Viernes, 19 de Abril de 2024
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La empatía, el propósito empresarial para el 2020

Pablo Esteve, Director de Estrategia y Creatividad en CultBrand

Adiós 2019. Hola 2020. Es evidente que al inicio del próximo ejercicio anual las organizaciones y empresas proceden a un exhaustivo examen del ejercicio anterior. El balance supone una evaluación sobre los resultados en base a los objetivos, retos, análisis de la eficacia, productividad, calidad del trabajo, etc. y de este modo obtener datos que permita la toma de decisiones de un modo objetivo. Tan necesaria tarea requiere además de un esfuerzo de observación por parte de la organización hacia el mercado donde su actividad se desarrolla y trabajar hacia un modelo más humano. Algunos probablemente cuestionan dicha reflexión.

¿Dónde está el beneficio y crecimiento empresarial cuando hablamos de humanizar las empresas?

Cierto es que pensar en la estabilidad y viabilidad de un negocio, el producto o la comercialización de un servicio debe ser rentable, por ello hay que optimizar los recursos e implementar mejoras, pero además dichas decisiones debemos reconocer que se convierten en estrategias a futuro y deben compartir una nueva variable imprescindible que permita además de beneficiar a la empresa aportar valor en el mercado, es más, aportar valor a las personas.

Las razones son más que evidentes si analizamos las principales preocupaciones de la sociedad en el pasado año 2019. Esto sucede por el paso de una digitalización donde el flujo de la comunicación es transferida desde cualquier lugar del mundo y es entonces cuando fuentes como la OMS transfieren preocupaciones de carácter global y que impactan localmente. Dichas afirmaciones indican que nueve de cada diez personas respiran aire contaminado todos los días, por otro lado somos espectadores de un problema de desigualdad en calidad de vida, más de 1.600 millones de personas (el 22 % de la población mundial) viven en lugares donde las crisis prolongadas (debido a una combinación de problemas como sequías, el hambre, los conflictos y el desplazamiento de población) y la debilidad de los servicios de salud. También es cierto que el cambio climático es una evidencia que además está en continua aceleración más allá de los pronósticos.

Estos datos a priori pueden parecer más ajenos al mundo de la economía, pero las evidencias de las movilizaciones “populares” reivindicando una mejora en términos de calidad de vida deberían ser transferidos al mundo de la empresa. No importa el volumen, localización o cultura. Estas preocupaciones son globales y aunque personalmente siempre he pensado que los “lobbies” tienen el poder y que probablemente los datos públicos pueden estar sesgados, hay que reconocer que son una realidad.

Cuando observamos el contexto social es cuando entendemos que la tendencia empresarial debe estar sujeta a un compromiso y responsabilidad con el entorno. Para ello debemos entender que una tendencia no es una moda. Para reflexionar dicha sugerencia es fundamental afrontar la realidad con datos y evitar conclusiones de movimientos sociales en ocasiones fruto de una manipulación de los mensajes convirtiéndose en contenidos efímeros en lugar de ser reconocidos como problemas.

La realidad es una y hay que trabajar con datos y no apariencias. El consumo responsable y la toma de acciones relacionadas con el medioambiente en España lo respaldan los mayores de 50 años según el informe Kantar en contra de lo que podría pensarse (los jóvenes). En parte tiene sentido, el altavoz debe forjarse en quien representa el futuro pero la realidad es otra. La realidad de estos indicadores son el resultado de algo bastante lógico cuando ser healthy, responsable con el medio, comprar un coche eléctrico o implementar medidas en los hábitos de vida para un consumo responsable es caro, un 30% más que el estilo de vida “normal”.


El consumo responsable y la toma de acciones relacionadas con el medioambiente en España lo respaldan los mayores de 50 años según el informe Kantar

Tan ciertos son los tímidos datos del consumidor “eco” como la oferta del mercado. Sin embargo la tendencia será al alza, el nuevo consumidor toma conciencia de ello y toma el poder. Hoy la voluntad del consumidor es una realidad pero la compra racional es el dato. Por ello la empresa debe tomar decisiones en la medida que le sea posible, pero no olvidar que el consumidor cada vez es más exigente y no se compromete con las marcas si estas no responden a una coexistencia en la sociedad de un modo más responsable y todavía más importante, ser sincera.

La empresa tiene la oportunidad de revisar cuál es el propósito o propuesta de valor teniendo en cuenta la nueva realidad para evolucionar con la sociedad. Está claro que toda organización tiene una misión y visión definida, sin embargo el reto es además, ser capaces de transferir dichos mandatorios a la marca, uno de los activos de empresa intangibles con más poder en el mercado. Cierto es que existe un Big Data, herramientas y plataformas digitales que nos permiten analizar el comportamiento del mercado y el consumidor, así que para este año no hay excusa. Tan importante son las ventas de hoy como la imagen que proyectas en el mercado a futuro. Eso si, escucha, habla y  empatiza, los tiempos han cambiado. ¿Tu marca lo ha hecho?

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