Las startups también triunfan en ciudades pequeñas
Las startups tienen cualquier rincón del mundo al alcance gracias a las nuevas tecnologías, que les permiten alcanzar mercados y clientes de todos los rincones del planeta. Sin embargo, algunas de ellas apuestan por abrir sus negocios en ciudades pequeñas, y es que esta decisión conlleva ciertas ventajas que merecen ser tenidas en cuenta.
Muchos emprendedores optan por abrir sus negocios en grandes núcleos empresariales como Madrid, Barcelona o Berlín, entre otros, ya que es en estos lugares donde se acumulan el conocimiento y el talento, y las startups los pueden aprovechar al tenerlos tan cerca.
Por norma general, estos centros neurálgicos de los negocios cuentan con núcleos de población muy grandes, lo que supone a las empresas mayores oportunidades para hacer negocio, sobre todo gracias al hecho de que les rodean otras empresas con las que pueden llevarse a cabo sinergias interesantes, y de las que además se pueden aprovechar recursos y contactos.
Áreas como Madrid y Barcelona albergan algo más del millar de compañías de alto crecimiento en nuestro país, lo que supone casi la mitad de todas las que hay en territorio español.
Los que optan por ciudades pequeñas
Pero no todos los emprendedores inician sus actividades empresariales en estos grandes núcleos, ya sea por obligación o por decisión propia, algunos de ellos se asientan a kilómetros de distancia de las grandes ciudades.
Aquellas startups que abren sus puertas en localidades más pequeñas se enfrentan a ciertas dificultades, pero también es cierto que disfrutan de algunas ventajas que en los grandes núcleos de población no se encuentran.
Por ejemplo, el coste de la vida difiere mucho entre una gran ciudad y una localidad más pequeña. A menor nivel de vida menor nivel de gastos, gastos tales como el alquiler de los locales, los sueldos de los empleados, los costes de producción, etc.
Por otro lado, que estas startups comiencen su andadura en ciudades pequeñas no significa que se tengan que restringir a ese lugar. Todas ellas están abiertas a nuevas opciones, lo que lleva a gran parte de ellas a dar el salto a grandes ciudades, aunque en la mayoría de los casos, mantienen su producción en la pequeña localidad que les vio nacer. Este es el caso de la gallega Qubitia o la malagueña Freepik, que han acabado dando el salto hasta Londres y San Francisco, respectivamente.
Emprendedores como los de estas startups demuestran que el lugar importa, pero que no es determinante, y que es totalmente posible nacer en una ciudad pequeña pero poder dar el salto a un gran núcleo empresarial, sin tener que renunciar a ninguno de los dos escenarios.
Otra de las ventajas de montar una startup en una ciudad pequeña es la opción de encontrar empleados. Cierto es que encontrar talento verdadero y conocimientos específicos puede ser más complicado que en una gran ciudad donde estas cualidades se acumulan, pero en una ciudad pequeña es más fácil de detectar al empleado que buscamos, y existen menos empresas competidoras buscando los mismos perfiles que nuestra empresa, con lo que además logramos que las pujas por captar al empleado no hagan que al final sus aspiraciones económicas se vuelvan desorbitadas, por ejemplo.
Por otra parte, en la grandes ciudades existe una alta rotación de personal, con lo que las startups están continuamente en búsqueda de nuevos empleados, empleados que además pueden tener ciertas exigencias sabiendo que hay muchas empresas que están a la caza de su talento.
Inconvenientes de las ciudades pequeñas
Obviamente, emprender lejos de los grandes núcleos empresariales también acarrea ciertas desventajas, como por ejemplo, la de perder multitud de oportunidades de relacionarse con otros sectores y contactos, por encontrarse muy alejados de ellos. En una ciudad pequeña practicar el ‘networking’ no es imposible, pero sí es un poco más complicado y menos eficaz que en las grandes ciudades.
Contar con personal cualificado, sobre todo cuando el perfil buscado es muy específico, tampoco es sencillo. Se trata de otra tarea difícil pero tampoco imposible. Ante estas dificultades, la startup tendrá que hacer un esfuerzo extra tanto para poder relacionarse con otros sectores, empresas y contactos interesantes, como para encontrar el empleado idóneo para su negocio, al que debería esforzarse por atraer con un proyecto empresarial llamativo, un equipo de trabajo motivador y unas condiciones laborales difíciles de superar.
A pesar de todo, y sea dónde sea que decidamos emprender nuestro negocio, si nuestra idea es buena, le dedicamos el tiempo y esfuerzo necesario y conseguimos formar un entorno de trabajo atractivo para el talento y los inversores, da igual si estamos en la ciudad más pequeña del mundo, podremos llegar lejos.
En todo caso, ejemplos como Freepik, Qubitia, Habitissimo, Wattio o From The Bench, por ejemplo, nos demuestran que se puede nacer y crecer en una ciudad pequeña, e incluso dar el salto a grandes ciudades.
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