Todavía no han transcurrido tres años desde que, a finales de 2019, el presidente francés, Emmanuele Macron, alertase de que la OTAN se encontraba «en muerte cerebral». Hoy estamos, sin embargo, ante un mundo totalmente distinto. La cumbre de la alianza que se está celebrando estos días en Madrid supone una oportunidad para la industria de defensa española: los aliados reforzarán su presencia en Europa con más de 300.000 efectivos durante los próximos años.
La industria de defensa de España es una de las principales exportadoras de armas del mundo, situándose en la 9ª posición del ranking mundial y llegando a facturar más de 6.000 millones de euros durante 2019. Los últimos años de pandemia, no obstante, también han afectado al sector. Si durante 2019 la industria se encontraba en la 6ª posición, las ventas durante 2021 cayeron un 9,1% con respecto al año anterior.
No obstante, los tambores de guerra parecen haber reavivado el interés de los europeos por la defensa. Hasta la fecha, los EE.UU., miembro principal de la alianza, se las veía y se las deseaba para que sus socios dedicasen al sector un 2% de su PIB. En el caso español, la inversión es de 166,5 millones de euros; lejos de los 370.000 millones que piden los norteamericanos. De forma similar, en el resto de la Unión Europea la media de gasto no llega al 1,3%.
Una industria de interés nacional
La industria armamentística europea se concentra en grandes grupos nacionales, detrás de los cuales se sitúan los respectivos estados. En un mercado altamente competitivo, estas conexiones industriales y tecnológicas se consideran de interés estratégico y suelen combinarse en una acción doble, tanto en el sector civil como el militar.
El sector español está compuesto por más de 350 empresas, en su mayoría pymes, que se traducen más de 23.500 empleos directos. El elevado coste de producción y la complejidad de los sistemas desarrollados, que van desde elementos de blindaje a sistemas aéreos, han llevado al sector a organizarse en torno a cuatro grandes conglomerados que integran a los demás: Airbus, Navantia, Indra y Santa Bárbara.
A estas habría que añadir compañías como Industria de Turbopropulsores (ITP), Iveco España, Cepsa, Hisdesat y Telefónica. En total, entre las empresas mencionadas se aglutina el 90% de todo el mercado de defensa español.
De estas empresas, la multinacional española Indra podría convertirse estos días en la firma principal de la industria de defensa española. De la cumbre de la OTAN en Madrid se espera que surja una nueva actualización, y probablemente aumento, del gasto en defensa; ello podría explicar las maniobras del Gobierno, presente en Indra a través del SEPI, para mantener el control sobre la firma.
Líderes en el aire y el mar
La mayor parte de las exportaciones españolas se destinan a países de la Unión Europea y miembros de la OTAN, que acumulan el 70,5%. Los destinos principales son Países Bajos, Alemania, Francia o Reino Unido. Nuestro país produce y exporta, entre otras cosas, vehículos blindados, carros de combate, morteros, fusiles de asalto, misiles, navíos o submarinos
De entre todas ellas, la aviación militar es la principal exportación de nuestro país, concentrando el 66% de las ventas totales al extranjero. Esto se explica por la presencia de las fábricas de Airbus y a la importancia de la producción de vehículos como el caza Eurofighter, que se ensamblan en Getafe. El sector aeronáutico militar emplea en nuestro país de forma directa a un total de 10.250 trabajadores.
A la aeronáutica le sigue el sector naval, que supone un 9,1% de las exportaciones. La importancia de esta industria es especialmente relevante en zonas como Galicia, Andalucía o Murcia, en donde se localiza más de la mitad de la producción de barcos miliares de nuestro país.