«O nos ayudan o vamos a cerrar«, así de tajante se muestra Alberto Echavarría, secretario general de la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer), respecto al incremento de la factura energética en la industria azulejera. En efecto, el sector cerámico español se enfrenta a un incremento de los costes energéticos «sin precedentes» que puede desembocar en trágicas consecuencias para las compañías del sector y afectar muy negativamente a la economía general.
Según datos ofrecidos por Ascer, la factura energética podría aumentar más de un 148 % este año si la tendencia continúa así. Echavarría constata, en declaraciones a este medio, que en el sector cerámico y azulejero son «muy dependientes del gas«. Este hidrocarburo arrancó en enero en el mercado organizado ibérico en una media de 27,08 €/MWh. La media del mes de septiembre se situó en torno a los 65,2 €/MWh, un más que importante incremento del 140 %.
Por otra parte, según informan, el precio de la eléctricidad ha pasado de registrar un valor de 60,17 €/MWh en enero de 2021 a los 156,14 €/MWh que registró en el último mes. En este caso el incremento se sitúa alrededor del 160 %. La asociación estima que el impacto global para el sector puede ser de un sobrecoste de más de 700 millones de euros.
Consecuencias del incremento de precios de la energía en la industria azulejera
El secretario general ha asegurado que el incremento en los precios tiene una traducción muy rápida: «Con esos precios no podemos producir«. «En el momento en el que los contratos de suministros de gas que tienen las empresas vayan venciendo y tengan que renovarlos, con los precios actuales de los mercados, no van a poder producir y no van a ser rentables«, explica.
Y añade: «Pararán la producción, no hay otra salida. Y si paran la producción habrá automáticamente una caída de las inversiones de las empresas en sus fábricas. Pero, lo más relevante es que habrá una importante pérdida de puestos de trabajos asociados a esa producción«.
¿Cuáles son las posibles soluciones?
El sector demanda con urgencia que la Administración actúe con premura para controlar el auge de los precios energéticos. También, que ponga en marcha compensaciones que minimicen la amenaza para las industrias. «Reclamamos que haya movimiento. Nos da la sensación de que tanto desde el Gobierno central como desde la Comisión Europea hay muy poca voluntad de poner medidas en el corto plazo. Si lo de lo que están hablando es de una revisión estructural a largo plazo, eso no va a ser una solución. Porque para entonces las empresas ya habrán cerrado«, sentencia.
Acciones concretas y urgentes. Esa es el principal requerimiento. Por ejemplo, la suspensión temporal de la parte regular de las tarifas de la factura, tanto de la eléctrica como la del gas, para lograr «un precio más competitivo en la factura«. O algunas más complejas como la suspensión temporal del comercio de derechos de emisión.
En palabras de Echavarría, los estados miembros deberían «requerirlo a la Comisión Europea y que esta, en un contexto de crisis como el actual, lo elimine o lo paralice«. Y argumenta: «Nosotros somo unos grandísimos pagadores de CO2. El precio sigue aumentando pasando de 33,69 euros a principios de año a 61 euros de media durante el mes de septiembre. Lo que puede suponer un incremento para el total del sector de más de 32 millones de euros en 2021«. Una «locura» que, si se paraliza temporalmente, daría «un respiro al sector y el golpe del gas no sería tan fuerte«.
Por último, el secretario general sugiere acciones diplomáticas con países como Argelia, principal suministrador de gas para que «garantice el suministro y el caudal«. Y que haya mas oferta, «por lo menos a nivel doméstico, ya que parte del precio bajaría«.
La paradoja de la industria azulejera
La subida imparable de la factura energética y de las materias primas obliga a las empresas a analizar su política de precios y a trasladar al mercado estos incrementos. La asociación recuerda que si los mercados no pueden asumir esta subida buscarán alternativas a la industria española.
«Vendemos el 75 % fuera de España y, de estas ventas, entre el 35-40 % fuera de la Unión Europea. Muchas veces en países donde nuestros competidores locales son productores de hidrocarburo, de gas o de petróleo. Con lo cual sus procesos de producción están muchísimo menos afectados por esta subida de gas. Tenemos que ser competitivos con esos mercados si trasladamos estas subidas de precio«, comenta.
Por tanto, no todos los mercados podrán asumir la subida de precios y desviarán su demanda a otros países. Afectando en gran medida a la cuota de mercado de la industria española. «La transferencia de los costes a los precios en los mercados es infinitamente más lenta que la de los costes energéticos a las empresas. Esa traslación de costes a precios nosotros no la podemos hacer. Revisamos tarifas una vez al año, como mucho, y el cliente lo recibe de mayor o menor grado. Si tuviéramos que trasladar a precios los incrementos de coste tendríamos que cambiar los precios cada día. Eso es imposible, no tiene ningún sentido«, dice.
Alberto Echavarría admite que la situación actual es «toda una paradoja«. Tras recuperarse de los peores meses de la pandemia, la demanda está más creciente que nunca: «Se esta vendiendo muchísimo, vamos a acabar el año probablemente con las mejores cifras de ventas y de exportaciones en muchos años. Pero, con unos resultados de beneficios rojos, nulos o, incluso, con pérdidas«.