¿Está la banca desorientada tecnológicamente?
Actualmente la mitad de las entidades financieras importantes a nivel internacional han admitido que no están preparadas todavía para entender los riesgos de la implantación de la tecnología más avanzada como la inteligencia artificial en su negocio. La banca tiene miedo a la implantación tecnológica ya que sabe que tendrá que reducir sus estructuras y por tanto, sus plantillas. Existe el riesgo de no moverse, pero también de querer ir muy rápido, ya que sería llegar el primero, quizás, a ninguna parte.
Un despacho de abogados internacional llamado Baker & McKenzie, ha colaborado estrechamente con Euromoney Thought Leadership para analizar cómo se adapta la banca mundial a la tecnología mediante la inteligencia artificial y los diversos sistemas de aprendizaje automático.
Se puede concluir que el sector está caminando, pero realmente sin un rumbo definido. Se desconoce la ruta, ya que el éxito depende de una serie de factores que no están bajo el control del banco. La influencia de lo que hace la competencia, cómo se comportan las empresas tecnológicas (Google, Apple, Facebook, Etc) y la adaptación del público a los avances digitales es importante.
El sector de las finanzas ha sido de los que han rechazado en multitud de ocasiones la colaboración y ha sido siempre de competir. Solo podemos decir que la colaboración ha triunfado en los medios de pago como las tarjetas, donde la banca española se encuentra entre la vanguardia europea.
Esta manera de actuar ha supuesto mucho gasto de dinero en tecnología, aunque ahora el reto económico y de desarrollo digital es de tal calibre que no van a poder seguir este camino solo. Cooperar en el plano tecnológico es un paso imposible de evitar.
El mundo financiero está viendo como cada vez están más presentes los competidores de otros sectores en la banca. Es cierto que los bancos tienen la exclusiva a la hora de captar depósitos, pero las demás funciones las pueden realizar las empresas tecnológicas.
El consumidor cada vez tiene más exigencias y pide otras formas de relacionarse, por lo que la banca no se puede quedar inmóvil. A pesar de esto, para un banco, ciertamente, es arriesgado centrarse en una transformación radical.
Un tema que está en el aire y que parece inexorable es la desaparición en gran medida de las oficinas. Desde el sector se cree que estas se reducirán en un gran porcentaje, bajando su utilidad cuando las generaciones que ahora tienen más de 60 años desaparezcan. Es todo un reto el acierto el ritmo de la transformación tecnológico.
Siendo más positivos, el sector bancario cree que la inteligencia artificial ayudará a una mejor gestión de los riesgos, mediante unas evaluaciones más exhaustivas de los riesgos. El futuro está por venir, pero sigue siendo incierto.
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