Martes, 07 de Mayo de 2024
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La economía del Mundial de Fútbol

La economía del Mundial de Fútbol

Con la llegada del Mundial de Brasil, vuelven las mismas preguntas de cada cuatro años ¿Quiénes son los máximos beneficiarios de estos eventos?, ¿Qué impacto económico tendrá en el país organizador? ¿Es rentable organizar una competición mundial de esta envergadura?

Sin tener respuesta a todas las preguntas, daremos ciertos datos con los que poder hacerse una idea de lo que supone organizar un Mundial de Fútbol.

FIFA

Empezaremos por analizar los números de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), una de las más favorecidas por el mayor torneo del fútbol mundial.

Según la revista Forbes, el Mundial de Brasil reportará a la FIFA unos 4.000 millones de dólares, un 66% más de lo ganado cuatro años antes en Sudáfrica (2,4 mil millones). El aumento de ganancias es una tendencia que se repite desde Francia ‘98, al haber incrementado 11 veces los ingresos desde entonces.

Francia 1998: 365 millones$, Corea y Japón: 2,5 mil millones$, Alemania 2006: 3,2 mil millones$, Sudáfrica 2010: 2,4 mil millones$

Volviendo a Brasil, los 4.000 millones de dólares procederían de la venta de los derechos televisivos (1,7 mil millones$), de la venta de derechos de comercialización (1,35 mil millones$) y de los patrocinadores como Adidas, Sony, Visa, Emirates, Hyundai y Coca-Cola.

En cuanto a los derechos de televisión, es la productora HBS quien los comercializa desde 2002. Esta empresa ofrece distintas y caras opciones a todas las cadenas de TV del mundo que quieran televisar los partidos.

Emitir todo el campeonato (64 partidos) cuesta 119.440€, sin embargo, si además quieres que el comentarista narre el partido desde el estadio, habría que añadirle 3.700€ por partido, y si quieres ofrecer repeticiones de las jugadas en directo, tendrás que sumarle otros 35.000 euros, y si también pretendes los servicios de estadística, estos pueden alcanzar hasta los 50.000€ y así podríamos estar un rato sumándole extras.

Futbolistas

Otros de los grandes favorecidos son los jugadores, cuerpos técnicos y federaciones nacionales de fútbol, siendo los primeros los principales protagonistas del espectáculo, y por lo tanto, quienes generan mayor riqueza. Cierta polémica han levantado los 720.000€ que se llevaría cada jugador de la Selección Española en caso de ganar el Mundial, y es que esta cifra es cerca de 200.000€ superior a la de los uruguayos, los siguientes en el escalafón de mejor recompensados.

Les seguirían Argentina (510.000€), Inglaterra (430.000€), Francia (330.000), Brasil (330.000), Alemania (300.000), Italia (300.000).

Si bien es cierto que la mayoría de los combinados nacionales han aumentado ligeramente sus primas respecto al Mundial de Sudáfrica, los futbolistas españoles percibirían un 20% más por reeditar el título. Muchas son las voces que se han alzado contra esta elevada cantidad, sin embargo, hay que recordar que ni un euro saldrá de las arcas públicas, y que la Federación Española de Fútbol es de las pocas que no recibe subvenciones estatales.

Asimismo, es bueno conocer que parte de las primas de nuestros jugadores irían a parar a la Hacienda española, en concepto de impuestos. Los jugadores tributarían estas cantidades tanto en Brasil como en España. Los futbolistas sufrirían una retención del 25% en Brasil y el resto lo pagarían en España, dependiendo de la comunidad autónoma. Por ejemplo, los jugadores que tengan fijada su residencia en Madrid tendrían que pagar a Hacienda un 51.5% de la prima, que finalmente se quedaría en un 26,5%, después de restarle la retención brasileña. Por lo tanto, 19.800€ se quedarían en Brasil y 370.800€ irían a España.

Pero, si las primas no las paga el Estado, de ¿dónde sale el dinero? Las cuentas son fáciles: a mayores éxitos, mayores ingresos por publicidad, patrocinios y partidos amistosos. Tiene sentido que el equipo que ha ganado un Mundial y dos Eurocopas consecutivas sea el mejor valorado y el mejor remunerado. A estos ingresos habría que sumarle lo aportado por la FIFA, que ya de inicio, por llegar a la fase final, entrega 5,8 millones a cada selección. 6,6 será la cifra si se pasa a octavos, 14 millones por llegar a cuartos, 14,6 por pasar a semifinales, 16,13 para el tercero, 18,33 para el subcampeón y 25,6 para el campeón, según explica el diario Marca.

30 millones fue lo que ganó la Federación Española durante su estancia en Sudáfrica, si sumamos lo abonado por la FIFA y los patrocinadores oficiales como Adidas, Movistar, Cruzcampo e Iberdrola, que varía en función de la clasificación conseguida. Por lo tanto, tener un estrella sobre el escudo, es un buen negocio.

Patrocinadores

En tercer lugar hablaremos de los patrocinadores, uno de los grandes pagadores de la fiesta. Desde BBVA, patrocinadores de la Liga Profesional de Fútbol (LFP), explican que los patrocinios deportivos son muy beneficiosos para las empresas por la penetración que les da en el mercado.

BBVA entiende que las marcas se ven reforzadas al unir su nombre al de un evento, un equipo o un deportista. Además hay que valorar la presencia publicitaria, que permitirá a las marcas llegar a mucha más gente. En este sentido, el Mundial de Fútbol es el mayor escaparate del mundo, como ya comentamos al comienzo del artículo.

Por otro lado, expertos en marketing explican que este tipo de patrocinio se orienta a más conseguir un mejor posicionamiento y fidelización con los clientes, que a aumentar las ventas. ¿Cómo saber si esta inversión es rentable? Difícil de decir, ya que no existen métricas exactas que puedan medir el retorno de la inversión.

En Brasil habrá tres tipos de patrocinadores. Están las empresas “socias”, que son las que ya hemos nombrado (Adidas, Sony, Visa, Emirates, Hyundai y Coca-Cola), los patrocinadores (McDonald’s, Budweiser, Castrol, Continental, Johnson & Johnson, Seara, Yingli y Oi) y los promotores nacionales Promotores nacionales (ApexBrasil, Centauro, Garoto, Itaú, Liberty Seguros y Wiseup).

País organizador

En último lugar hablaremos del país organizador, de sus empresas y de su comercio. Según Deloitte, el impacto en la economía brasileña derivado del Mundial será de cerca de 63.000 millones de dólares, aunque no todos estén de acuerdo con estos números.

La realidad es que a día de hoy, Brasil ya se ha gastado 38.000 millones de dólares, casi cuatro veces más de lo presupuestado inicialmente.

De los doce estadios que serán sede durante el torneo, los de Brasilia, Cuiabá, Manaos y Natal, han sido reconstruidos en su totalidad y el de Recife es de construcción nueva. De estos cinco, los de Manaos, Brasilia, Natal y Cuiabá no albergarán campeonatos importantes tras el mundial.

Los “elefantes blancos”, como se les conoce a este tipo de infraestructuras infrautilizadas, son ya un problema para el anterior anfitrión, Sudáfrica, que según Patrick Bond, profesor de la escuela de Ambientes Artificilaes y Estudios para el Desarrollo de la Universidad de KwaZulu-Natal, requieren alrededor de unos 18-24 millones de dólares para el mantenimiento.

En este sentido, la presidenta brasileña, Dilma Rouseff, insiste en que los beneficios de la organizar este campeonato permanecerán toda la vida, y es que «la Copa del Mundo no es sólo gasto, sino que también aporta ingresos al país. Inyecta miles de millones a la economía, crea empleos y genera negocio. Los aeropuertos, metros, estadios y BRT (Autobús de Tránsito Rápido), no se irán en la maleta de los turistas. Permanecerán aquí, beneficiando a todos».

Son muchos los que opinan que organizar un evento de esta magnitud en un país que requiere de tanta obra nueva, no es un buen negocio. Incluso se habla de que ni el Mundial de Francia 98 ni el de Alemania 2006 fueron excesivamente rentables. En este sentido, los periodistas Simon Kuper y Stefan Szymanski desarrollan una interesante teoría en su libro Soccernomics, en el que exponen que la única razón que tienen los países desarrollado para organizar un evento de estas características, no es el económico, sino el de mejorar el nivel de vida de su población.

En aquellos países en los que la renta per capita supera los 15.000€, la felicidad no se consigue con un poco más de dinero, pero sí organizando un Mundial. Según estos autores, después de la Eurocopa de Italia 1980, la Eurocopa de Francia 1984, la Eurocopa de Alemania 1988, el Mundial de Italia 1990, la Eurocopa de Inglaterra 1996 el Mundial de Francia 1998 y la Eurocopa de Holanda-Bélgica 2000, en todos los casos, salvo en el de Inglaterra, la sensación de bienestar aumentó inmediatamente, algo que en opinión de Kuper y Szymanski no se hubiera conseguido con más inversión pública.

Una vez analizados todos los factores, tendremos que esperar a que pase el tiempo para poder valorar la idoneidad de haber organizado el Mundial de Fútbol en Brasil.

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