Converse, algo más que una marca
La marca Converse nació en Malden (Massachussets) en 1908, gracias al empresario Marquis Mills Converse. Se dedicaban a fabricar calzado con suelo de goma y en 1915 comenzaron a crear calzado deportivo, en concreto para la práctica del tenis. En 1917 entran de lleno en el baloncesto con un modelo que se llamaba “All Star”.
1921 fue un año importante para la marca, ya que entra en juego (nunca mejor dicho), Chuck Taylor, un jugador de baloncesto que usaba las All Star de Converse para jugar. Cuando acabó sus estudios el jugador se presentó en una de las sedes de la marca en Chicago buscando trabajo. El joven sorprendió por su nivel de conocimiento del producto y sus ideas nuevas sobre él.
Chuck Taylor realizó un exitoso trabajo a la hora de rediseñar la bota, donde se basaba en su propia experiencia como jugador para encontrar una mayor comodidad, de donde nació la Converse All Star tal y como podemos encontrarla ahora.
Entre las innovaciones que Taylor puso en marcha se encuentra el mítico parche circular que llevan en la parte interior de los tobillos, incluyendo en a partir de 1923 la firma de Chuck Taylor. El bueno de Chuck viajó por todo USA presentando su producto, un trabajo titánico que dio sus frutos, ya que durante varias décadas los jugadores de baloncesto americano jugaban calzándose estas zapatillas.
La fábrica solo paró en la II Guerra Mundial, donde se dedicó a fabricar calzado para el ejército. En un principio solo se podían adquirir en negro, pero para 1947 se empezaron a fabricar en blanco.
En 1966, Converse era líder en el mercado de zapatillas deportivas en Estados Unidos, contando con un porcentaje que oscilaba entre el 80 y el 89%. En aquel año por petición de los equipos se comenzaron a fabricar zapatillas en diferentes colores. Fue el año en el cual se convirtió en zapatilla oficial de la NBA.
Desgraciadamente en 1968 Chuck Taylor se jubiló y un año después falleció de un ataque al corazón, Ese año entró en el Salón de la Fama de Naismith Memorial por su gran contribución al mundo del baloncesto.
Después del fallecimiento de Taylor, el papel destacado de Converse en el mercado de la zapatería deportiva en Estados Unidos comenzó a diluirse. Marcas como Reebok o Nike con Michael Jordan se lo pusieron complicado, además las zapatillas y botas de lona dejaron paso a la piel y otros materiales de carácter sintético.
En 1980 Tree Rollins fue el último jugador profesional en usarlas, aunque la marca tuvo un último momento glorioso en 1986 con el modelo Weapon que lo usaron leyendas como Magic Johnson, Larry Bird o Julius Erving (entre muchos otros) y que gracias a su diseño se podían personalizar con los colores de los diferentes equipos de la NBA.
La marca al perder su condición de zapatilla oficial de la NBA y la consiguiente pérdida de mercado entró en bancarrota en 2001. Aunque hacía años que las All Star habían dado el salto a la calle el negocio no era viable. 2003 fue el año en que Nike compró la marca y la compañía volvió a despegar gracias a una estrategia agresiva de marketing.
En pleno siglo XXI las All Star son consideradas más una zapatilla urbana o casual que deportiva como tal. La marca no tiene presencia actualmente en la NBA y el último jugador en usar unas zapatillas de la marca en la cancha fue Udonis Haslem de los Miami Heat que se pasó a Li Ning. Algo que pocas fechas antes había hecho Dwayne Wade, el último jugador destacado que tenía el patrocinio de Converse.
Actualmente las Converse All Star son unas de las más reconocidas prendas en Occidente y se estima que se han vendido más de 750 millones de pares desde que en 1917 fueran lanzadas al mercado. Un éxito comercial que continua pese a que ya no están presentes en el baloncesto, que fue su razón de ser.
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