Alojamiento del catálogo de Airbnb

Airbnb: “Empezamos alquilando el sofá de casa y dos camas hinchables”


Airbnb es una plataforma de alquiler de apartamentos que conecta a viajeros y a propietarios particulares, eliminando a los intermediaros de la transacción. Este modelo de negocio se enmarca dentro del fenómeno de masas conocido con consumo colaborativo, que «está poniendo todo al revés”, comentó Merchiers durante la inauguración del nuevo curso VIT Emprende.


Volveremos más tarde al tema del consumo colaborativo y de la polémica que le rodea. Ahora retomaremos los inicios de Airbnb, un negocio que tan sólo hace seis años comenzó dando cobijo a tres viajeros, para en la actualidad ser la mayor plataforma de alquiler de alojamiento del mundo.


La idea original nació de Brian Chesky y Joe Gebbia, dos diseñadores con alma de emprendedor que renunciaron a sus puestos de trabajo para salir de su área de confort, que les ‘impedía’ progresar en su intención de montar su propia empresa.


Chesky y Gebbia tan siquiera tenían una idea de negocio, simplemente se soltaron las ataduras del trabajo para poder dedicarse plenamente a la búsqueda de un proyecto empresarial. Pasó el primer mes y la inspiración no llegaba. Pasó el segundo y la inspiración seguía sin aparecer. Al tercer mes, la inspiración ni estaba ni se la esperaba, pero había que pagar el alquiler del piso.


Fue en este momento de necesidad cuando finalmente apareció la idea que cambiaría la forma consumir turismo. En aquel momento de aprieto, Chesky y Gebbia fueron conscientes de que su ciudad (San Francisco) iba a acoger un importante congreso de diseño, y que todos los alojamientos estaban ya reservados, ocurriéndoseles alquilar el poco espacio que les quedaba en la casa: un sofá, y dos camas hinchables que compraron para la ocasión.


Asimismo, decidieron ofrecer también un desayuno, para hacer más agradable la estancia. Aquello fue un éxito, tanto huéspedes como anfitriones quedaron encantados con la experiencia, lo que dio pie a desarrollar y replicar este modelo de negocio.


Fue en este momento en el que nació Airbnb, nombre que proviene de airbed (cama hinchable) y de bed & breakfast (cama y desayuno). También fue el momento en el que se unió al equipo el tercer socio fundador: Nathan Blecharczyk, CTO y encargado de la parte tecnológica.



Los dos siguientes años fueron muy complicados, según explicó Merchiers, y es que los inversores no entendían la idea, dándoles siempre la espalda. Sin embargo fue también cuando lograron entrar en Y Combinator, una de las mayores aceleradoras de Estados Unidos, lo que disparó la empresa.


Asimismo, entrar en Y Combinator les dio notoriedad, lo que sirvió para que la gente de Sequoia Capital se interesara en el proyecto y decidieran invertir. También consiguieron despertar el interés del actor Ashton Kutcher, quien además es un reconocido inversor.


Más tarde, en abril de 2014 les llegaría el empujón definitivo en forma de 500 millones de dólares, aportados principalmente por TPG y Dragoneer Investment Group.


Es precisamente el apoyo de los fondos de inversión una de las claves del éxito de Airbnb, que ya operan en la mayor parte de los países del mundo, exceptuando Cuba, Corea del Norte, Siria y poco más asegura Merchiers.


En este sentido, el soporte a largo plazo de los inversores les ha ayudado mucho a crecer, ya que de esta manera se pueden probar “cosas” sin necesidad de retornar rápidamente la inversión. Y es que como dice Merchiers, “a corto plazo es complicado innovar” – Airbnb tiene firmada la permanencia de sus inversores hasta dentro de diez años -.


Siguiendo esta línea, Merchiers asegura que Airbnb se reinventa cada día, lanzando nuevos productos como el servicio de comidas. Airbnb, además de alquilar casas y cuartos, también está desarrollado un programa piloto en el que los usuarios de la plataforma también ofrecen menús, sin necesidad de tener que hospedarse.



Volviendo a la polémica de su modelo de negocio, Merchiers afirma que el consumo colaborativo “es imparable, es lo que la gente quiere”, a pesar de que en algunos lugares se esté encontrando con ciertas barreras legales, como es el caso de Cataluña, donde en verano Airbnb fuera multada por actividad ilegal.


Según Merchiers, el consumo colaborativo supone “un cambio bestial, que lo está poniendo todo al revés”, por lo que habría que cambiar el actual marco legal. Por este motivo, Merchiers aboga por el diálogo, aunque avisa de que esto “es una realidad que no va a desaparecer”.


A este respecto, el sector hotelero más tradicional aduce que este tipo de plataformas ejercen una actividad ilegal, ya que no cumplirían con todas las exigencias de la normativa actual.


Si hablamos del futuro de la empresa, éste pasa por seguir mejorando y desarrollando nuevos servicios tanto para viajeros como para propietarios, comenta Merchiers, quien en este sentido alaba la última iniciativa de Kike Sarasola, quien recientemente lanzara Be Mate, una comunidad colaborativa donde viajeros, propietarios particulares y hoteles puedan relacionarse.

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