Á. Castillo (Mercacine): «En la Comunitat no sabemos dar visibilidad a nuestro cine»
La pasada semana, Mercacine anunció la apertura de su oficina en València, anunciándose como «la primera agencia de comunicación y marketing dedicada en exclusiva al sector del cine» de la Comunitat Valenciana y, además, que «nace con el espíritu de difundir la cultura cinematográfica poniendo el acento en el factor social del séptimo arte». Como no sabíamos exactamente qué es una agencia de cine ni de a qué se referían con su «factor social», hablamos con su director, el licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales Ángel Castillo.
-Mercacine se define como una «agencia de cine», no una productora. ¿Cuál es la diferencia?
-Una productora es una empresa fundamentada en la creación audiovisual. Nosotros somos los que ayudan a darle visibilidad. En la Comunitat tenemos el problema de que la industria no acaba de arrancar como la madrileña, o aún más la catalana, porque aquí está muy atomizada. Hay muchos pequeños productores que hacen pequeñas o incluso medianas producciones que están muy bien, que incluso reciben premios, pero tenemos un hándicap en la parte de la visibilidad. No sabemos darle bombo a las producciones. Eso ocurre porque en Madrid o en Barcelona hay más de una veintena de agencias que se dedican específicamente a este trabajo. Aquí no había ninguna.
Nosotros conocemos este sector muy bien porque llevamos en él 20 años. De hecho, este año es el 20º aniversario de La Butaca, uno de los primeros medios digitales dedicados al cine en español de todo el mundo, que creamos nosotros. Cuando decíamos que íbamos a dedicar un portal de Internet sobre cine, ante todas las publicaciones en papel que había, la gente se extrañaba y no sabía para qué servía. No se veían todavía las aplicaciones prácticas de Internet y hoy La Butaca es uno de los portales de cine en español más vistos del mundo.
– Otra cuestión que anunciáis es que Mercacine quiere “poner el acento en el factor social del séptimo arte”. ¿Esto cómo se traduce?
-¿Qué ocurre para que los cines estén perdiendo tantísima gente? Además, los videoclubs han terminado cerrando prácticamente todos. A los que nos gusta mucho el cine, hemos dejado de encontrar ese punto de encuentro con otras personas a las que también les gusta. Los tiempos han cambiado. Se va al cine, se ve una película, y luego se va a casa. Y esa misma experiencia cada vez más se tiene sin salir de casa, con las plataformas.
-Hasta el punto de que El irlandés de Scorsese ha sido para Netflix y sólo ha estado una semana en cartel.
-Fíjate hasta dónde hemos llegado, que un tótem como Scorsese ha terminado, no diré que claudicando porque tiene connotaciones negativas, pero sí absorbido por las nuevas formas de comunicar el cine. A mí me parece perfecto. Al igual que las redes sociales, que no son malas, al contrario. Pero no deberían ser un sustituto de las relaciones personales.
-Eso es un peligro del que se alerta mucho.
-Con el cine ocurre lo mismo. Las plataformas digitales facilitan el acceso a muchas películas que de otra forma legal sería imposible verlas. Pero eso no debería sustituir la experiencia social de ir al cine. E intentamos hacer que luego las personas no se vayan directamente a sus casas. Una de las cosas más bonitas es comentar la película después. Verla a solas en casa es una experiencia que está remotamente lejos de la de verla en grupo en pantalla grande y luego irte a una cafetería o, sencillamente, juntarte en la puerta, a comentarla.
-Lo que comentas suena casi romántico. El futuro de las salas está muy en el aire, y las personas pueden quedar en una casa a ver una peli de Netflix. ¿Qué podéis hacer para combatir la pervivencia de la costumbre de ir al cine?
-Esa es una línea de trabajo que estamos desarrollando, y que está funcionando muy poco a poco, pero a la que le vemos muchísimo potencial y, además, nos lo estamos pasando muy bien haciéndola. Organizamos encuentros de gente que quiera ir a ver una película. A muchos nos ha ocurrido que queríamos ver una película pero no encontrábamos gente con quien verla. Aparte de eso, también vivimos en ciudades cada vez más masificadas, tenemos más posibilidades tecnológicas para conectarnos, pero existe la sensación de que la gente está cada vez más aislada. Es como si estuviéramos creando ciudades y sociedades de aglomeración de gentes que cada vez tienen menos interconexión de verdad.
-Pero el cinéfilo solitario ha existido siempre, sin ir más lejos yo he disfrutado mucho de ver pelis en la salas en soledad.
-Y yo, lo hemos hecho todos los que nos dedicamos profesionalmente al cine o por afición. Nos hemos hecho cinéfilos viendo películas nosotros solos. Pero es complementario. Me interesa el factor de cohesión del cine. Social e industrial, también. Podemos tener un estupendo productor, director o distribuidora, pero como no haya gente que se reúna para hacer networking y fomentar un tejido industrial, nunca llegaremos a ser una verdadera industria.
Nuestro servicio social son los meetups, un concepto que está muy de moda en EE.UU., y lo estamos intentado implementar en España. Se trata de hacer encuentros para que la gente vaya a un evento. Pueden ser para ir de excursión, a un restaurante…Nosotros los hacemos para cine. Hace poco hicimos uno sobre la película japonesa El cocinero de los últimos deseos, era una película rara que pocos querían ver. Podían haber ido solos, pero la motivación de ir en grupo hizo que juntásemos a 25 personas que vinieron con nosotros a los Babel. Después fuimos todo el grupo a cenar en un restaurante japonés y con eso logramos que la experiencia fuera mucho mejor.
-Es decir, amplificáis la experiencia de la película. Desde luego, me suena muy nuevo en España.
-A nivel profesional, sí. Hicimos una investigación de mercado y no encontramos ninguna empresa que las hiciera. Pensamos por qué no innovar, ya que teníamos experiencia al hacer el portal La Butaca. Es verdad que cuesta al principio. Cuando intentas reunir grupos tienes que explicar el «abc». Pero es algo que crecerá con el tiempo, al igual que crecieron los lectores de La Butaca.
-¿Cuál es ese “abc” de los meetups de Mercacine?
-Utilizamos las plataformas digitales, como las redes sociales, para unir, romper el hielo. Ahí comunicamos nuestra agenda de encuentros. Y así, se sale de las redes sociales para encontrase en persona. Creo que esa es la mejor forma de utilizarlas, para que ayuden a dar un paso más y conocerse compartiendo aficiones. Socializar, que es lo que hace falta. A ti te pasará, que conocerás gente que dice “este fin de semana he visto dos series”…
-Uff…Sí, bueno…
-Eso es pasarse todo el fin de semana en casa.
-Además de esto, ¿qué servicios ofrecéis para empresas? ¿Cuál es el perfil de cliente idóneo para Mercacine?
-Trabajamos principalmente para la industria. Productoras, distribuidoras, festivales de cine…Para todos los agentes que se dedican profesionalmente. Como cualquier agencia de comunicación y marketing, hacemos notas de prensa, gestión de entrevistas, reportajes, etc. Pero además de eso, que es lo que se ha hecho toda la vida, añadimos dos pilares. Uno, que somos propietarios de un portal de cine de gran audiencia. Y dos, que no solamente nos quedamos en nuestro despacho delante del ordenador, sino que salimos a la calle y hacemos trabajo de campo, convocamos a gente y la llevamos al cine. Eso no lo hace nadie en España.
En definitiva, los pilares en los que se basa este proyecto son: ¿Por qué en Madrid y en Barcelona hay agencias que se dedican a esto y en València ninguna hasta ahora? Creíamos que hacía falta, y ya nos conocemos las entretelas del mundo del cine. Y realmente creemos que es una pena que la gente esté dejando de ir a los cines, no sólo por el tema económico, sino también por el social. El cine también sirve para cohesionar socialmente. La sociedad está envejeciendo, cada vez hay gente más mayor, y muchos de ellos están solos. Hacen falta agencias que se dediquen a cohesionar y hacer actividades para la gente salga de su casa, deje lo virtual y lo acerque a lo personal.
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