La crisis sanitaria del coronavirus COVID-19 y las medidas adoptadas para frenar su expansión están teniendo un fuerte impacto negativo sobre la economía. La eurozona se encamina hacia una recesión y las autoridades europeas se debaten sobre qué medidas adoptar para paliar los efectos de la crisis. Hasta el momento han sido las naciones las que han dado un paso adelante con importantes medidas fiscales para evitar el shock sobre las empresas y el empleo. Analiza la situación actual, Joaquín Maudos, director adjunto de Investigación del Ivie y catedrático de economía de la Universitat de València.
-¿Cómo valora la respuesta que hasta el momento ha dado Europa a los problemas económicos que derivan de la crisis del coronavirus?
-En el caso del Eurogrupo, la respuesta ha sido decepcionante porque deja en manos de los Gobiernos nacionales los planes para paliar los brutales efectos económicos de la crisis del coronavirus.
En el caso del BCE la cosa cambia por completo, porque a las primera medidas que ya fueron muy importantes aportando liquidez a los bancos y comprando activos en los mercados, se ha sumado una segunda con 750.000 millones de compra de deuda para evitar que suban las primeras de riesgo y que haya fragmentación en la eurozona.
-Algo que siempre ha reclamado es la necesidad de avanzar hacia una mayor unión fiscal, medidas que servirían para paliar los efectos de esta crisis, ¿ha defraudado el Eurogrupo en este sentido? ¿Qué medidas se deberían adoptar?
-Totalmente. Una crisis global exige coordinación y mutualización de riesgos. Lo vivimos en la pasada crisis de la deuda soberana, en la que en una situación en la que el euro estuvo a punto de la ruptura, hubo un comunicado conjunto de los Presidentes de las instituciones de la UE (Comisión, Parlamento, BCE) apoyando el euro. El BCE anunció el “lo que haga falta” y la Comisión Europea anunció el proyecto de la unión bancaria.
En esta ocasión, en la que la situación es igual de preocupante viendo las consecuencias económicas y las primas de riesgo diferenciales por países en la eurozona, debería producirse un comunicado parecido. El problema de fondo es que no somos una unión. No tenemos una unión bancaria completa, ni del mercado de capitales, ni un activo libre de riesgo (eurobono), ni un tesoro con un presupuesto de cierta potencia, ni tenemos un fondo común para luchar contra el desempleo, etc.
-¿Está siendo Europa tímida a la hora de tomar cartas en el asunto?
-Hacen falta acciones coordinadas y medidas que supongan compartir riesgos. Los países que están en mejor posición (Alemania, sin dudas, por sus finanzas públicas) deberían ayudar al resto. Pero en los debates de los últimos días, no está claro que apoye el eurobono.
No olvidemos que cuando en 2012 los PIGS tuvimos problemas, el euro en su conjunto se vio en peligro, por lo que es necesario evitar eso compartiendo riesgos. Hay que evitar el riesgo de fragmentación. Es la ocasión para que actúe el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) de forma que financie la luchar contra la crisis del coronavirus.
-¿Se encamina la UE a una recesión? ¿Tomaría en ese supuesto Alemania el papel de locomotora de la economía europea?
-Claro que se encamina a la recesión, viendo que el coronavirus se extiende a gran velocidad y en muchos países. La preocupación es muy alta viendo la magnitud de los paquetes económicos de Alemania, Francia, Italia y España, que superan el 10% del PIB y en algún caso se acerca al 20% del PIB.
Ojalá Alemania haga de locomotora por su tamaño y por la salud de sus finanzas públicas. Pero hay que tener en cuenta que también es muy sensible a esta crisis, porque tiene un elevado volumen de exportaciones (que se resienten por la caída de la demanda externa) y porque también el cierre de mercados rompe sus cadenas globales de producción.
-¿Es el escenario al que nos enfrentamos peor que el vivido en 2008?
-Dependerá de la velocidad de propagación de la epidemia y del tiempo que haga falta para contenerla. Pero si ese tiempo dura más de dos meses, la caída del PIB va a ser muy grande, e incluso superior a la crisis financiera de 2008. El consuelo es que la recuperación debería ser muy rápida.
Pero si la crisis de liquidez inicial se transforma en una de solvencia, que afecta no solo a la de las empresas sino que contamina al sistema financiero (y el mercado parece que algo de esto descuenta viendo la caída de las cotizaciones de la banca europea del 50%, y también caídas muy intensas en la deuda bancaria anticrisis, que supone que los tenedores de esa deuda pueden sufrir pérdidas), en ese caso la recuperación será mucho más tardía.
-España va a movilizar 200.000 millones de euros para hacer frente a la crisis, un 16 % del PIB. ¿Es suficiente?
-La cifra es elevada e incluso superior en porcentaje del PIB a otros países (como Francia). Pero una parte importante de los 200.000 millones corresponde al sector privado (no sé exactamente en por qué no se han dado detalles) y de la parte pública, 100.000 millones son avales y no gasto directo en la economía. No sé qué parte de esos avales se utilizará y eso dependerá del porcentaje de pérdidas que garantice el Estado.
-Pedro Sánchez ha insistido en que se trata de una crisis temporal ligada a la crisis sanitaria y se espera un remonte rápido de la economía. ¿Tendremos esa esperada curva en V? ¿Acabaremos con un PIB negativo?
-Si la curva con la evolución del número de afectados por el virus se aplana pronto (ahora mismo está creciendo exponencialmente), en ese caso la recuperación sí podría ser rápida en forma de V. Pero si eso no ocurre, en el mejor de los casos será en forma de U, es decir, con un valle de unos meses de paralización de la actividad económica.
La incertidumbre es muy grande y los escenarios muy diversos. Pero me temo que es muy probable que el PIB anual caiga. Basta que en un solo mes el PIB caiga a la mitad (ahora mismo ya hay empresas paradas, sectores muy afectados, autónomos sin actividad, etc.) para que el PIB anual caiga un 4%. Y si eso ocurriera dos meses, la caída del PIB sería el doble, el 8%.
-Critican varias voces empresariales que nos encontramos ante medidas más sociales que económicas, que no estimularán el empleo y la inversión, lo que llevará a un problema en el medio plazo. ¿Comparte esta visión?
-No del todo, porque es muy fácil criticar, pero la situación que tenemos delante es de extrema gravedad y no es fácil tomar decisiones. El último paquete económico del Gobierno es parecido al de Alemania, Francia o Italia, porque también ellos tienen un grueso importante de garantías públicas, que no es gasto directo.
También está por concretar los 83.000 millones de euros que según el anuncio del Presidente del Gobierno corresponde al sector privado. Y también falta concretar como decía las condiciones de los 100.000 millones de avales públicos, porque según las condiciones, se utilizarán más o menos.
-Por otro lado, se cuestiona el impacto que tendrán estas medidas sobre la Administración Pública. ¿Puede asumir España este aumento del endeudamiento? ¿Responderán los mercados financiando este endeudamiento? ¿Podemos vernos ante una nueva crisis de la deuda?
-No lo cuestiono para nada porque no es el momento de la austeridad sino todo lo contrario. Nadie defiende ahora la austeridad a diferencia que en la anterior crisis financiera. Si el PIB se hunde por no aumentar el gasto público, también por esa vía aumenta la ratio deuda/PIB aunque no aumente la deuda.
Ahora la prioridad es el corto plazo que es que la economía no se hunda. Ya nos preocuparemos luego de la reconstrucción y de ver cómo financiamos esa deuda. Peor lo tiene Italia que parte de un nivel de endeudamiento superior al 130%, frente al casi 100% de España. Lo preocupante ahora es que aumente mucho la prima de riesgo y que por tanto el endeudamiento nos salga mucho más caro.
Por eso la prioridad insisto es evitar la caída de la actividad económica, y ahora es la hora más que nunca de la política fiscal, de garantizar la liquidez de las empresas para que ese problema no se transforme en otro más grave de solvencia.
-A nivel global, ¿cómo va a afectar la crisis experimentada por China?
-China ya representa el 17% del PIB mundial, por lo que lo que le ocurre tiene una gran influencia en el resto del mundo. China ya ha pasado lo peor de la epidemia, pero ahora debe recomponer su economía. Y dado que una parte importante de su producción la exporta, no puede poner a toda máquina su economía porque acumularían stocks que no tienen salida si otras economías a las que exporta se han parado.
-Ya por último, ¿en qué posición se encuentra la Comunitat Valenciana dentro de esta crisis? ¿Qué puede hacer el ejecutivo valenciano?
-El ejecutivo valenciano también está haciendo “lo que haga falta” en la medida de sus posibilidades, que no son fáciles, porque como todo el mundo sabe tenemos un problema de déficit y de endeudamiento como consecuencia principalmente del injusto modelo de financiación durante tantos años. Desde el minuto cero ha aprobado medidas, como la financiación que aporta el IVF con préstamos participativos a las empresas.
En la Comunitat Valenciana pesan mucho algunos de los sectores más afectados por la crisis como la hostelería, el comercio, el automóvil, algunas ramas de la manufactura, etc. Pero en general nuestra composición de la producción es parecida a la media nacional, por lo que el impacto de la crisis puede ser muy parecido.