle valor o sentido a lo que queremos decir. Desde los tiempos remotos de la antigua Grecia, en los que el hombre intentaba comprender el mundo que lo rodeaba. Los argumentos plasmados a través de silogismos, y la manera cómo se llegaba a una verdad a través de un razonamiento lógico eran completamente necesarios. Pero ¿qué son los sofismos? ¿Sirven realmente como un argumento válido? Todo esto y mucho más, se sabrá a continuación.

¿Qué es un sofismo?

Al sofismo  se le conoce como falacia de argumento o razonamiento falso, formulado con el objetivo de engañar al adversario. En cuanto a su etimología, sofismo o sofisma deriva de la palabra sofista, de origen griego sophía que significa «sabiduría» y sophos que expresa «sabio». El sofismo puede designar todo razonamiento incorrecto, sin embargo, en lógica, los sofismos se refieren específicamente al razonamiento que parece ser correcto, pero no lo es. Un ejemplo bastante común de sofismo es el argumento: «Todas las mujeres se portan mal».

Los sofismos también pueden identificarse con todos aquellos sinónimos correspondientes al engaño, como pueden ser: apariencia, engaño, falsedad, y muchos más. Por lo que, es importante que siempre se esté al tanto de lo que usa el interlocutor para razonar sobre sus argumentos. Ya que siempre se estará expuesto a los sofismas. Y cuando una persona hace empleo de ellos, es una buena oportunidad para contra argumentar. Otro ejemplo claro de sofismo es cuando se parte de la siguiente premisa: Los perros rottweiler son peligrosos / Un perro rottweiler es cariñoso / no es un rottweiler.

Tipos de sofismas

Al existir tantas formas de confundir a una persona según el contexto y demás variables, es normal pensar que existen una gran variedad de sofismas. Uno de ellos, es el sofisma de accidente. Este ocurre cuando una persona intenta confundir o apuntar acciones accidentales con las esenciales, por ejemplo: “Si ayer me fue bien, hoy también”. También existe el sofisma de ignorancia de la causa, que plantea que la verdadera causa de algo, no es definida como tal, y se reemplaza por otra causa totalmente distinta, por ejemplo: “Su accidente fue castigo divino”.

Sofisma de ignorancia de la cuestión, ocurre cuando una persona ignora una proposición alegando otra que no tiene nada que ver con la primera: “No me prestas atención / Pero si siempre estoy contigo”. El sofisma de petición de principio, es un tipo de argumento que utiliza un hecho primario sin demostrar, para llegar a conclusiones. Por ejemplo: “Como soy el que más vende, mi negocio es el más exitoso”. También existe el sofisma de círculo vicioso, y sucede cuando una proposición secundaria es probada con una proposición inicial: “Si no tienes dinero, es porque no has vendido nuestros productos”.

También, existe el sofisma por falsa generalización, y ocurre cuando generalizamos a un grupo por características propias de un individuo.

Diferencias entre sofismo y falacia

Aunque si bien es cierto que ambos términos suelen usarse como sinónimos, es importante tener muy en claro sus diferencias. Por un lado, los sofismos son un tipo de argumentación que aparenta ser cierta, pero que parte de razonamientos lógicos erróneos y son empleados para confundir al interlocutor. Este tipo de razonamientos suelen confundirse con aparentes silogismos. Sin embargo, realmente lo que se intenta es defender una idea errónea a partir de hechos o premisas que, aunque puedan ser verdaderas o falsas, la conclusión es errónea.

Por otro lado, las falacias son una declaración o afirmación sobre un razonamiento erróneo, pero que se expone como una verdad absoluta. Esto suele presentarse en mayor o menor medida, a través del radicalismo de creencias de cualquier tipo, en la cual, todo lo que no pertenezca a un sistema de creencias personal, significa que están errados o equivocados. Estas suelen enmascarar engaños o estafas, pero las mismas son propuestas como una verdad absoluta, por lo que se debe tener cuidado y saber identificarlas.

¿Qué significa ser sofista?

La acepción de “sofista” ha cambiado a lo largo de la historia. La misma tiene comienzo en la Antigua Grecia, con los pensadores griegos que eran expertos en la retórica, el uso de las palabras, su significado y los efectos que pueden tener dentro de una sociedad. En principio, un sofista era considerado una persona de instrucción, que podía cumplir funciones como orientador o guía en el uso de las palabras y la retórica. Y así formar e instruir a las personas. No obstante, a raíz de la filosofía de Sócrates y Platón, el término de sofista se fue acuñando hacia cosas negativas.

¿Por qué? Porque acusaban a los sofistas de utilizar la retórica a su conveniencia, presentando argumentos o ideas que eran falsas. Pero que, a través de premisas plausibles, se engañaba y convencían al interlocutor de ser verdad. Es decir, los acusaban de manipular a las personas a su antojo. Es por ello que los sofistas pasaron de ser  guías y maestros, a ser considerados como promulgadores de mentiras y argumentos falsos presentados como una verdad absoluta. Y es lo que significa, hoy en día, este término.

Principales sofistas en la historia

Los sofistas nacen en la Antigua Grecia, en la Atenas democrática en el siglo V a.C. Fueron muchos los que, en su momento, se consideraban sofistas. Sin embargo, sólo mencionaremos algunos que fueron muy populares en su momento. El primero de ellos es Protágoras de Abderas, que fue de los principales sofistas del siglo V a.C. Fue un deambulante y viajero que se paseaba por Grecia enseñando a las personas sobre el arte y las proezas de la retórica, y por este servicio cobraba altas tarifas.

Es de mencionar que, junto con Gorgias, fueron los únicos sofistas que Platón y Aristóteles llegaron a respetar. Y hablando de Gorgias de Leontino, diremos que fue un discípulo de Empédocles, y también conoció el pensamiento de Parménides. Por lo que, con el tiempo, fue conocido como otro de los maestros de la retórica, reconocido como un sofista respetado incluso como filósofo de la época por sus detractores. Otro sofista de renombre, fue Pródico de Ceos, amante de la gramática y la retórica propiamente, aunque sus obras no sobrevivieron con el tiempo.

Ejemplos de sofismos

Para tener clara la idea de lo que son sofismos, no hay mejor manera de representarlos a través de ejemplos sencillos. Por ejemplo, uno muy popular es el siguiente: “A los perros les gusta pasear, a mí también me gusta pasear, por lo tanto, soy un perro”. Aunque parezca un ejemplo demasiado obvio o tonto, la realidad es que muchas personas suelen relacionarse con cosas que no tienen ninguna lógica, como, por ejemplo, los signos zodiacales. “A los Capricornio les encanta ser sociables, como yo soy sociable, entonces soy capricornio”.

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