¿Más turistas o mejores turistas? España ante el reto de la turismofobia
Nuestro país consolida su liderazgo turístico mundial, mientras crece la presión por un modelo que reduzca la turismofobia y reparta mejor los beneficios
España vuelve a batir récords de visitantes. Nuestro país recibió más de 25,6 millones de turistas internacionales de enero a abril de este año lo que representa un aumento del 7,1% en comparación con el mismo período de 2024. El gasto total de estos turistas superó los 34.000 millones de euros, un 9,3% más que el año anterior. Con estos datos, nuestro país consolida su posición como el segundo destino más visitado del mundo, por detrás de Francia.
El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) pronostica que el turismo podría aportar alrededor de 260.500 millones de euros al PIB español en 2025, lo que representaría cerca del 16% de la economía del país. Otros informes, como el de CaixaBank Research, sitúan la contribución en un 13,1% del PIB, lo que sigue siendo un aumento significativo y confirma la importancia del sector.
En cuanto al empleo, el WTTC estima que el sector turístico generará 3,2 millones de empleos este año, lo que equivale a un 14,4% del empleo total en España. Este dato subraya el papel fundamental del turismo como motor de empleo directo. A pesar de todo, el auge turístico también ha traído consigo una cara menos amable: la turismofobia.
En ciudades y pueblos que alguna vez fueron refugios de tranquilidad, la masificación ha generado tensiones entre residentes y visitantes, y ha puesto sobre la mesa un debate que hay que resolver rápidamente: ¿queremos seguir creciendo en volumen o debemos apostar por un modelo de turismo más sostenible y de calidad?
Una industria clave que enfrenta su propia saturación
«El turismo fue un motor de transformación para el país desde los años 60», recuerda Amancio López Seijas, presidente de Grupo Hotusa. La llegada de aerolíneas low cost a finales de los años noventa democratizó aún más los viajes y convirtió a España en uno de los destinos más accesibles de Europa. Pero el éxito, admite, también tiene efectos indeseados.
«La turismofobia es la respuesta a un crecimiento desordenado. Tenemos que decidir si queremos más turistas… o mejores turistas», advierte López Seijas. Su propuesta pasa por fomentar un modelo centrado en la calidad, la rentabilidad y la sostenibilidad a largo plazo. Esto implica regular el uso de viviendas turísticas —que no aportan riqueza al entorno—, reforzar el papel de los hoteles con valor añadido como los boutique o los cinco estrellas, y promover experiencias conectadas con la cultura local. En definitiva, atraer a un visitante que aporte más y desgaste menos.
La sostenibilidad también es social
José Manuel Lastra, vicepresidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), coincide en que la clave está en el equilibrio: «Debe haber una conciliación adecuada entre quienes viven en los destinos y quienes vienen a disfrutarlos temporalmente. Esa convivencia es necesaria e incuestionable. Estamos hablando de sostenibilidad social».
Desde las agencias de viajes, subraya Lastra, se puede contribuir a ordenar los flujos turísticos y evitar la saturación en determinados puntos. «Jugamos un papel importante en ese turismo ordenado que permite evitar episodios de turismofobia». Lastra recuerda que, a pesar de las tensiones que genera, no debemos perder de vista que el turismo sigue siendo «una fuente de riqueza e ingresos que hay que cuidar».
Diez destinos bajo presión
Pero más allá del debate político y sectorial, hay realidades que no se pueden ignorar. Según un estudio reciente de Holidu, portal especializado en alquiler vacacional, algunos de los destinos más emblemáticos de España están experimentando una presión turística extrema, medida por el número de turistas anuales en relación con el número de habitantes.
Sant Llorenç des Cardassar, en las Islas Baleares, encabeza la lista con 73,1 turistas por habitante. Le siguen Sallent de Gállego (51,8), Peñíscola (51,6) y Naut Aran (49,4), donde el turismo masivo ha alterado de forma evidente el equilibrio social y medioambiental. En lugares como Salou, que registra más de 1,2 millones de llegadas al año, las infraestructuras municipales se ven desbordadas durante los meses de verano.
Estos municipios, aunque aún conservan parte de su encanto, ven cómo sus calles, servicios y recursos se tensan hasta el límite durante la temporada alta. Según Holidu, la mayoría de las llegadas son protagonizadas por turistas extranjeros, aunque en destinos como Peñíscola o Albarracín predominan los visitantes nacionales.
El turismo del futuro: sostenibilidad o saturación
La saturación turística provoca el desplazamiento de residentes locales debido al aumento de los precios de la vivienda y presiona los servicios y recursos locales (como la escasez de agua y la gestión de residuos).
Igualmente, también pone en riesgo el propio atractivo del destino. Los visitantes que llegan buscando autenticidad pueden encontrar aglomeraciones, ruido y una experiencia impersonal.
Ante esta situación, tanto el sector público como el privado están buscando soluciones. Se están impulsando campañas para contrarrestar la turismofobia y se debate la necesidad de un modelo turístico más sostenible, que busque un equilibrio entre el crecimiento económico y el bienestar de los residentes. La diversificación de la oferta, la digitalización y el turismo responsable son algunas de las estrategias que se están adoptando para mitigar estos efectos negativos.
Frente a esta disyuntiva, la respuesta del sector parece unánime: ordenar, regular y planificar. «Disponemos de infraestructuras, cultura, gastronomía, seguridad… Podemos y debemos elegir el modelo turístico que queremos para el futuro», insiste Amancio López.
El reto pasa por fomentar una conciencia turística compartida: que el visitante respete el lugar que visita, que el residente entienda la importancia económica del turismo, y que las administraciones desarrollen políticas que prioricen el bienestar común sin renunciar a la riqueza que aporta este sector. Porque no se trata de renunciar al turismo, sino de redefinirlo.
Gemma JimenoLicenciada en CC de la Información por la Universidad del País Vasco, Gemma Jimeno se incorporó a ECO3 Multimedia, S.A., en 1998 como Redactora y ha participado activamente en el desarrollo de diferentes líneas de negocio. Desde hace años desempeña las funciones de Editora de los contenidos informativos, de los diferentes productos editoriales de E3 Media.






